La libertad
es la guía y la norma de conducta del anarquismo en su desenvolvimiento
interno. Este repudia el concepto de disciplina cerrada y coercitiva a la que
desea ver sustituida por la disciplina moral y voluntaria, por el libre consentimiento
recíproco. Repudia toda forma de organización centralizada, autoritaria,
burocrática y jerárquica, y organiza en cambio, sus fuerzas sobre la base de la
autonomía de los individuos en los grupos y de los grupos en las asociaciones más
vastas: sobre la base del libre acuerdo para la propaganda y para la lucha,
coordinado y cada vez más amplio y extendido en el tiempo y en el espacio.
Así, cuando
los anarquistas participan en otros movimientos y organizaciones, en donde
creen necesaria y útil la propia intervención desde el punto de vista
anarquista y revolucionario, si no logran imprimirles la propia orientación,
combaten en ellos todos los defectos de autoritarismo que encuentran.
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