martes, 27 de marzo de 2012

¿Quién asesinó a Daniel Zamudio?

El asesinato de Daniel Zamudio no es un hecho aislado, es el fruto de la educación autoritaria que nos inculcan desde pequeños en el hogar y en las escuelas, inundada de excesos nacionalistas, sexistas y homofóbicos, donde se promociona la competencia, el ganar a toda costa sin importar las consecuencias; nos invaden con el miedo a lo diferente, a lo desconocido, donde hablar de sexo abiertamente se considera inmoral, donde el amor a valores como la sumisión, la humildad y la obediencia deforman nuestro espíritu tierno y crítico, que el hombre del saco, que el jugar con muñecas es de mariquitas, que llorar es de poco hombre, y así, poco a poco y violentamente nos condimentan con la suficiente maldad, que conscientes o no, provoca que lleguemos a los extremos de actuar brutalmente contra inocentes, la excusa muchas veces es lo de menos, esta vez ha sido supuestamente porque Daniel era homosexual, lo pongo en duda, la perversidad del ser humano después de tanta manipulación no necesita excusas para actuar de esta forma, la próxima vez será por el color de la camiseta de un club, antes fue por ser negro, o peruano, o mapuche, o por simplemente ser persona. 

Hay que acabar con la raíz de todo este círculo de violencia, que no viene solo desde hijos de familias “disfuncionales” sino que dichas familias o hijos no hacen otra cosa que reproducir lo que todos sufrimos cada día desde las estructuras sociales de dominación, a través de una cultura militarista y misógina, donde el prejuicio crónico a lo diferente se considera una virtud, y en donde el más fuerte escribe con sangre la historia. 

Es hora de que nos sinceremos como sociedad y no simplemente exigir condenas para los culpables de este horroroso crimen, es hora de que cambiemos nuestra forma de relacionarnos y mirar con otros ojos la vida: con los mismos ojos de nuestra infancia, cuando sonreíamos sin importarnos la preferencia sexual de quien nos miraba, de cuando corríamos sin importar caernos, de dormir y llorar sin preocuparnos de recibir un castigo por ello; no somos inmortales, no organicemos nuestra vida como si lo fuésemos, acumular, consumir y aparentar no nos hará libres ni felices.
 

No son los hijos de las familias disfuncionales, no, esa es la excusa fácil, el culpable es el Capitalismo y el Estado, la ambición y el garrote, militares, jueces y curas. Hasta que no nos rebelemos contra las estructuras jerárquicas de poder, lamentablemente estas conductas que hoy nos entristecen se seguirán reproduciendo por mucho tiempo, solo depende de nosotros seguir estirando la cuerda o no, hablar claro es un buen comienzo, para que algún día las Cruces sean solo una playa cerca de Cartagena, y el Estado sea solo un mal recuerdo escrito en libros de historia, de aquella maldita época.


martes, 20 de marzo de 2012

Educación, créditos y mentiras

El sistema de educación supuestamente tendría que prepararnos para la vida en los pilares para nuestro desarrollo, sin hacer un tratado de cada uno de ellos, uno de estos pilares es la economía.

¿Qué es la economía? Es el conjunto de actividades tanto individuales como colectivas para obtener nuestro sustento en diversas formas, materiales y espirituales, ¿Qué economía rige en el actual sistema? Economía capitalista neoliberal,- libre mercado le llaman para inculcarnos la tiranía financiera- economía que tiene como base al dios dinero, donde las personas somos sujetos de producción y consumo, personas/bienes para especular, incluso en las necesidades básicas como la salud, la educación y el sistema de pensiones.

Estos son los señores que gobiernan hoy Chile- por no decir el mundo entero- de cuyo mesías, Milton Friedman tomaron clases en Chicago y fundaron aquí una economía basada en la especulación del ganamos o ganamos, total si perdemos el Estado nos salva, Estado que desean cada vez más pequeño en lo que respecta a las coberturas sociales y más poderoso en la eterna labor represiva... y si tienen en los principales ministerios a directivos o ex directivos de las principales empresas, tanto mejor.

Lamentablemente, estos señores no empezaron a gobernar Chile hace 24 meses, estos señores llevan instalados desde la misma fundación de Chile como Estado. Felices han cumplido más de 200 años, y pretenden por lo que se ve, seguir muchísimos años más. Ellos, los mismos de siempre, hoy, unos a otros se miran las caras culpándose de su mutua ambición, de su supuesta no interferencia económica, salvo si es que tienen intereses en determinadas áreas, obviamente para el profit.

El sistema educativo que se quede tal cual, hemos dedicado mucho esfuerzo (léase dinero) en él.

Ellos, los burócratas, dicen que nos quieren dar una buena educación, sin embargo de economía capitalista no nos enseñan practicamente nada, es como un tema tabú para los reformadores de los programas educativos. Sin pensar que esto es una conspiración de los tecnócratas plasticocards, lo concreto es que ignoran o evitan el enseñar, por ejemplo, lo que significa pagar una “cómoda cuota mensual”, no nos enseñan cosas básicas como calcular cuanto finalmente vamos a pagar por un crédito para estudiar en la universidad o para lo que sea.

Sin embargo sí nos adoctrinan bajo los valores del capital: la competencia, el patriarcado y el amor a la bandera nacional, valores que perpetuán la desigualdad y facilitan la dominación social.

Firmar una hipoteca puede ser mil veces más ruinoso que un policía nos saque una multa, entonces, ¿por qué es más importante la educación vial que la educación monetaria y crediticia en las escuelas? ¿Acaso vialidad no es tan importante como saber que significan las tasas de interés?



Aclaración: No pretendo con estas notas ser un promotor de la enseñanza liberal, pero considero de vital importancia que desde pequeños sepamos las diferentes tendencias económicas para nuestro desarrollo, y no solo la capitalista de corte liberal, sino también la anarquista, el capitalismo de Estado, etc, para decidir informados sobre lo que realmente queramos hacer con nuestras vidas, pero parece que a los reformadores de los sistemas educativos esto no les interesa... tendremos que hacerlo nosotros mismos.

Si el sistema educativo es la base para el desarrollo social, ¿Qué sociedad reproducirá una educación vertical?



Textos Relacionados:
 

 


viernes, 9 de marzo de 2012

sobre las agresiones neonazis


El tema de las denuncias en los medios alternativos de comunicación contra las agresiones neonazis es sumamente complejo, pues es exactamente lo que ellos buscan con estas acciones: que todo el mundo hable de ellos. No pretendo con esto fomentar la censura informativa, pero recordando el término "propaganda por el hecho"popularizado por Johann Most, y aún respondiendo este concepto a otro contexto completamente distinto y con fines diametralmente opuestos, responden a la misma lógica : la reproducción de conductas con el ejemplo a través de los medios de comunicación.



Dejo pues a la decisión de cada uno de nosotros si le damos mayor difusión o no a estos tristes hechos, no me siento capaz de recomendar tal o cual postura, pero si estoy totalmente seguro de que solo a través de la educación libertaria lograremos crear profundos cambios en la sociedad y con ello, el fin de las relaciones autoritarias y las actitudes racistas y homófobas de todo tipo.



A 44 años de la matanza de Puerto Montt

No me cabe duda que Victor Jara Jamás habría pactado con los asesinos de la matanza de Puerto Montt. 
Hoy 9 de Marzo de 2013 se cumplen 44 años de aquel espantoso crimen en Pampa Irigoin, y así como en el pasado luchadores anónimos hicieron justicia por su cuenta movidos por el profundo amor a la clase trabajadora, hoy, el pueblo poco a poco despierta y sin partidos  se organiza y comienza una nueva etapa de construcción revolucionaria, no será una revolución como la hemos estudiado hasta ahora, tendrá nuevas formas y será una larga lucha.
Los pobladores de Puerto Montt están con nosotros, y quienes pactan  por ambiciones de Poder escuchan atónitos esta hermosa canción, se les revuelve la conciencia, y sin esperar nada de ellos les demando un poquito de consecuencia.  
Preguntas por Puerto Montt - Victor jara

 

Más información sobre los acontecimientos:

 http://pampairigoinpuertomontt.blogspot.com/

 
 

martes, 6 de marzo de 2012

Lo que queremos (por E. Malatesta)





LO QUE QUEREMOS
Errico Malatesta


Queremos abolir radicalmente el dominio y la explotación del hombre por el hombre; queremos que los hombres hermanados por una solidaridad consciente y decidida, cooperen todos voluntariamente en el bienestar de todos; queremos que la sociedad se constituya con el fin de suministrar a todos los seres humanos los medios de alcanzar el máximo bienestar posible, el máximo posible de desarrollo moral y material; queremos para todos pan, libertad, amor y ciencia.

Y para conseguir este fin supremo, creemos necesario que los medios de producción estén a disposición de todos y que ningún hombre o grupo de hombres, pueda obligar a los demás a someterse a su voluntad ni ejercer su influencia de otro modo que con la fuerza de la razón y del ejemplo. Por consiguiente: expropiación de los detentadores del suelo y del capital a beneficio de todos y abolición del gobierno. E interinamente esto no se haga, propaganda del ideal: organización de las fuerzas populares; lucha continua, pacífica o violenta, según las circunstancias contra el gobierno, contra los propietarios, a fin de conquistar toda la libertad y todo el bienestar que se pueda.


 Extraído de http://grupostirner.blogspot.com/2011/05/lo-que-queremos-por-e-malatesta.html

La teoría del caos y la familia nuclear - Hakim Bey

DOMINGO EN EL RIVERSIDE PARK 

los Padres ponen a los hijos en su sitio, clavándolos mágicamente a la hierba con funestas miradas embrujadas de lechosa camaradería, forzándolos a lanzar bolas de béisbol una y otra vez durante horas. Los niños casi parecen pequeños san sebastianes atravesados por las flechas del aburrimiento.
Los vanos rituales de la diversión familiar transforman cada húmedo prado veraniego en un parque temático, a cada hijo en una alegoría in
voluntaria de la riqueza del Padre, en una pálida representación alejada 2 ó 3 veces de la realidad: el niño como metáfora de cualquier cosa.

Y aquí llego yo con la caída de la noche, colocado en polvo de setas, medio convencido de que estos cientos de luciérnagas surgen de mi propia conciencia -¿Dónde han estado todos estos años? ¿Por qué tantas de repente?- cada una de ellas elevándose en el momento de su incandescencia, trazando rápidos arcos como las grafías abstractas de la energía en el esperma.

";Familias! ;Usureras del amor! ;Cómo las odio!" Las pelotas de béisbol vuelan sin rumbo a la luz vespertina, pases que se pierden, las voces se elevan en quejoso cansancio. Los niños sienten cómo la puesta de sol va encostrando las últimas horas de libertad concedida, pero aún los Padres insisten en prolongar las tibias postrimerías de su sacrificio patriarcal hasta la hora de la cena, hasta que las sombras se coman la hierba.

De entre estos hijos de la clase acomodada uno cruza miradas conmigo por un instante. Le transmito telepáticamente una imagen de dulce licencia, el olor del TIEMPO desatado de todas las redes de la escuela, las clases de música, los campamentos de verano, las tardes familiares alrededor de la tele, los Domingos en el Parque con Papá -tiempo auténtico, tiempo caótico-.

Ya la familia abandona el parque, un pequeño pelotón de desdicha. Pero ése se ha dado la vuelta y me sonríe con complicidad -"mensaje recibido"- y sale bailando tras una luciérnaga, reflotado por mi deseo. El Padre ladra un mantra que disipa mi poder.

El momento pasa. El niño es tragado por el esquema de la semana -se desvanece como un pirata de piernas desnudas o un indio prisionero de los misioneros-. El parque sabe quien soy, se revuelve bajo mis pies como un jaguar gigante a punto de despertar para la meditación nocturna. La tristeza aún lo retiene, pero permanece salvaje en su más profunda esencia: un desorden exquisito en el corazón de la noche urbana.
 
Hakim Bey
texto extraído de  http://www.merzmail.net/comunicados.htm

Las exportaciones de armas suecas

Suecia, y el negocio de la guerra



El hecho de que Suecia tiene una gran industria militar es un legado de la vieja política de neutralidad y el equilibrio durante la Guerra Fría, entre Oriente y Occidente. Con el fin de permanecer neutral en la guerra, debemos tener nuestra propia factoría de arma, fue la justificación.
Publicada: 2012-02-22

El rey de Arabia Saudita
Abdullah bin Abdul Aziz
compra armas de Suecia
Suecia es uno de los mayores exportadores mundiales de bienes de equipo militar. En términos de población, Suecia es el número uno.
El hecho de que Suecia tiene una gran industria militar es un legado de la vieja política de neutralidad y el equilibrio durante la Guerra Fría, entre Oriente y Occidente. Con el fin de permanecer neutral en la guerra, debemos tener nuestra factoría propia de arma, fue la justificación.

Pero al mismo tiempo, el poder de la defensa sueca era demasiado pequeño para ser suficiente como cliente. El equipo militar a menudo se basa en la tecnología de avanzada y por lo tanto caro. Una gran serie - y más clientes - es necesario para sea viable económicamente.

La política exterior sueca y de seguridad ha cambiado en los últimos años, pero Suecia aún conservan su lugar, entre los top-ten, como exportador de armas. Así estaba configurada la lista durante el año 2010, de acuerdo con el instituto de investigación del SIPRI, en términos del valor de sus ventas:

La primera EE.UU.
El segundo Rusia
La tercera Alemania
El cuarto China
El quinto Reino Unido
El sexto Francia
La séptima Suecia
Octavo Italia
Noveno España
10a los Países Bajos

Y esta es la lista sobre las exportaciones de armas que se calcula en relación con el tamaño de la población (per cápita):

La primera Suecia
El segundo Israel
La tercera Rusia
El cuarto los Países Bajos
El quinto Noruega
El sexto Alemania
La séptima EE.UU.
Octavo Suiza
Noveno Reino Unido
10a Jordania

Fuente: Elaborado por la Paz de Suecia sobre la base de datos de SIPRI y las Naciones Unidas

Las venta de armas a las dictaduras, continúa
Es sorprendente que no ha pasado nada. Sólo puedo deducir que el problema está muy está muy mal gestionado, dice Anna Ek, presidenta de la Paz de Suecia (Svenskafreds) y Arbitraje, al DN.se.

- Las exportaciones de material de guerra a las dictaduras militar continuará hasta que una nueva legislación sea aprobada, dice Ek.

Se refiere en particular a los países no democráticos como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Incluso Bahrein, donde la primavera árabe tuvo lugar y se enfrento con la violencia abierta, de los respectivos regímenes y que aún se mantiene como cliente sueco.

El ISP hace publico hoy cifras alarmantes sobre las exportaciones de armas suecas. Las exportaciones de armas a varias dictaduras brutales han aumentado dramáticamente. Las exportaciones se encuentran en aparente conflicto con las directrices del Gobierno y de la decisión del Parlamento en la primavera pasada de ajustar la política.

Suecia nunca ha vendido tantas armas como ahora. El aumento es más del 300 por ciento durante la última década. Calculado por persona Suecia es el país que más armas vende en el mundo.

La Industria armamentista sueca (Gobierno?) tiene sus miras puestas en regiones inestables y no democráticas en el mundo. El mercado es donde se han desencadenado guerras y la represión se intensifica. Cuanto más armas se venden hoy en día, cuanto mayor será la demanda en un futuro.

Texto extraído de  http://estocolmo.se/noticias/?id=1444

lunes, 5 de marzo de 2012

Augusto Strindberg - por Rudolf Rocker

 En la primavera de 1879 apareció en el mercado literario de Suecia una novela social titulada La alcoba roja. Su autor, Augusto Strindberg, ya no era entonces una figura desconocida en el mundo de las letras, pero antes no se le había prestado mayor atención. Sólo merced a la obra mencionada su nombre se hizo célebre en su patria y poco después en todos los países cultos de Europa. Existen pocos libros que hayan ejercido, como esta novela social, una influencia tan poderosa y radical sobre los contemporáneos. Su aparición ha sido algo más que un simple acontecimiento literario: fue una actitud valerosa y revolucionaria.


La literatura sueca de aquella época estaba totalmente dominada por un espíritu reaccionario y conservador, era un reflejo fiel de la estancada sociedad de Suecia. Años antes, Ibsen, en Noruega, había declarado la guerra a la sociedad oficial con su drama Los puntales de la sociedad. La obra de Ibsen había hallado también cierta resonancia entre la parte más liberal de la juventud sueca, pero en general esa influencia no fue poderosa. Sólo el libro de Strindberg logró desbaratar el espíritu conservador e implantar una nueva vida en la sociedad de Suecia. Bien pronto se formaron dos partidos que se combatían vehementemente. Entre la juventud de aquel país el libro encontró admiradores apasionados, mas en los viejos círculos conservadores levantaron su voz multitud de adversarios empedernidos. La crítica reaccionaria atacó rudamente a Strindberg, empleando las armas más envenenadas y exigiendo que sus obras fueran boicoteadas.


En este sentido es sintomático el juicio del diario conservador de Estocolmo Aftonbladt, el cual declaró que el autor de La alcoba roja ni siquiera entendía los principios elementales del arte literario. “Todo este mamarracho -decía el periódico- nos hace la impresión de unos muchachos traviesos que jugando en un charco se complacen en salpicar a la gente que pasa por ahí”.


Análogas observaciones aparecieron repetidas veces en la prensa conservadora; pero todo lo que ésta consiguió con sus injurias hiperbólicas, inspiradas en un odio fanático, fue que Strindberg se convirtiera repentinamente en una personalidad famosa en la literatura universal.


La forma literaria elegida por el artista sueco para su novela social fue la naturalista, hecho que provocó la reprobación unánime de los “estetas”; empero, lo que más se censuraba eran las tendencias revolucionarias que el autor desarrollaba en su libro y la manera cómo destruía los prejuicios sociales preconizando la guerra contra las mentiras convencionales.

En realidad, La alcoba roja no era una novela tendenciosa común, como lo pretendía la crítica conservadora; en esa obra se revelaba un talento excepcional y un artista multiforme e ingenioso. Era, en Suecia, el primer libro que arrancaba el velo estético de la realidad brutal y que representaba las formas sociales en su desnudez repugnante; era la obra de un revolucionario, de un destructor que no sentía temor por las consecuencias. Los filisteos de mentalidad estrecha que presentaron a Strindberg como un cínico desvergonzado, un hombre de instintos perversos que se deleitaba en revolcarse en el lodo, pronunciaron, al afirmarlo, su propia sentencia. Jamás el filisteo comprenderá la verdadera grandeza y su simpatía o antipatía será siempre la expresión de sus sentimientos mezquinos y de sus prejuicios estrechos. El estado psicológico de Strindberg al escribir La alcoba roja no era el de un cínico, indudablemente; era el vigoroso estado de ánimo de un joven titán que rompía las cadenas de la tradición con que le hiciera cargar la sociedad oficial; era la lucha contra las mentiras convencionales de la civilización moderna, la batalla de la vida contra el estancamiento y la reacción.


En su novela autobiográfica El hijo de una sirena, describe Strindberg el fogoso estado psicológico que lo dominaba en aquel período. Refiere allí la impresión poderosa que produjo en él Los bandidos de Schiller. Todos los sentimientos e ideas ocultas hallaron bruscamente en él una expresión clara y manifiesta. Los obscuros ensueños del joven Johan (Strindberg) tuvieron de repente una vigorosa exteriorización revolucionaria. “De modo, pues, que había otro hombre y al propio tiempo un poeta famoso, que sentía la misma repugnancia por la educación oficial de nuestras escuelas y universidades; un hombre que hubiera preferido ser un Robinson o un salteador de caminos antes que dejarse inscribir como miembro de ese inmenso ejército que se llama sociedad”. “¿Y éste es Schiller? ¿El mismo Schiller que escribió la historia ridícula de la guerra de los Treinta años y el flojo drama Wallestein?”. Sí, era el mismo. Allí se predicaba la revuelta, la revolución; el alzamiento contra las leyes, contra las costumbres, contra la religión. Era la revolución de 1781, anterior en ocho años a la gran revolución francesa. Y aquel era el programa de los anarquistas de cien años atrás, y Guillermo Marr resultaba nihilista. El drama apareció con un león en la portada y con el lema “In tyrannos” (Contra los tiranos). El poeta, que contaba veintidós años de edad, tuvo que huir. Nadie, pues, podía dudar de la intención de la obra, la cual ostentaba además un segundo lema, de Hipócrates: “Lo que no puede curar la medicina, lo cura el hierro y lo que no puede curar el hierro lo cura el fuego”.


¡Y qué magnífico es el comentario del artista sueco al conocido “Prólogo”, en el cual el dramaturgo alemán trató de justificar ante la sociedad oficial su obra revolucionaria!


“¿Decía Schiller la verdad al escribir su drama y mentía al publicar más tarde su prefacio? En ambos casos dijo la verdad, pues el hombre tiene una existencia doble: a veces aparece como hombre de la naturaleza; otras, como hombre de la sociedad. Parece que Schiller, sentado ante su escritorio, solo, aislado, trabajaba bajo el influjo de ciegos instintos naturales, como ocurre con otros, sobre todo con los poetas jóvenes. Escribió sin tomar en cuenta la opinión de los hombres, sin pensar en el público, en las leyes y en la constitución. Por un instante alzó el velo y conoció en toda su grandeza las mistificaciones de la sociedad. El silencio de la noche, que los poetas jóvenes eligen generalmente para su labor, no les recuerda la vida rumorosa, artificial y complicada de afuera; la oscuridad cubre los edificios de piedra, detrás de los cuales duermen las bestias humanas. Pero luego llega la aurora, el día luminoso, el ruido de la calle, la gente, los amigos, la policía, el repiqueteo de las campanas y el profeta empieza a temblar ante sus propias ideas. La opinión pública levanta su voz, claman los diarios, los amigos desaparecen y el temor a la soledad penetra en el alma del rebelde que se insurreccionara -le dice ésta- vete a la selva. Si eres un animal que no se puede amoldar a nuestras formas, o un salvaje, te enviaremos a una sociedad inferior que convenga para ti”. Y la sociedad tiene razón desde su punto de vista, y desgraciadamente le dan la razón; pero la posteridad enaltecerá al revolucionario, al único, que aspirara a implantar nuevas formas de la sociedad; al rebelde le dan la razón mucho tiempo después de su muerte.


Este era el estado psicológico que dio origen a la novela de Strindberg. Era el grito rebelde del individuo humillado y ofendido, la declaración de guerra contra la sociedad convencional con sus instituciones odiosas que sujetan el “yo” del hombre a la esclavitud tradicional. Strindberg no perdona a nadie. Arranca el último trapo de la sociedad burguesa, mostrando sus heridas sangrientas, su fealdad brutal, sus crímenes horrendos. Se siente que en sus venas corre sangre de obrero, porque el “hijo de una sirvienta” defiende en términos calurosos los derechos y los intereses del proletariado contra la tiranía de las clases ricas. Condena vehementemente el sistema de explotación de la burguesía y su influencia esclavizadota en todas las ramas de la vida social. Señala la venalidad de la prensa, de la literatura y del arte y la ironía despiadada de sus palabras contribuyente a que sus acusaciones resulten más pesadas y terribles. Strindberg no conoce límites para sus acusaciones. A este respecto es muy característica la escena en que el periodista Struve solicita la ayuda de su contrincante Falk. Struve dice:


– “No me gusta hablar de mi desgracia”. – “Entonces habla de tus crímenes” -contesta Falk-. – “Yo no he cometido ningún crimen”. – “¡Si, los has cometido y grandes!”. Has colocado tu mano pesada sobre los oprimidos, has pisoteado a los heridos y te has burlado de los miserables. “¿Ya no recuerdas la última huelga, en la que te pusiste del lado de la fuerza bruta?”. – “¡Del lado de la ley, hermano mío!”. – “¡Ah, la ley! ¿Y quién ha escrito la ley para los pobres, tonto? ¡Los ricos! Es decir el señor para el esclavo”. – “No, la ley ha sido hecha por el pueblo, por el sentimiento general de justicia. ¡Dios mismo ha escrito la ley!”. – “Oye, cuando hablas conmigo puedes dejar a un lados tus frases bonitas. ¿Quién ha escrito la ley de 1734? El señor Kronstedt. ¿Quién hizo la ley sobre los castigos corporales? El mayor Sabelmann; era un proyecto suyo y sus amigos, que formaban la mayoría, votaron por él y no el pueblo ni el sentimiento general de justicia. ¿Quién redactó la ley de los accionistas? El juez Svindel Gren. ¿Quién compuso el nuevo reglamento parlamentario? El asesor Valonius. ¿Quién implantó la ley de la defensa legítima, es decir de la defensa de los ricos contra las exigencias legítimas de los pobres? Los grandes capitalistas, los fabricantes y los mercaderes. ¡No me vengas con tus frases! ¿Quién ha escrito la nueva ley sobre la herencia? Unos criminales. ¿Quién hizo la ley de bosques? Unos ladrones. ¿Quién impuso la ley de los billetes de banco para los bancos privados? Unos estafadores. Y tú vienes a contarme que Dios las ha escrito. ¡Pobre Dios!”.


Es de imaginarse cómo la sociedad conservadora de Suecia reprobó una obra que estorbaba de un modo tan desagradable la calma de las clases ricas y los delicados sentimientos estéticos de la vieja orientación literaria. Hasta la última década del siglo pasado la alta sociedad considerada una falta grave leer un libro del gran escritor sueco y la mayor parte de las bibliotecas populares no han tenido el valor de acoger sus obras.
En los trabajos sucesivos del período inmediato se manifiestan también los anhelos revolucionarios de Strindberg. Su obra El matrimonio hasta provocó una acusación contra él “por injurias a las ceremonias religiosas”, pero su brillante discurso de defensa no sólo echó abajo la acusación, sino que lo convirtió en el hombre más popular de Suecia.


Uno de los problemas más importantes de que trataba la literatura escandinava era la emancipación de la mujer. Ibsen y Bjoernson habían planteado este tópico con una energía inquebrantable y con el tiempo se desarrolló entre los elementos radicales de la juventud escandinava un verdadero culto de la mujer de la cual participaba también Strindberg.


En su novela La alcoba roja define en términos claros los derechos de aquélla y en El matrimonio celebra el amor como la fuerza natural y eterna que renueva la vida; defiende los derechos de la mujer sobre su propio cuerpo, exigiendo la igualdad social para ambos sexos.
Pero fue precisamente en este sentido que Strindberg mudó de opinión en la forma más radical. Su novela autobiográfica Confesiones de un necio demuestra cuánto han influido la experiencia y los suecos de carácter personal en el cambio tan absoluto de sus ideas. El antiguo defensor de la emancipación de la mujer se transformó repentinamente en acérrimo enemigo del sexo femenino. La mayor parte de las obras posteriores del artista sueco se refieren al oscuro problema de la lucha cruel y recíproca entre ambos sexos. En la segunda parte de El matrimonio, en la pieza Camaradas y en la ya mencionada novela Confesiones de un necio, en los dramas Padre, Señorita Julia y en algunos otros trabajos ese problema ocupa un lugar preferente. Para Strindberg, la mujer representa la encarnación terrible de esas fuerzas diabólicas que destruyen el equilibrio interior del hombre y anulan su personalidad. La mujer es el abismo que absorbe el carácter humano, la potencia creadora del hombre. La lucha que sostiene entre sí las diversas razas y naciones no es más que un juguete en comparación con esa tragedia sangrienta que sin cesar se repite en la misma forma arcaica entre ambos sexos. Hombre y mujer son, recíprocamente, enemigos a muerte y el amor es el fenómeno más cruel, más egoísta y brutal en la vida de los hombres.


En esta ocasión conviene no olvidar el papel que ha desempeñado la emancipación de la mujer en las obras de los modernos escritores escandinavos. Bjoernsterne Bjoernson e Ibsen fueron los pioneers de ese movimiento y durante algún tiempo esta cuestión predominó casi totalmente en el arte: de ese país. Strindberg ha sido el primer opositor: su pieza Padre fue una replica a la Nora de Ibsen y aun cuando la tesis que sostiene allí es muy parcial, nadie osará negar que se trata de un exclusivismo genial. En Padre, el autor presenta al hombre una delicadeza y una sinceridad naturales y a causa de eso jamás logrará conocer las intrigas de la mujer. El hombre puede dominar por medio de la fuerza bruta, pero la mujer domina valiéndose del engaño, de la hipocresía y de la mentira. En el matrimonio el hombre resulta siempre engañado, el tonto. Podrá poseer las aptitudes intelectuales más asombrosas, podrá ser un genio, pero tan pronto como se coloca en la atmósfera de la mujer se convierte en un niño, en un pobre de espíritu, en un imbécil. El amor no es en realidad sino un recurso para atrapar al hombre y el amor maternal resulta una maldición para el hijo. Padre es sin duda la mejor tragedia, la más profunda que haya escrito Strindberg. Esta pieza abre bruscamente un principio ante nuestros ojos: es el grito desesperado de un alma torturada que sangra por millares de heridas y que siente que está perdida. La impresión que produce la obra es de una fuerza artística extraordinaria. Se podrá no estar de acuerdo con las tendencias que Strindberg desenvuelve en esa tragedia, pero es indudable que su obra ha sido un excelente remedio para el culto exagerado de los emancipadores de la mujer. También en Señorita Julia el vigor dramático del artista sueco alcanza un grado máximo.


A fines del penúltimo decenio del siglo pasado Strindberg llegó a conocer a Federico Nietzsche. Este conocimiento ejerció una influencia poderosa sobre su evolución intelectual. La doctrina del superhombre lo dejó encantado: veía por fin el camino que buscara durante tanto tiempo sin lograr dar con él. Algunas de sus obras posteriores, como Chandala y Frente al mar abierto, constituyen la expresión de ese conocimiento. El socialista se convierte en individualista extremo, combate a la democracia, que es según él la tiranía de la multitud ignorante, la victoria de la mediocridad y de las aspiraciones pequeñas. No son las masas que sufren sino la aristocracia intelectual, las personalidades aisladas, las que sienten todo el significado trágico de la existencia humana en una sociedad que no posee profundidad espiritual alguna.


Pero la teoría del superhombre no fue tampoco capaz de impresionar para siempre el carácter de Fausto del escritor sueco. Las melodías embriagadoras de Zarathustra se extinguieron poco a poco y el alma del artista volvió a quedar en la soledad. Entonces Strindberg buscó consuelo y satisfacción en el jardín encantado del misticismo, que ha atraído en los últimos decenios a muchos de aquellos que antes se habían destacado en el campo del naturalismo. En esta nueva fase de su vida Strindberg demostró también la misma parcialidad extrema, que ha sido uno de los rasgos característicos de la idiosincrasia. Durante algún tiempo hasta llegó a extraviarse en el oscuro caos de las fantasías espiritistas. Una colección de pequeñas narraciones forma su producción correspondiente a ese período, el cual lo llevó, finalmente, al catolicismo. Él mismo ha descrito en su obra autobiográfica Infierno la trayectoria de esa evolución original y en el drama A Damasco vemos al “hijo descarriado” buscar consuelo y amparo en la “gran Madre Iglesia”.


Este proceso extraordinario ha sido incomprensible para muchas personas, cuando en realidad resulta harto comprensible. Es el caso del artista que busca la armonía interior, la primera conexión con un grandioso período creador en el arte, y que no puede encontrarla en el tremendo caos de las aspiraciones, deseos y necesidades individuales que dividen hoy nuestra vida colectiva. Es evidente que el catolicismo de Strindberg no era el catolicismo de la Iglesia. Sería un error profundo pensar que las nuevas tendencias religiosas que aparecieron últimamente representan un síntoma de que vivimos en un período de regreso espiritual. No; se trata de nuevas aspiraciones del alma humana, de nuevos caminos creados por la nostalgia de lo eterno. Ellos no conducen al pasado: aspiran a encontrar la santidad del porvenir. Lo que buscaba Strindberg era la unidad, la gran armonía interior. Ante sus ojos espirituales se levantaba la época misteriosa de los dos enigmáticos siglos del misticismo cristiano de la Edad Media. Lo desconocido y lo maravilloso atraían su pensamiento y su corazón; aun no concebía entonces que la institución dominadora de la Iglesia no tenía ninguna vinculación íntima con las aspiraciones místicas de esa época. Por eso la Iglesia papal no ha podido tampoco aferrarlo a sí y bien pronto la abandonó para buscar nuevos derroteros, para calmar su nostalgia interior.


En 1900 Strindberg volvió a publicar una novela social, Las moradas góticas, en la cual describe a la sociedad tal como él la veía en las postrimerías del siglo XIX. Dicho libro pertenece indudablemente a las mejores obras de esa época. En él ofrece Strindberg un cuadro de los movimientos espirituales de nuestros tiempos, así como de las instituciones políticas, económicas y sociales de los hombres. Mostrando la lucha entre las distintas tendencias, llega a la conclusión de que en el fondo existe una sola cuestión: ¿quién debe dominar en el nuevo siglo, la bestia o el hombre? El punto de vista zoológico, dice, que tanta influencia ejerciera en la literatura moderna durante algún tiempo, ha quebrado espiritualmente; se ha iniciado un nuevo período, el período del alma. Hasta ahora sólo veíamos las exterioridades de los acontecimientos y por ello hemos olvidado el inmenso y eterno enigma de la psiquis humana.


Strindberg ha sido el gran buscador en el caos de nuestra época destructora. Muchas veces cambiaron las ideas del gran artista sueco, pero esa mudanza obedecía siempre a un doloroso proceso de su vida. Fue uno de los artistas más honestos y sinceros de nuestro tiempo. Con excepción de Tolstoi, ningún escritor moderno se atrevió a hablar a sus contemporáneos con tanta franqueza como lo hiciera él. Ha sido Strindberg una de las figuras más características entre los artistas coetáneos; su alma estaba plena de nostalgia y de inquietud. Veía las sombras de una grandeza que se aproximaba y en su alma se reflejaba el templo de las generaciones venideras. Pero no podía alcanzar la orilla opuesta; vislumbraba el porvenir como un espejismo en el desierto; y murió en el desierto, pero su mirada agonizante hubo de saludar aún el país sagrado que buscara siempre sin haberlo encontrado jamás.





Extraído del libro : “Artistas y rebeldes” de Rudolf Rocker  http://www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/l187.pdf