Parece ser verdad que el anarquismo está en una tendencia
ascendente en estos tiempos. Incluso podemos ver cómo, además de los
anarquismos más clásicos, también surgen otros neoanarquismos y postanarquismos.
Es más, si somos capaces de analizar mínimamente todas las luchas y movimientos
sociales de los últimos años, parece que todas tienen en común, a grandes
rasgos, Internet y una sensibilidad libertaria.
Como es de
esperar, al temer que las ideas libertarias tomen fuerza, hay quien tiene la necesidad
urgente de atacar dichas ideas. Primero ha sido la policía, con todos esos
supuestos casos de (intentos de) terrorismo. Ya vimos el supuesto material
peligroso que incautaron los mossos. El primer caso de atacarnos, desde
arriba. Pero, recientemente, he leído un comunicado
publicado en la web tintaroja.es, de las Campañas de Juventud Comunista, que
demuestra otro ataque al anarquismo desde la derecha.
Para empezar, es curiosa la calificación de
“oportunista”, ya que el anarquismo no tiene un guía, un gurú, un Mesías o un
salvador al que calificar como tal. El oportunismo es una característica
individual, como por ejemplo se le puede atribuir a Lenin cuando escribió El Estado y la revolución, haciendo
simpatías por todas partes, incluyendo al anarquismo, con tal de llegar al
poder y hacerse el dueño del proletariado –a costa también de las posteriores
masacres–.
Los viejos conservadores y liberales, solían decir
algo así como que con los marxistas se podía discutir, porque iban leídos.
Bueno, pues al parecer, el responsable de este comunicado y los que lo apoyan,
han roto, para mal, con esa tradición marxista de leer. Es curioso como pone en
primer lugar el autodenominado “socialismo científico” y cronológicamente
después el anarquismo, además como una corriente idealista. Si hacemos un
análisis clásico del socialismo, Proudhon habló de anarquismo ocho años antes
de que Marx y Engels publicaran el Manifiesto
del Partido Comunista. Y si somos un poco más abiertos, ya hay quien habla
de Jean Meslier como anarquista sistemático entre los siglos XVII-XVIII.
Resulta, por otra parte, que… ¡oh, el anarquismo es
pequeñoburgués! El texto coincide con las criticas marxistas del siglo XIX, no
aporta nada; ni por novedad, ni por contenido. Ahí estaba Marx, no el pequeño,
sino el gran burgués de la Internacional, que se la quiso apropiar y fueron los
anarquistas los que dijeron que de eso nada. ¿Por qué iba a ser alguien
propietario de los trabajadores? Claro, que el pequeñoburgués era Bakunin,
quien luchó en las barricadas en Dresde haciendo honor a su discurso.
Se habla del poco peso que tuvo el anarquismo en la
clase obrera. Seguramente, no han leído la historia de lo que hoy es el Reino
de España. El impacto que ha tenido el anarquismo en la clase obrera del siglo
XX, no lo ha tenido ninguna otra. Por lo tanto, ya no vale el argumento de
higienismo social de Marx de que es la pequeñaburguesía, o el campesinado, o el
lumpenproletariado. Si de algo valió Bakunin, fue por su visión compleja de las
sociedades… Por eso en España se le conoció y tuvo influencia antes y mucho más
que su contemporáneo Marx. Negar o eludir esto es simplemente desconocimiento
histórico y teórico*.
Estoy algo cansado de que los marxistas más dogmáticos
utilicen una y otra vez el concepto de ciencia, cuando ha sido ya refutado mil
y una veces. En marxismo no tiene nada de científico, no es una ciencia. Es
más, su uso de la palabra corresponde más bien al de la secta de la Cienciología.
Este uso del marxismo hace que sea considerado como pseudociencia, algo que,
tanto Karl Popper en su tiempo como Mario Bunge en el nuestro han argumentado
con una tremenda claridad. Una característica fundamental de la ciencia es que
no es estática y, entre otros factores, los cambios de paradigma y la
falsabilidad como actitud cuentan mucho. De esto, claro, ni un solo atisbo en
el marxismo. ¿Cómo será una ciencia algo que no participa de sus
características? Es más, siendo tan contrarias a la ciencia, incluso con sus
libros sagrados –El Capital– ¿no
sería, más bien, una religión? Si el marxismo es una ciencia, ¿cómo es posible
que no haya nada que discutir? ¿Cómo es que hay ya una verdad revelada?
Esta hipótesis, aunque dura y provocadora, entre
otras, me permite comprender los ataques inquisitoriales constantes de los
marxistas a los libertarios. Así, podemos ver el ansia de control de Marx en la
Internacional, el ansia de poder y dominación absolutista de Lenin y Stalin –y
demás líderes supremos–, y así vemos el ansia y preocupación de este tipo de
comunistas por conservar ese poder simbólico, cultural, que han mantenido por
el momento. Eso les convierte directamente, a todos, en conservadores, en reaccionarios.
Hemos resistido
durante siglos, sea ante la policía del Estado, sea la policía de esa “izquierda”
con complejo de dominatrix. Y ahora,
cuando las ideas anarquistas, libertarias, comienzan a hacerse oír, en todas
sus variantes, vuelven a la carga los viejos fantasmas. Pero nosotros no
creemos en médiums…
Stuart Mill decía que había que permitir que todo el
mundo hablase, no intervenir, ya que el tiempo pondría cada cosa en su lugar.
Bueno, pues, que hablen y escriban todo lo que quieran: la sociología actual
nos permite decir que las ideas y las prácticas libertarias están en auge y
actualizándose y adaptándose a las nuevas realidades. Negadlo y atacadnos,
igual que la Iglesia hizo con Galileo.
Salud y libertad.
*No entro a rebatir las oraciones sobre la teoría del anarquismo, porque
lo que no es falso, es una malinterpretación. Ocuparía un grueso espacio y no
me gusta perder mucho tiempo. Invito tanto al autor del artículo como a los que
lo suscriban a leer sobre anarquismo, libros de historia, autores teóricos
etc., ya que ahí, si no se lee con prejuicios –difícil tarea–, podrán ver la
falsedad de los argumentos planteados.
(Texto enviado al email en respuesta al texto "El oportunismo anarquista" de Jorge Orts)
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