Einstein visitando la sede de la CNT en
1923
“El verdadero valor de un hombre se determina según
una sola norma: en qué grado y con qué objetivo se ha liberado de su yo” Albert
Einstein
Ciertamente el lanzamiento
de las bombas atómicas contra la población japonesa ha sido una de las mayores
aberraciones cometidas por el ser humano. Albert Einstein jugó un papel en
ello, cuando atemorizado de que los nazis pudieran elaborarla primero alentó al
gobierno de los estados unidos a producirla antes, este hecho sería motivo de
mucha culpa y vergüenza para Einstein, quien nunca logró percatarse a tiempo
que en sus anhelos sionistas aun anidaba todo lo siniestro del nacionalismo y
el culto a este “yo” colectivo” fundado en el temor a la aniquilación. La
investigación científica y en especial en la física es la extinción de ese “yo”
individual y de grupo, en la medida en que las nuevas evidencias van sacudiendo
constantemente nuestras nociones de realidad.
En un texto llamado “Para
la humillación del hombre científico” Einstein aborda estos temas preguntándose
si es posible aspirar a comprender el mundo por el pensamiento lógico como una
meta ajena al resto de nuestra experiencia vital, para él esto no podía ser
resuelto por el pensamiento puro, sino por aquellas decisiones que tomamos, que
en el caso de Einstein fue el intentar abocarse junto a filósofos como Bertrand
Russell a promover la paz a nivel internacional.
Para Einstein la verdadera
mentalidad científica es aquella que posee la convicción de que la realidad es
susceptible de ser comprendida mediante la razón y la experiencia, descartando
que cualquiera por el mero hecho de que utilice instrumentos o métodos ligados
a la ciencia, sea necesariamente alguien que tenga dicha mentalidad científica,
lo que es claramente plasmable en lo que Einstein define como el “trágico
destino” que aguarda al hombre científico cuyos hallazgos han sido utilizados
para la dominación y destrucción de la
vida. Einstein a pesar de sus aciertos y errores aun confiaba en esa mentalidad
científica y así lo intentó hasta el final de sus días tratando de encontrar el
valor necesario para no eludir este deber social que tendría la ciencia.
El concepto de
cientificismo surgió como un rechazo a asumir en forma de dogmas las
conclusiones de la ciencia, que siempre se encuentran en constante evolución,
este rechazo al determinismo, que se desprende del cientificismo, en especial
en áreas como la biología o las ciencias sociales, encuentra apoyo además en el
concepto de determinismo estructural de Maturana y Varela, en el sentido en que
si bien nuestras posibilidades de cambio
están limitadas por las leyes naturales, podemos movernos libremente
dentro de un abanico de posibilidades bastante amplio, como lo demuestra la
propia historia de la humanidad.
El origen de la palabra
ciencia se encuentra en el latín “scientia” que proviene del verbo “scire” que
es saber, formando con-sciencia que es “con scire o con la capacidad de
saber” que alude a alguien con-sciente o
“bien despierto” es decir el origen de la palabra ciencia es algo así como una
consciencia que se encuentra alerta, este es un hecho bastante interesante
porque nos devela un momento en que el pensamiento abstracto no se encontraba
tan fragmentado de la experiencia concreta y por ende de la realidad social.
Retomando ese sentido de
ciencia como una consciencia alerta podemos intentar definir más detalladamente
esta mentalidad científica que planteaba Einstein, estableciendo algunos
paralelos con el arte: Tanto ciencia como arte con sus particularidades son la
búsqueda de esa armonía o patrones de armonía, a veces tan esquivos y complejos
que describe la naturaleza y mientras el arte es mas intuitivo y experiencial
en su creación, requiere de cierto rigor lógico para expresarse con calidad, en
cambio la ciencia fundada principalmente en el rigor lógico requiere de lo
intuitivo y experiencial para arribar a sus más sorprendentes descubrimientos y
que estos no tengan implicaciones sociales que terminen subordinándolos a los
intereses de dominación de grupos específicos, o a su mercantilización, en ese
sentido el economicismo presente en el capitalismo, es el que degrada la
ciencia en cientificismo y que convierte el arte en algo meramente banal, ya
que reduce y fragmenta la realidad exclusivamente a la acumulación infinita de
capital.
A tal punto ha llegado esa
confusión que la mayoría de la gente asocia en forma automática capitalismo a
desarrollo tecnológico y obvia el hecho de que capitalismo es una relación
social y económica que monopoliza en unos pocos la propiedad de ciertos bienes,
mercantilizando la totalidad de las relaciones sociales y destruyendo cualquier
vinculo solidario, en la medida en que las personas están coaccionadas a
competir con el resto de las personas y a obedecer a los que monopolizaron
bienes comunes previamente.
En todo este contexto se
puede afirmar que el capitalismo juega un papel decisivo en la aparición del
cientificismo, en la medida en que produce una fragmentación entre medios y
fines para desarrollar la vida humana, no es ningún misterio que casi la
totalidad de la investigación científica está orientada a la industria
armamentística para el centro económico-cultural hegemónico, mientras que a la
periferia mundial se le entregan los medios necesarios para la extracción más
rápida posible de materias primas, por lo que en general el bienestar común o
el equilibrio con el ecosistema, con el que tenemos una relación simbiótica, no
es algo en la carpeta de prioridades, ya que choca con el objetivo central del
capitalismo que es su expansión infinita, sin importar si es necesario recurrir
a guerras de extermino para tales fines o si es a costa de depredar recursos
evidentemente finitos.
A tal punto llega este delirio de la expansión
económica que antes que detener ese crecimiento suicida, se baraja la
posibilidad de migrar a otros lugares del universo, para continuar lo mismo,
una lógica que claramente nace del darwinismo como apéndice cientificista del
capitalismo, tema con que se dio inicio a este blog.
Si finalmente toda la
forma en que generamos nuestra propia existencia como especie parte de una
fragmentación economicista y autoritaria, que a su vez convierte la ciencia en
un burdo dispositivo técnico, carente de cualquier principio ético, nos
encontramos con que toda la estructura social y económica, tal como la hemos
erguido, es la negación de los derechos humanos más básicos, representando una
negación de esta mentalidad científica, entendida como una conciencia alerta
que percibe la realidad como una totalidad interactuarte y no como meros
fragmentos desconectados, es decir nos encontramos con la supresión de
cualquier racionalidad, que es desde donde se supone se levanta el discurso
liberal imperante, que además sucumbe ahogado en sus propias palabras, en la
medida que queda situado en un relativismo moral, que se desprende de toda la
visión fragmentaria antes descrita, ya que impone un discurso que señala, que
aparentemente todas las opiniones serian igualmente validas (mientras no
alteren la estructura socioeconómica).
Si bien la razón tiene sus
propias limitaciones, abdicar de ella no es una opción coherente, pero podemos
tener una visión más amplia situándonos desde una genuina mentalidad
científica, en que nos podemos dar cuenta que cada opinión tiene una validez
restringida a ciertos contextos, donde es posible verificar la pertinencia o no
de determinadas hipótesis, tal como ha sido planteado y hemos visto en otras
entradas desde visiones tan heterogéneas como el realismo dependiente del
modelo de Stephen Hawking, la idea de acoplamiento estructural y
neurofenomenologia de Francisco Varela o la interpretación de la teoría
cuántica de David Bohm ( A quien se le consideraba el continuador natural de
Einstein), todas estas ideas comparten el rasgo común de romper con
dualismos como el de pensamiento abstracto y experiencia concreta.
Una vez asimilada esa
genuina mentalidad científica, en que las fronteras entre el observador y lo
observado se difuminan haciéndonos conscientes de nuestros multiples
condicionamientos sociales, nos podemos aproximar desde la más absoluta
sencillez (En el sentido de estar vaciado de condicionamientos) a una
comprensión integrativa entre fenómenos, que siempre han estado mutuamente
implicados, como los fenómenos sociales, económicos, psicológicos y
ecosistemicos, lo que necesariamente nos lleva a cuestionar no solo la
distribución de la “riqueza” dentro del sistema capitalista, sino su propia
gestión y producción de los recursos, además del régimen de propiedad
claramente, sobre lo que ya tenemos algunos esbozos interesantes en la critica
denominada “antidesarrollista” la que veremos en una próxima entrada desde una
perspectiva biológica y psicológica, que permita su complementación desde lo
experiencial, con el fin de comprender que la crítica al capitalismo y los
estados modernos es mucho más que una teoría abstracta.
Video recomendado: Einstein y Eddington
Video recomendado: Einstein y Eddington
Esta película muestra el peligro que hay en el veneno del nacionalismo,
las luchas de poder entre las
diferentes academias de la ciencia, su uso para fabricar poderosas armas
químicas
antes que conocer la realidad, la coerción de la creatividad y los
afectos en sociedades muy inflexibles y como la teoría relatividad tenía
implicaciones
experienciales en nuestra cotidianidad, esta nunca tuvo que ver con un
relativismo moral, mas bien tenía que ver con la necesidad de hacer
armonizar una
realidad siempre en movimiento y como a veces dentro de un escenario
totalmente
irracional, la voluntad de las personas por encontrar la verdad y la
mutua comprensión
pueden hacer que sucedan algunas cosas extraordinarias.
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