Un día como hoy, 30 de mayo pero de 1814, nacía Majaíl Bakunin,
anarquista defensor de la doctrina «anarcosindicalista» en el movimiento
emancipatorio internacional de la clase trabajadora. Es considerado el
máximo exponente del anarquismo moderno. Conformó un antiteísmo
profundamente social, marcando un antes y un después en la historia del
pensamiento filosófico libertario. Gracias a su labor —que lejos de
dedicarse solamente al estudio lo complementó quizás como ningún otr
o
filósofo de la época con la actividad práctica revolucionaria en el
terreno de la lucha de clases—, el anarquismo alcanzó gran notoriedad en
diferentes regiones del mundo, consolidando la tendencia «colectivista»
que más tarde evolucionó, gracias a los aportes de Kropotkin, Cafiero,
Élisée Reclus, Malatesta, entre otros, hacia el «comunismo anarquista».
Es decir, a pesar de que Mijaíl Bakunin no llegó a concretar una crítica
radical contra el régimen salarial y monetario (característica
transversal en la tendencia económica comunista anarquista), sentó
sólidas bases éticas, teóricas y prácticas, para la posterior
consolidación de la tendencia «anarcocomunista» en el movimiento
anarcosindicalista y libertario. También se destacó, entre otros
aspectos fundamentales para el pensamiento anarquista, por sus aportes
en la educación libertaria, por cuestionar la sociedad patriarcal y por
criticar con gran lucidez el carácter autoritario y reformista en Marx. A
diferencia de ciertas visiones neomarxistas que pretenden erigir a Marx
como el apóstol del proletariado revolucionario, Mijaíl Bakunin concede
a Marx, — además del álgido despotismo en la noción de dictadura del
proletariado—, las bases programáticas parlamentaristas de la
socialdemocracia. Es decir, para el anarquista ruso, el marxismo no
conforma una tendencia socialista y revolucionaria, sino, por el
contrario, reformista y políticamente liberal.
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