Al final del ensayo «Las mujeres y la subversión de la comunidad» (1971) de Mariarosa Dalla Costa, presentado por Selma James para la versión latinoamericana del libro «El poder de la mujer y la subversión de la comunidad» (1975), nos encontramos con una nota que nos llamó poderosamente la atención en donde se cuestiona el machismo organizacional del marxismo para con las mujeres de los entornos del Partido Comunista Italiano de influencia gramsciana. A continuación copiamos de forma textual la 'nota 20' del ensayo signado por Mariarosa Dalla Costa:
20. Se ha
observado que muchos bolcheviques después de 1917 encontraron a su pareja
femenina entre la aristocracia desposeída. Cuando el poder sigue residiendo en
los hombres, tanto a nivel del Estado como en las relaciones individuales, las
mujeres siguen siendo "presas y siervas del placer de la comunidad".
(Karl Marx, Manuscritos económicos-filosóficos de 1844, FCE, México, 1962, p.
134. Traducción al español de Julieta Campos, basada en la traducción inglesa
de T. B. Bottomore) La progenie de "los nuevos zares" se remonta muy
atrás. Ya en 1921 en las "Decisiones del Tercer Congreso de la
Internacional Comunista", se lee en la Parte I dedicada al "Trabajo
entre las mujeres": "El Tercer Congreso del Comintern confirma la
proposición básica del marxismo revolucionario, a saber, que no existe una
«cuestión específica de la mujer» ni tampoco un «movimiento específico de las
mujeres», y todo tipo de alianza de las mujeres obreras con el feminismo
burgués, así como cualquier apoyo de las mujeres obreras a las tácticas
traidoras de los oportunistas y reformistas sociales, lleva al debilitamiento
de las fuerzas del proletariado... Para poner fin a la esclavitud de las
mujeres es necesario inaugurar la nueva organización comunista de la
sociedad".
Como
la teoría era masculina, la práctica consistía en "neutralizar".
Citemos a uno de los padres fundadores. En la primera Conferencia Nacional de
Mujeres Comunistas del Partido Comunista de Italia, el 26 de marzo de 1922,
"el camarada Gramsci señaló que debe organizarse una acción especial entre
las amas de casa, las cuales constituyen la gran mayoría de las mujeres
proletarias. Dijo que se las debe relacionar de alguna manera con nuestro
movimiento estableciendo organizaciones especiales. Las amas de casa, en lo que
respecta a la calidad de su trabajo, pueden considerarse similares a los
artesanos y, por lo tanto, es muy difícil que se hagan comunistas; sin embargo,
como son las compañeras de los obreros y como comparten de alguna manera la
vida de los obreros, el comunismo les atrae. Nuestra propaganda puede tener,
por lo tanto, una influencia encima (sic) de estas amas de casa; puede ser
instrumental, si no para darles puestos dentro de nuestra organización, sí para
neutralizarlas; de modo que no obstaculicen el camino de las posibles luchas de
los obreros". (Tomado de Compagna,
órgano del Partido Comunista Italiano para el trabajo con mujeres. Año I, Nº3,
2 de abril, 1922, p. 2)
¡Caray con el "camarada Gramsci"!
ResponderEliminarel feminismo es para homosexuales y obesas frustradas.
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