«Quiero seguir siendo este hombre imposible,
ya que todos los que hoy son posibles no cambiaron» Bakunin
«Ha caído la máscara odiosa, el hombre queda sin su cetro:
libre, sin coerciones,
hombre igualitario , sin clase, sin tribu, sin nación,
exento de toda casta,
culto orden. Señor de sí mismo, justo, noble, sabio...» Shelley
Lxs
anarquistas son un conjunto de personas que buscan rescatar lo esencial de cada
ser humano, que no es otra cosa que su libertad e igualdad. Es por ello que
pueden oponer a la visión de la historia presentada por los sistemas de
interpretación dominantes la espontaneidad creativa de la humanidad. Son y
serán eternos buscadores, pues reconocen que por encima de cualquier doctrina
acerca de la vida está la vida misma. No
pretenden ser creadores de sistemas
inmodificables o proyectos perfectos de sociedad, que obliguen a cada cual a
ser teórico conocedor antes que práctico que participe.
Las
y los anarquistas no temen el desorden
pues confían en la fertilidad que conlleva y la rica armonía en que desemboca,
armonía que no es sólo de la razón sino de la totalidad de la persona. Por eso
mismo, su objetivo es una sociedad abierta, un estado de mutación permanente
por la viva interacción entre el individuo y la sociedad, sin autoridad ni
gobierno.
Intentemos
ahora aclarar lo que entendemos por anarquismo, tarea pertinente cuando la
palabra ha tenido significaciones tan equívocas. Anarquismo es respetar al
individuo y su libertad, asumir el socialismo auténtico, luchar contra el
Estado y su opresión, ser crítico e irreverente; pero la inversa no
necesariamente es cierta y expliquemos por qué.
Respetamos
al individuo y su libertad, pero no todo individualista es anarquista. Pensamos
que una persona libre no puede dejar de asumir su compromiso social pues es
inherente a la condición humana vivir en comunidad. Un individuo que niegue
este compromiso o que se aproveche egoístamente de lo colectivo, es
individualista pero no es anarquista.
Por
ello es que también somos socialistas, pero no todo socialismo es anarquismo.
Ese socialismo que en nombre de lo colectivo somete, anula, sacrifica al
individuo negando su libertad, impidiendo la expresión de todas sus
capacidades, es una de las maneras en que se ha expuesto alguna interpretación
del socialismo, pero no es anarquismo.
Enfrentamos
al Estado, pero no todo el que protesta contra el Estado es anarquista. La
lucha contra el Estado es un aspecto de la lucha contra otras formas de poder
como el económico, el social, el político, el religioso, el de las costumbres y
prejuicios, y el de la educación entre otros. Nuestra lucha contra el Estado no
es coyuntural, ni contra el partido de gobierno, ni hasta lograr el poder, sino
que es un aspecto en la búsqueda de una sociedad autogestionaria, fruto de la
libertad e igualdad de sus miembros.
Somos
irreverentes contra los ídolos que nos tratan de imponer, sean políticos,
históricos, religiosos, estéticos o filosóficos. Pero no todo irreverente,
tremendista o de verbo audaz, con ropas
y actitudes de protesta, es anarquista. Nuestra actitud es la de rechazo
a toda imposición por la fuerza, sea física, del hábito, de la educación o del
chantaje moral, y por ello asumimos actitudes irreverentes. Pero la intención
es construir una sociedad mejor. Sin el aspecto constructivo, el desenfado y el
tremendismo no pasan de ser modas vacías, que no pocas veces ocultan la
pretensión de disfrutar de ese poder contra el que dicen luchar.
Entonces,
como en muchas otras cosas, ni son todxs
lxs que parecen, ni parecen todxs
lxs que son, aunque es fácil
confundirse, porque de anarquista y de locx, todxs tenemos un poco. Aunque por ahora ese poco no
sea suficiente.
SER Y
PARECER ANARQUISTA.
IX ACAMPADA
AUTOGESTIONARIA.
Piedralaves.
Agosto. 2004.
Fuente: paideiaescuelalibre
***
4 Notas sobre anarquismo,
filosofía y libertad.
Libertad
e Igualdad: fundamentos del anarquismo.
Una
de las habituales preguntas a un anarquista es: ¿A favor de qué estáis vosotres? Porque sois buenos críticos
destructivos pero lo constructivo no se os ve por ningún lado.
Sin
embargo no es el anarquismo un simple dar golpes a la piñata y su crítica ha
sido siempre clara y precisa para quien quiera entenderla y reflexione acerca
de ella, porque el anarquismo es una verdadera filosofía social y política.
Si
tratamos de caracterizar a esa filosofía social y política que es el
anarquismo, debemos comenzar por señalar como rasgo más destacado su íntima
vinculación con una determinada ética. Son los valores ético-morales los que se
elevan por encima de todo valor pragmático. Contrariamente a lo que se dice, el
anarquismo es una filosofía, quizás la única, que concibe a la sociedad como
estructurada sobre valores éticos.
De
dichos valores éticos en los que se apoya esta filosofía destacan dos
principales: la Libertad y la Igualdad. De ellos habla todo Occidente, pero no
como lo hace el anarquismo, para el cual no son valores opuestos, ni
contrarios, ni yuxtapuestos, ni siquiera complementarios, sino valores
idénticamente necesarios el uno para el otro.
No
se puede ser libre sin ser igual y no podemos ser iguales sin ser libres. No
podemos afirmar la libertad de nadie, y menos la nuestra, sin afirmar la
igualdad de todos y todas, y a su vez para que todos seamos iguales es
necesario que afirmemos la libertad de todos y todas y de cada uno.
Otros
sistemas sostienen también ambos valores pero no les asignan la importancia que
les asigna el anarquismo. El Capitalismo
afirma la Libertad pero lo hace sacrificando la Igualdad. Defiende la
libertad delx opresorx pero negando la
libertad delx oprimidx.
Los “socialismos
reales” fallan en el otro extremo. La Libertad es algo que se puede
suspender, algo derivado, algo provisional, algo que podemos dejar de lado por
tiempo indeterminado. El valor supremo
es la Igualdad y por ella se sacrifica a la Libertad, o al menos eso dicen
intentar. A la larga, la ausencia de Libertad conlleva la aparición de nuevas
desigualdades.
Para
el anarquismo, Libertad e Igualdad tienen idéntico valor, ambas son igualmente
necesarias, no es ni puede ser la una sin la otra, ninguna es sacrificable, ni
postergable, ni segunda. En caso
contrario, no hablamos de Libertad sino de explotación o no hablamos de
Igualdad sino de opresión. De esta concepción ética es que emerge esa
manifestación del anarquismo que es la oposición a todo tipo de poder permanente,
al Estado y al Gobierno.
De,
para y con la Libertad.
El
término libertad encierra numerosos equívocos que permiten que todos la usen
para los fines más variados. Así, hay libertad de expresión pero el gobierno y
los propietarios de los medios censuran los mensajes para liberarnos de la
difusión de ideas contrarias al orden reinante.
De
manera que es bueno hablar de la libertad y exponer algunos de nuestros puntos
de vista para destacar porqué no compartimos del todo la libertad de esta democracia
en que vivimos. Ante todo, es preferible no hablar de la libertad como algo
sustantivo, sino que preferimos referirnos a la cualidad de ser libre.
Preferimos preguntarnos si tú, Pedro, Alicia o yo, somos libres.
Vamos
a acercarnos al problema estableciendo algunas distinciones. Se puede ser libre
de, libre para y libre con.
-
El primer caso, libre de, es lo que se
llama libertad negativa. Significa falta de impedimento, de oposición. Por
ejemplo, no somos libres de no comer por un impedimento biológico. Pero en el
ámbito político, cualquier régimen puede decir siempre que sus ciudadanxs son
libres de algo.
Somos
libres de comprar lo que queramos, aunque el Estado también es libre de fijar
sueldos mínimos de miseria: somos libres de cambiar de empleo, aunque haya
desocupación; somos libres de estudiar, aunque no haya cupo en las
instituciones escolares; etc. También los impedimentos pueden venir de nuestro
interior a través de deseos,
prejuicios o temores. Liberarnos de
nuestros propios impedimentos es el primer paso para ser libres.
-
Sin embargo, si bien una amplia libertad de −ausencia de impedimento− es necesaria,
ella no es suficiente y debe completarse con la llamada libertad positiva, libertad
para. Libertad para
comprometernos, para fijar metas, para
completarlas, para pensar y decir lo que pensamos, para sentir y actuar. Ser
libre de elegir no es el fundamento de ser libre si cada unx de nosotrxs no elige también las alternativas.
¿Somos
libres si elegimos un presidente entre dos candidatos que nos imponen y que luego
no podemos ni juzgarlo, ni sacarlo, ni cambiarlo, ni protestar? Precisamente es
esta libertad para la que no tenemos y la que todo régimen estatal se cuida
bien de que no tengamos, aunque podamos disfrutar de mayor o menor libertad de.
Ya
Aristóteles decía que la persona es libre para determinar su vida y sus
acciones, a diferencia delx esclavx a
quien son otrxs lxs que le determinan su vida y sus acciones.
-
El tercer aspecto está muy unido a la libertad positiva ya que para hacerla
efectiva debemos ser libres con otros
humanos. Lo social es inherente a nuestra especie, es decir, sólo nos podemos
desarrollar como personas en sociedad. La libertad no es un don, un regalo,
sino algo que hay que hacer y, para lograrla, es menester ser con lxs demás y todxs
juntxs hacernos libres. Siendo egoístas podemos alcanzar la libertad
negativa (libertad de).
La
libertad para hacer algo sólo es posible con otrxs, solidaria y fraternalmente
unidxs. Ser libres es ser responsables de nosotrxs mismxs con nosotrxs mismxs
y con lxs demás.
Libertad y verdad.
A
lo largo de la historia, la persona ha pensado la verdad de diversas maneras.
Para lxs griegxs la verdad estaba en las cosas y en la
relación con las cosas la persona podía acceder a ella. En la Edad Media la
verdad era la palabra de un ser superior, revelada a las personas interpretada
por sus elegidos. En la modernidad la verdad viene dada por la persona y desde
ella se la establece. Todas las verdades rigen con igual valor, y hay más de
una. La consecuencia es que la convivencia ha de modificarse radicalmente.
Será
entonces mi verdad y la de cada uno. Pero esto no nos convierte a cada unx en
el centro del universo, justificando un egoísmo extremo. La pregunta es, ¿cómo
relacionarse sin verdad única, sin ley, sin autoridad, sin poder? Pensar en una
sociedad tal es lo que llamamos pensar en una sociedad autogestionaria. En ella
lo fundamental no es la forma en que se va a vivir sino la forma en que se va a
convivir: libres, iguales y solidarixs.
Aunque
para muchxs todo tiempo pasado fue mejor, nuestra propuesta es que avancemos a
esta nueva organización social. Y nadie dice que será fácil construirla.
Liberalismo y
Anarquismo.
«Dios ha muerto, pero qué mal lo estamos pasando.»
El
liberalismo y el anarquismo, delineados en el Siglo XIX, surgen como corrientes
herederas de la Ilustración. Si resumimos aquellos puntos en que coinciden
podríamos enunciarlos en:
-
La creencia en la capacidad humana de autodeterminación moral y desarrollo de
una razón crítica.
-
La creencia en que el progreso humano
es posible y lo es en todos los
campos de la vida.
-
El rechazo a todo tipo de opinión o postura que nos conduzca hacia una
irracionalidad opresora.
-
Los ideales a perseguir son los de igualdad, libertad y preponderancia del
individuo frente a todo tipo de institucionalización.
Sin
embargo, la distinción se encuentra básicamente en el último punto. Porque todo
individuo vive en sociedad, vive con otros, convive.
¿Cómo
debemos entender a la sociedad y a la relación que con ella deben tener
individuos libres e iguales? Para el
liberalismo la sociedad surge de un pacto entre los individuos, por medio del
cual se ceden algunos de los derechos que naturalmente nos corresponden para
asegurar una estabilidad y una seguridad que permite una más exitosa
persecución de los fines individuales
que cada unx tiene como meta. La sociedad es concebida como un mal necesario.
Las
y los anarquistas difieren radicalmente
en este aspecto. La comunidad, la sociedad no nace de un pacto. La persona es
un ser social por naturaleza, depende de los otros, de sus padres-madres, de su
familia, de su comunidad durante por lo menos un tercio de sus vida. Más que
por ser incapaz de sobrevivir, es porque el ser humano es un animal educable,
necesita desarrollarse física e intelectualmente para ser adulto. Además, su
componente afectivo necesita de los
otros durante toda su vida en la
forma de amores y odios, amistades y enemistades, simpatías y antipatías. Y
todo ello sólo se puede alcanzar en sociedad. En todo este proceso la
individualidad no puede ser menoscabada.
Los
y las anarquistas siempre hemos dado mucha importancia al proceso educativo,
que no se reduce a la escuela sino que se extiende a la charla, al intercambio
permanente de ideas, al trabajo para conseguir un objetivo común, a la
solidaridad, a la ayuda mutua, a la construcción de utopías etc... De esta
actitud surge naturalmente la autogestión como el mejor medio para estructurar
la vida en común.
En
la actualidad el poder del Estado parece ser menor y se ha sustituido por un
poder local más fuerte. Pero con ello nuestra situación no es anarquismo, ni
siquiera liberalismo. Es barbarie.
En torno a la Autogestión.
Explicando
el concepto.
La
autogestión es una de las metas que el anarquismo se propone. Es conveniente
por tanto exponer qué entendemos bajo esa idea y revisar sus problemas,
alcances , posibilidades , etc...
La
autogestión es un proyecto o movimiento social que tiene como método y objetivo
que la empresa, la economía y la sociedad entera estén dirigidas por lxs
trabajadorxs de todos los sectores relacionados
a la producción y distribución de bienes y servicios, fomentando la gestión y
democracia.
La Autogestión se opone a la heterogestión que es la forma de conducir empresas, la
economía, la política o la sociedad desde fuera del conjunto de lxs directamente afectadxs. Como ocurre ahora, a las empresas y a la
economía las dirige el capital, a la política los partidos y a la sociedad el
Estado.
La
Autogestión es un proyecto o movimiento, es decir, no es un modelo acabado. Su
estructura, organización y aun su existencia es y será fruto del deseo, el
pensamiento y la acción de todas y todos los miembros del grupo involucrado (una
fábrica, una finca, una escuela o la sociedad toda) sin preconceptos ni
imposiciones.
La
Autogestión es método y objetivo. Su fin es ella misma. Su práctica es la que
nos va mostrando los aciertos y los errores en su ejecución.
Respecto
al aspecto económico hay dos niveles : microeconómico y macroeconómico.
Microeconómico:
La empresa autogestionada se caracteriza por estar la dirección en manos de las
y los trabajadores.
Macroeconómico:
El Capital pierde todo su peso en las decisiones económicas, siendo las y los
trabajadores y sus intereses colectivos
quienes dirigen la economía, creando para ello, si es necesario, nuevos
sistemas de organización.
Extender
la Autogestión a la sociedad implica hacer desaparecer todos los centros de
poder que ahora se ocupan de la gestión social. Esto es: Partidos políticos,
Burocracias sindicales, Estado, Ejército, etc...
¿
Autogestión o cogestión?
Otro
concepto distinto que algunos sindicatos o empresarios defienden es el de
Cogestión. La Cogestión es un modelo de participación, caracterizado por
la participación en igual número de
trabajadores y patrones en la dirección de la empresa. Este sistema
funciona en Alemania desde 1976, y en menor o semejante grado en otros países.
La
Autogestión es muy diferente a la Cogestión. En la Cogestión las y los trabajadores
participan en la dirección de algo que No les pertenece. De ninguna
manera se pone en duda quién manda.
En
la Autogestión se produce un cambio Copernicano. No solamente la propiedad y
los intereses de la empresa cambian radicalmente. La Autogestión también
pretende una transformación total y radical
de la sociedad.
La
Cogestión puede convivir con cualquier sistema político y social. La
Autogestión implica un nuevo
sistema de convivencia.
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