lunes, 30 de abril de 2012

« Al anarquismo hay que dejarlo que siga brotando, por sus propios contextos de sobrevivencia y las ganas de conseguir la libertad »

El Anarquismo en el movimiento obrero en Perú - Entrevista a Chiky Tafur “sociólogo de profesión y freidor de patatas para sobrevivir”.


1. En los inicios del movimiento obrero peruano ¿Qué lineamientos ideológicos se asumieron?

El Perú, como gran parte de Sudamérica, incluso México, replantea el sindicalismo bajo ciertos contextos ideológicos. En algunos países, mucho antes, en la segunda mitad del S. XIX, 1970, 1980 aproximadamente. Tanto el Perú como los demás países de Sudamérica, inicialmente, en este tipo de procesos de sindicalización van a tener tendencia hacia el anarcosindicalismo. En casi toda la historia obrera en el mundo tiene lineamientos anarquistas. Entonces son básicamente anarquistas los lineamientos ideológicos de inicio en el movimiento obrero peruano.

2. ¿Cuáles fueron las organizaciones netamente anarquistas? Háblanos de ellas.

Para principios del S. XX, “Los obreros de la fábrica textil de Ate Vitarte”, “La asociación de panaderos de Lima”, que fueron los primeros en manifestarse contra propuestas sindicales especificas. Las primeras intenciones de la lucha por la jornada de las ocho horas de trabajo, aproximadamente por 1904, 1905, 1906; estos gremios obreros tenían tendencia marcada hacia el anarcosindicalismo.

3. ¿Quiénes fueron los personajes más importantes dentro del movimiento obrero peruano? Háblanos sobre ellos.

Pero para hablar de los primeros lideres anarquistas, yo tendría que poner el primero que fue Gonzales Prada, que no necesariamente fue un sindicalista, pero si fue el primer ideólogo anarquista, porque se rompe, con él, en principio la intelectualidad peruana, que hasta Gonzales Prada estaba concebida bajo el contexto pre occidental, y desde Prada hacia a delante, los primeros lineamientos de lucha anticolonial y anticapitalista. Entonces el primer guía de la perspectiva ideológica anarquista es Gonzales Prada. Luego hubieron anarquistas convictos y confesos, como Portocarrero; la familia Lévano, los Lévano por trascendencia histórica son anarquistas y estuvieron en las décadas de los 10, 20 y 30. También Manuel Caracciolo, que fue uno de los principales propulsores del anarquismo, el planteo conjuntamente con otros compañeros, la idea de sacar periódicos anarquistas, entre ellos “La protesta”, que se difundía en todos los sindicatos de la época. A finales de la década del 10 surgieron otros pensadores que no estaban en la línea del pensamiento anarquista, por ejemplo Víctor Raúl Haya de la Torre, que a pesar de ser fundador del “Apra” y tener una tendencia social demócrata, fue un gran líder en el proceso revolucionario del movimiento obrero, para muchos él fue quien estuvo de intermediario para la resolución de la jornada de las ocho horas de trabajo. Otro también fue José Carlos Mariátegui que se declaro socialista convicto y confeso, también fue parte de todo el proceso histórico del movimiento obrero, es indispensable reconocer a Mariátegui en su ainco hacia el movimiento obrero, porque luego fundaría el “Partido socialista” y bajo su proceso de difusión, con sus revistas, tipo “Claridad” o “Amauta”, va a propagar la propuesta sindical.
Los líderes del movimiento obrero peruano están dentro del anarquismo como también del comunismo.

4. ¿Qué influencia tuvo la revolución bolchevique en el movimiento obrero peruano?

En una determinada etapa del movimiento obrero en el Perú, ya llega a tener presencia el comunismo. Entonces para 1919 que se aprueba la jornada de las ocho horas, ya habían pasado 2 años de la revolución de octubre.

El marxismo y leninismo de Rusia, obviamente tiene una propagación en Perú, y uno de sus principales seguidores fue Mariátegui. Si que tuvo influencia, en el sentido que daba esperanza (tanto políticamente como socialmente hablando), que podrían haber cambios estructurales en la sociedad. La influencia de la revolución de octubre en el Perú y el mundo fue grande, porque se comprobó que bajo procesos revolucionarios, los cambios sociales son posibles, y trasgrede a la sociedad peruana, en el sentido que hay un rompimiento, más definido en las masas estudiantiles, en las obreras e intelectuales de la época. Esta influencia marca, política e ideológicamente.

5. En el activismo del movimiento obrero ¿hubieron acciones que caracterizaban a los anarquistas y los diferenciaban de los socialistas?

Se entendía que el anarquismo tenía una línea de acción revolucionaria más marcada, la acción directa por ejemplo es uno de los planteamientos anarquistas bien fundamentado. Pero sí, porque el comunismo plantea la revolución bajo procesos revolucionarios, o sea el comunismo plantea que el enfrentamiento entre obreros y burgueses llegará a un punto que generara la lucha revolucionaria. El anarquismo creía en la acción directa, creía que cualquier golpe obrero, tenía que ser frontal contra el sistema imperante, creía en la destrucción del estado; a diferencia del comunismo que planeaba un gobierno socialista. El anarquismo planteaba la destrucción total del estado, porque cualquier estado es un poder de dominación, según el marxismo. Estos lineamientos, tanto ideológicos, como prácticos, en un proceso revolucionario diferencia al anarquismo del comunismo.

6. Ya avanzado el movimiento obrero, se dejó notar cierta exclusión o discriminación hacia los anarquistas ¿Cuál es tu opinion?

La tendencia primaria fue el anarcosindicalismo, pero luego en debates internacionales, la presencia del comunismo marxista empieza a tener cabida. No creo que fue marginación, creo que fueron altibajos que el anarquismo tuvo, porque finalmente se estaba demostrando a lo largo de la historia que el comunismo estaba teniendo ciertos resultados contundentes, las famosas revoluciones: la de octubre; luego los primeros planteamientos de revoluciones sudamericanas; la revolución china; en Corea del Norte, inicialmente con Kim II Sung, pero que luego terminó en dictadura comunista.

Pero el protagonismo del anarquismo dentro del movimiento obrero, decae por sus propios altibajos. En el Perú igual. No creo que hayan sido marginados, es más, a lo largo de la década del 20 siempre hubo debates entre el comunismo y el anarquismo, pero a la vez cierta correlación, se sabía convivir, no era tan frontal la lucha entre ellos. Se veía un anarcosindicalista luchando paralelamente con comunistas.

Es el propio declive del anarquismo, que lo va alejando del movimiento sindical.

7. En publicaciones socialistas, como algunas de la CGTP, culpan a los anarquistas de algunos fracasos del movimiento obrero ¿Qué respuesta le das a esto?

Por ejemplo en la lucha por la jornada de las ocho horas, hubo presencia anarquista y comunista. Hubo una correlación de lucha. Luego hubo debate intelectual, pero esta no fue la forma de definir de algún sector. Hubieron algunas etapas donde el comunismo marxista le daba duro al anarquismo .pero echarle la culpa a algún sector del decaimiento obrero, yo no creo que haya sido así. Más bien creo que por las limitaciones de lucha del anarquismo, no tuvo los mismos resultados que la lucha comunista. Yo lo veo mejor así, que culpar a los anarquistas.

Algunas organizaciones como la CGTP, no me determina una definición exacta de la historia, porque ellos la explican en función de ciertos intereses, por lo tanto, para mí, esos achaques entre planteamientos ideológicos de ciertas épocas, solo obedecen a eso.

Sigo creyendo que el anarquismo no es culpable del decaimiento de los procesos históricos obreros en el Perú. Encontró sus propias contradicciones, que es distinto, y los errores en un proceso revolucionario son permitidos, está permitido equivocarse. No creo que haya que culpar al anarquismo de los errores del movimiento obrero. Como las mismas contradicciones que tuvo el socialismo a lo largo de su historia revolucionaria, sino miremos la URRS, miremos esos países que terminaron siendo dictaduras comunistas.

8. ¿Cuáles fueron las principales disputas entre socialistas y anarquistas?

En los medio revolucionarios, abarcaba en el anarquismo, la acción directa, la propagación de la violencia por necesidad propia de las masas. Mientras que en el corte revolucionario de una lucha comunista; involucraba a todas las contradicciones de la sociedad, que generaría la concientización de las masas obreras, para así conseguir su libertad. Todo un proceso, que dependía de concientización, generar contradicciones en la sociedad y luego asumir los medios revolucionarios.

En el tema ideológico, las disputas siempre se han centrado en el rol del estado. El anarquismo rechaza la presencia del estado, creía que por medio de acciones directas se lograría tumbar al sistema imperante, y luego autogestionarse. Mientras que el socialismo planteaba que el estado proletario era un paso elemental para pasar del socialismo al comunismo, creía que el estado tenía un rol estabilizador dentro de este proceso.

Las principales fueron estas.

9. ¿Cuáles crees que fueron los motivos para el declive del movimiento obrero peruano?

Los grandes errores fueron que empezaran a aburguesarse y a ideologizarse los gremios. Ideologizarse ya implica que verticalmente se asuma una ideología. En los inicios se daba lugar al debate, al libre pensamiento, o sea podías abarcar muchos conocimientos, desde el arte hasta la política; pero cuando los gremios empezaron a ideologizarse, se empieza a sectorizar las masas obreras.

Después ya casi llegados los años 80, la historia republicana peruana, siempre ha tenido presencia de dictaduras. Esto implica que los procesos de represión en las décadas de los 30, 40, 50, 60; siempre han estado hacia los gremios sindicales. Las represiones sindicales fueron fuertes; Prado, Odria, Velazco, Fujimori.

Y luego el decaimiento provocado por el mismo sistema imperante; porque también hay que reconocer que al no haber procesos de concientización social, al no haber procesos uniformes con la lucha social; el obrero se cansa, se mediatiza, se decepciona o se aburre. Es parte de culpa de los obreros también, el no permanecer en una lucha constante.

En las 3 primeras décadas del S. XX el movimiento obrero en Perú tuvo una contundencia muy marcada, y luego el declive fue principalmente por esto.

10 Actualmente, en el Perú ¿Cómo ves al movimiento obrero y al anarquismo, a comparación de países como Chile o Argentina?

En los últimos 20 años, contundentemente, no hay movimiento obrero en el Perú, puede parecer demasiada agresiva mi opinión. Hay gremios, hay revueltas en función a ciertos intereses. Pero el movimiento obrero como proceso de asumir una conciencia de clase o una ideología, para mí, en el Perú, no lo hay. Esto es producto específicamente del terrorismo de estado, que planto Fujimori en los 90. Asumió una represión directa, primero contra los movimientos insurgentes, como “Sendero Luminoso “y “MRTA”; y luego con sus políticas de rastrillaje, aquí quien tenía una tendencia ideológica contraria a la del sistema, era tildado de terrorista y se podía ganar 25 años de cárcel, esto generó cierto temor interno en las masas obreras, y además que el estado represor siempre estaba apuntando a los gremios y sindicatos. O porque la oferta y demanda, que es política elemental del mercado neoliberalista, genero conflictos entre obreros; o sea yo hago mi cola para un puesto de trabajo y no me importa si un compañero obrero esta atrás haciendo cola para el mismo puesto d trabajo, me interesa mi puesto y lo demás no; entonces fueron políticas de estrategia del sistema neoliberal, que desestimó al movimiento obrero, por eso, para mí, no hay una presencia marcada del movimiento obrero en el Perú.

En países como Chile o Argentina, sucedió casi igual, lo que sucedió es que las revueltas fueron más directas, y no hubo en esos países, estados tan represores como lo tuvo Perú durante 10 años.

El anarquismo en el Perú como en Sudamérica, sigue siendo de alguna forma coyuntural, pero no es un movimiento establecido. Como parte de un proceso revolucionario, el anarquismo, ni en Perú, ni en Chile ni en Argentina lo hay. Son contundentes los grupos anarquistas, pero bajo ciertas coyunturas políticas, como en estas fechas por ejemplo en Cajamarca, hay una postura de lucha social, y el grupo de anarquistas que estamos por aquí, nos manifestamos, pertenecemos a este movimiento, si es que queremos asumirlo, pero como movimiento unificado, no lo hay, eso hay que reconocer como autocrítica.

En el mundo muchos jóvenes han perdido el interés por las líneas libertarias, porque a veces puede más la ideología capitalista, el consumismo o el amor al trabajo; que mediatizan las mentes y desligan el interés de asumir ciertas posturas libertarias.

Somos movimientos no unificados, el anarquismo no obedece a un proceso revolucionario, ni aquí, ni en Chile, ni en Argentina, ni en Europa.

11 Algún mensaje libre sobre el tema.

Que el anarquismo y el movimiento obrero es un tema riquísimo para leer, pero sobre todo, para humanizarnos. Si es que algo hay que reivindicar del anarquismo a lo largo de su historia, es que ha sido un planteamiento social, contracultural, ideológico, político; marcando ciertas épocas del mundo y enriqueciendo las mentes; ha dejado y sigue dejando mensajes de libertad. Al anarquismo hay que dejarlo que siga brotando, por sus propios contextos de sobrevivencia y las ganas de conseguir la libertad.


domingo, 29 de abril de 2012

 
La historia de los panaderos anarquistas en Perú
Nuestros antepasados precolombinos llamaban al pan tanta, también sanco o shanku cuando lo utilizaban ceremonialmente. Los preparaban moliendo el maíz en batán y cocinando la pasta directamente sobre las piedras calientes del hogar, en el rescoldo o en ollas de barro, con y sin agua. Dependiendo del lugar del Tawantinsuyo, habían modificaciones en cuanto a la manera de procesarlo.

Para completar el cuadro consumían la Ajja, que constituía una especie de pan liquido, chicha espesa, muy nutritiva, elaborada principalmente con maíz germinado, llamado jora, y también utilizaban para este propósito quinua, kiwicha o maní y así obtenían un nutriente ideal, especialmente para niños y ancianos.

Tiempo después llegó el pan de trigo, que fue amasado y horneado por primera vez, por la muy especial dama española doña Inés Muñoz, cuñada de Francisco Pizarro, en las postrimerías del año 1535. El  pan de trigo fue el primer alimento preparado impuesto masivamente por los conquistadores hispanos en la dieta de los nativos.

 Ambos tipos de pan, tienen ganado un lugar importante en la historia de la gastronomía peruana, principalmente por ese dicho de “pan y circo” antigua sentencia de la demagogia política, que los gobernantes de turno, de las diversas épocas, se encargaron de  poner en practica. Controlando de una u otra manera la producción, distribución, el costo y el precio de venta del pan. Manteniéndolo siempre al alcance de las clases populares, hasta convertirlo en uno de los principales alimentos en el ámbito nacional.

Esta situación, que llega hasta nuestros días, nos obliga a importar grandes cantidades de trigo, cuya tecnología agraria es ya muy sofisticada y manejada en el aspecto comercial por un cartel que controla con mano dura y calculada política, el complejo mercado internacional.

En el Perú, por la geografía accidentada de nuestro territorio, la ausencia de lluvias en la costa central, la falta de riego controlado y barato a gran escala, la tupida floresta en la selva tropical y otro tipo de problemas del agro nacional, suman las condiciones que determinan que no tengamos todavía, grandes pampas con agua suficiente, que permitan sembrar en forma económica este cereal y por lo tanto resulta mas barato importarlo que sembrarlo.

Durante las negociaciones del famoso TLC, un tratado de libre comercio con los Estados Unidos, algunos de los temas principales de la agenda y la discusión popular, han sido las condiciones y el costo de nuestra producción de trigo y su precio internacional, generalmente subsidiado.

El pan nuestro de cada día, ya estaba anotado como principal punto de la agenda política a principios del Siglo XX y nos lo acaba de recordar el Fondo Editorial del Congreso de la Republica al publicar un libro que narra la historia de la lucha sindical de dos pioneros Don Manuel Caracciolo Lévano Chumpitas (1862-1936) y su hijo Delfín Lévano (1886-1941), los autores son Cesar Lévano, hijo y nieto de estos dos luchadores sociales y Luis Tejada, otro brillante escritor.

En el año 1901, sorprende a los limeños una singular protesta, nada menos que una huelga de panaderos, que enarbolan la bandera de lucha por la jornada de ocho horas de trabajo. En esos momentos los panaderos tenían las peores condiciones laborales que se puedan imaginar, comenzaban la jornada prácticamente a media noche, a las tres de la madrugada y terminaban hacia las seis de la tarde, mas de quince horas de gran esfuerzo en lugares pequeños, muy calientes y lo sustancial, con un sueldo mínimo, que no alcanzaba para cubrir lo más elemental de la canasta de subsistencias familiar. 

Si a estas malas condiciones le añadimos una absoluta inestabilidad laboral, a merced  del genio y humor del capataz, generalmente muy áspero, porque la crisis permanente le llegaban a él también, es decir cuando llueve todos se mojan y por supuesto la ausencia de otro tipo de beneficios sociales. Entonces fue perfectamente lógico y comprensible encontrar un día cerradas las panaderías de los respectivos barrios.

Es necesario narrar una tríada de episodios relacionados a la historia de los panaderos anarquistas, primero las características de esta utopía sindical y libertaria de los Lévano, luego la conducción ideológica de don Manuel González Prada y finalmente la comprensión de la época donde transcurren los hechos, los primeros años del siglo XX.

Por supuesto bajo hilo conductor del protagonista, el pan: 

Nuestro tanta, el shanku y sus pares de maíz, la tortilla y el taco, la arepa y la hallaca junto con los panes de trigo de la época en que transcurre esta historia, el criollo francés, español, cachito, campesino, carioca, chancay, colisa, de molde, de punta, media luna, petipan, pinganillo, popular, tolette, trencitas y yema.

Y los modernos, los añadidos en los últimos años, el baguette, brioche, ciabatta, croissant, hamburguesa, hot dog, pita, rosetta, sacramento, toscana y trípoli.

A comienzos del siglo XX los pudientes limeños tenían la costumbre de comprar pan fresco, recién horneado, crocante, calientito, tres veces al día, en la panadería del barrio, que siempre quedaba cerca de la casa. Temprano, para el desayuno, al medio día para el almuerzo y a las cinco de la tarde, para el lonche y la cena de las ocho de la noche. Era el protagonista, el compañero ideal de las cuatro comidas diarias de la dieta familiar.

Con la huelga de 1901, se inician dos décadas de lucha, hasta 1919 donde recién se logra la ansiada jornada de las ocho horas de trabajo.

Esta conquista social se la debemos al movimiento anarquista de los obreros panaderos, que lograron organizar a los diversos y dispersos sindicatos de Lima y tuvieron la energía y convicción para “exportar” su movimiento a las diversas regiones del Perú.

Es muy importante señalar, que no solo se trató de un reclamo laboral, sino un movimiento ideológico y cultural, al fundar centros de difusión política, editar periódicos y revistas, alentar la literatura, el teatro,  la música y de alguna manera poner las semillas de dos grandes partidos políticos el Apra de Víctor Raúl Haya de la Torre y el Socialista de José Carlos Mariátegui.

El ideólogo, maestro y guía de este movimiento sindical y anarquista fue don Manuel González Prada (1844-1918) . Nacido en familia de abolengo, se apartó de ella y de la aristocracia para acercarse a los trabajadores manuales. En su aspecto literario fue durante una época un importante miembro del Ateneo de Lima junto con Ricardo Palma, pero su espíritu critico al sistema establecido, lo fue alejando de la tradición literaria y lo indujo a la fundación de otro círculo literario, con el propósito de proponer una nueva literatura basada en la ciencia y orientada  a lo que llamaba la modernidad.

Referente a la política, don Manuel se alejó del partido Civilista al que pertenecía, para fundar con un grupo de libres pensadores un partido radical, la Unión Nacional. Este partido lo nombró candidato presidencial, pero él en un acto que lo retrata de cuerpo entero, negó su propio caudillaje y simplemente se fue a Europa.

En sus primeros ensayos, divulgó las ideas positivistas de Auguste Comte. Sin embargo, terminó convirtiéndose en partidario del anarquismo, pensamiento político muy criticado por el filósofo francés.

Manuel González Prada siempre fue un permanente y ácido critico, especialmente de todo lo que fuera conservador, en discursos académicos, en rueda de amigos, desde cualquier tribuna y en el periódico de mayor importancia, El Comercio. Después de poco tiempo, había ofendido a todos. Mucha gente lo evitaba, otros lo detestaban, nadie quería publicarlo más. Había llegado la época de tomar nuevos rumbos, de nutrir su intelecto y su alma en el viejo mundo.

Después de su estadía en Europa (1891-1898), vuelve al Perú, ahora es un socialista muy especial, se acerca al proletario. Alejado de la prensa escrita y la literatura, publica sus ensayos políticos en pequeñas imprentas de barrio.

Es de interés histórico para este articulo, disfrutar de algunos párrafos de su discurso leído el l de mayo de 1905 en la Federación de Obreros Panaderos.

<Señores: No sonrían si comenzamos por traducir los versos de un poeta....

- En la tarde de un día cálido, la Naturaleza se adormece a los rayos del Sol, como una mujer extenuada por las caricias de su amante.

- El gañán, bañado de sudor y jadeante, aguijonea los bueyes; mas de súbito se detiene para decir a un joven que llega entonando una canción:

- ¡Dichoso tú! Pasas la vida cantando mientras yo, desde que nace el Sol hasta que se pone, me canso en abrir el surco y sembrar el trigo.

- ¡Cómo te engañas, oh labrador! responde el joven poeta. Los dos trabajamos lo mismo y podemos decirnos hermanos; porque, si tú vas sembrando en la tierra, yo voy sembrando en los corazones. Tan fecunda tu labor como la mía: los granos de trigo alimentan el cuerpo, las canciones del poeta regocijan y nutren el alma"...

Esta poesía nos enseña que se hace tanto bien al sembrar trigo en los campos como al derramar ideas en los cerebros, que no hay diferencia de jerarquía entre el pensador que labora con la inteligencia y el obrero que trabaja con las manos, que el hombre de bufete y el hombre de taller, en vez de marchar separados y considerarse enemigos, deben caminar inseparablemente unidos.

Pero ¿existe acaso una labor puramente cerebral y un trabajo exclusivamente manual? Piensan y cavilan: el herrero al forjar una cerradura, el albañil al nivelar una pared, el tipógrafo al hacer una compuesta, el carpintero al ajustar un ensamblaje, el barretero al golpear en una veta; hasta el amasador de barro piensa y cavila.

Sólo hay un trabajo ciego y material - el de la máquina; donde funciona el brazo de un hombre, ahí se deja sentir el cerebro. Lo mismo sucede en las faenas llamadas intelectuales: a la fatiga nerviosa del cerebro que imagina o piensa, viene a juntarse el cansancio muscular del organismo que ejecuta. Cansan y agobian: al pintor los pinceles, al escultor el cincel, al músico el instrumento, al escritor la pluma; hasta al orador le cansa y agobia el uso de la palabra. ¿Qué menos material que la oración y el éxtasis? Pues bien: el místico cede al esfuerzo de hincar las rodillas y poner los brazos en cruz.

Las obras humanas viven por lo que nos roban de fuerza muscular y de energía nerviosa. En algunas líneas férreas, cada durmiente representa la vida de un hombre. Al viajar por ellas, figurémonos que nuestro wagón se desliza por rieles clavados sobre una serie de cadáveres; pero al recorrer museos y bibliotecas, imaginémonos también que atravesarnos una especie de cementerio donde cuadros, estatuas y libros encierran no sólo el pensamiento sino la vida de los autores.

Ustedes (nos dirigimos únicamente a los panaderos), ustedes velan amasando la harina, vigilando la fermentación de la masa y templando el calor de los hornos. Al mismo tiempo, muchos que no elaboran pan velan también, aguzando su cerebro, manejando la pluma y luchando con las formidables acometidas del sueño: son los intelectuales... son los periodistas. Cuando en las primeras horas de la mañana sale de las prensas el diario húmedo y tentador, a la vez que surge de los hornos el pan oloroso y provocativo, debemos demandarnos: ¿quién aprovechó más su noche, el diarista o el panadero?.... iguales mis queridos compañeros... era sin dudas una época muy romántica, especial, llena de esperanzas, cargada de sueños, que tenemos todavía que hacer realidad.

jueves, 26 de abril de 2012

¿Quién fue Albert Parsons?

Comparto a continuación un texto extraído del libro Los mártires de Chicago de Ricardo Mella,
http://metalmadrid.cnt.es/cultura/libros/ricardo-mella-los-martires-de-chicago.pdf donde hay algunos fragmentos del discurso del anarquista Albert Parsons previos a ser ahorcado víctima de un montaje jurídico policial que marcó la historia del movimiento obrero internacional, y razón por la cual se conmemora el Primero de Mayo como el día de los trabajadores.

Nació en Montgomery, Arkanzas (Estados Unidos) en 1848. Sus padres murieron siendo él muy joven, y su hermano W. R. Parsons, que era General en el ejército confederado, pasó a Texas, llevándose consigo a su hermano Alberto. Allí recibió su educación en los colegios de Waco. Después aprendió a imprimir en el periódico Galveston News, y cuando estalló la guerra se fugó de casa de su hermano e ingresó en un Cuerpo de Artillería del ejército confederado. Poco tiempo después sirvió bajo las órdenes de su hermano, recibiendo señaladas distinciones por sus heroicidades.

Después de la guerra fue editor del periódico El Espectador, en Waco. Con gran disgusto de su hermano se hizo republicano, en cuyo partido figuró en primera fila. Ocupó dos veces puestos importantes en el gobierno federal de Austin y fue secretario del Senado del Estado de Texas. En Chicago trabajó algún tiempo en varias imprentas y se hizo un agitador temible entre las clases trabajadoras. Por sus méritos, fue nombrado maestro obrero del distrito 24 de los Caballeros del Trabajo y presidente de las asambleas de oficio, cargo que desempeñó tres años consecutivos. En 1879 fue nombrado candidato para la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Socialista, lo que renunció por no tener los 35 años que pide la Constitución. En 1883 contribuyó a formar el programa de la Asociación Internacional de los Trabajadores en el Congreso de Pittsburg. Fue elegido candidato a la Concejería de Chicago varias veces; y finalmente, en 1884 fundó el periódico La Alarma, órgano del Grupo Americano.

Desde esa época, sus continuos servicios a la organización y su actividad incansable, como asimismo su palabra fluída y convincente, hicieron de Alberto R. Parsons una de las más importantes figuras que descollaban entre la pléyade de trabajadores ilustrados que dirigen el movimiento obrero en Norteamérica.

Discurso

La oración admirable de Parsons duró ocho horas, dos el día 8 y seis el día 9 de octubre de 1886. Como quiera que la sala se negó repetidas veces a conceder algún descanso al orador, faltóle a éste en ocasiones la memoria a causa de la postración física en que se hallaba. La sala dio también muestras de su impaciencia, contrariada por la firmeza y elocuencia razonadora de Parsons. Este, aun a costa de su salud, propúsose no dejar en pie ni una sola de las acusaciones del ministerio fiscal y de los testigos, y lo consiguió cumplidamente.

Me preguntáis -comenzó diciendo- por qué razones no debe serme aplicada la pena de muerte, o lo que es lo mismo, ¿qué fundamentos hay para concederme una nueva prueba de mi inocencia? Yo os contesto y os digo que vuestro veredicto es el veredicto de la pasión, engendrado por la pasión, alimentado por la pasión y realizado, en fin, por la pasión de la ciudad de Chicago. Por este motivo, yo reclamo la suspensión de la sentencia y una nueva prueba inmediata. Esta es tan sólo una de las muchas razones que para ello tengo. ¿Y qué es la pasión? Es la suspensión de la razón, de los elementos de discernimiento, de reflexión y de justicia necesarios para llegar al conocimiento de la verdad. No podéis negar que vuestra sentencia es el resultado del odio de la prensa burguesa, de los monopolizadores del capital, de los explotadores del trabajo ...

En los veinte años pasados, mi vida ha estado completamente identificada con el movimiento obrero en América, en el que tomé siempre una participación activa. Conozco, por tanto, este movimiento perfectamente, y cuanto de él diga en relación con este proceso no será más que la verdad, toda la verdad de los hechos.

Hay en los Estados Unidos, según el censo de 1880. dieciseis millones doscientos mil jornaleros. Estos son los que por su industria crean toda la riqueza de este país ...

El jornalero es aquel que vive de un salario y no tiene otros medios de subsistencia que la venta de su trabajo hora por hora, día por día, año por año. Su trabajo es toda su propiedad; no posee más que su fuerza y sus manos. De aquellos diez millones de jornaleros sólo nueve millones son hombres; los demás son mujeres y niños. Si calculamos ahora que cada familia se compone de cinco personas, aquellos nueve millones de obreros representan cuarenta y cinco millones de individuos de toda nuestra población. Pues bien; toda esta gente que es la que crea la riqueza, como ya he dicho, depende en absoluto de la clase adinerada, de los propietarios.

Ahora bien, señores; yo como trabajador he expuesto los que creía justos clamores de la clase obrera, he defendido su derecho a la libertad y a disponer del trabajo y de los frutos del trabajo como le acomode. Me preguntáis por qué no debo ser ejecutado, y entiendo que esta pregunta implica también que deseáis saber por qué existe en este país una clase de gente que apela a vosotros para que no nos concedáis una nueva prueba. Yo creo que los representantes de los millonarios de Chicago organizados, que los representantes de la llamada Asociación de los ciudadanos de Chicago os reclama nuestra inmediata extinción por medio de una muerte ignominiosa.

Ellos de una parte y nosotros de otra. Vosotros os levantáis en medio representando la justicia. ¿Y qué justicia es la vuestra que lleva a la horca a hombres que no se les ha probado ningún delito ...?

Este proceso se ha iniciado y se ha seguido contra nosotros; inspirado por los capitalistas, por los que creen que el pueblo no tiene más que un derecho y un deber, el de la obediencia. Ellos han dirigido el proceso hasta este momento, y como ha dicho muy bien Fielden, se nos ha acusado ostensiblemente de asesinos y se acaba por condenarnos como anarquistas ...

... Pues bien: yo soy anarquista. ¿Qué es el socialismo o la anarquía? Brevemente definido, es el derecho de los productores al uso libre e igual de los instrumentos de trabajo y el derecho al producto de su labor. Tal es el socialismo. La historia de la humanidad es progresiva; es, al mismo tiempo, evolucionista y revolucionaria. La línea divisoria entre la evolución y la revolución jamás ha podido ser determinada. Evolución y revolución son sinónimos. La evolución es el periodo de incubación revolucionaria. El nacimiento es una revolución; su proceso de desarrollo, la evolución.

Primitivamente la tierra y los demás medios de vida pertenecian en común a todos los hombres. Luego se produjo un cambio por medio de la violencia, del robo y de la guerra. Más tarde la sociedad se dividió en dos clases: amos y esclavos. Después vino el sistema feudal y la servidumbre. Con el descubrimiento de América se transformó la vida comercial de Europa, y a la abolición de la servidumbre siguió el sistema del salario. El proletariado nació en la Revolución francesa de 1789 y 1793. Entonces fue cuando por primera vez se proclamó en Europa la libertad civil y política.

Con una simple hojeada a la historia se ve que el siglo XVI fue el siglo de la lucha por la libertad religiosa y de conciencia, esto es, la libertad del pensamiento; que los siglos XVII y XVIII fueron el prólogo de la gran Revolución francesa, que al proclamar la República instituyó el derecho a la libertad política; y hoy, siguiendo las leyes eternas del proceso y de la lógica, la lucha es puramente económica e industrial y tiende a la supresión del proletariado, de la miseria, del hambre y de la ignorancia. Nosotros somos aquí los representantes de esa clase próxima a emanciparse, y no porque nos ahorquéis dejará de verificarse el inevitable progreso de la humanidad.

¿Qué es la cuestión social? No es un asunto de sentimiento, no es una cuestión religiosa, no es un problema político; es un hecho económico externo, un hecho evidente e innegable. Tiene, sí, sus aspectos emocionales religiosos y políticos; pero la cuestión es, en su totalidad, una cuestión de pan, de lo que diariamente necesitamos para vivir. Tiene sus bases científicas, y yo voy a exponeros, según los mejores autores, los fundamentos del socialismo. El capital, capital artificial es el sobrante acumulado del trabajo, es el producto del trabajo. La función del capital se reduce actualmente a apropiarse y confiscar para su uso exclusivo y su beneficio el sobrante del trabajo de los que crean toda la riqueza. El capital es el privilegio de unos cuantos y no puede existir sin una mayoría cuyo modo de vida consiste en vender su trabajo a los capitalistas. El sistema capitalista está amparado por la ley, y de hecho la ley y el capital son una misma cosa. ¿Y qué es el trabajo? El trabajo es un ejercicio por el cual se paga un precio llamado salario. El que lo ejecuta, el obrero, lo vende, para vivir, a los poseedores del capital. El trabajo es la expresión de la energía y del poder productor. Esta energía y este poder han de venderse a otra persona, y en esa venta consiste el único medio de existencia para el obrero. Lo único que posee y que en realidad produce para sí es el jornal. Las sedas, los palacios, las joyas, son para otros. El sobrante de su trabajo no se le paga; pasa íntegro a los acaparadores del capital.

¡Ese es vuestro sistema capitalista!

Suspendida la sesión, tuvo Parsons que interrumpir su discurso. Lo reanudó a las diez de la mañana siguiente, haciendo un resumen de sus principales puntos de vista y examinando varios extremos del proceso.

En su propia defensa dijo, entre otras cosas, lo siguiente:

Yo no he violado ninguna ley de este país. Ni yo ni mis compañeros hemos abusado de los derechos de todo ciudadano de esta República. Nosotros hemos hecho uso del derecho constitucional a la propia defensa, nos hemos opuesto a que se arrebataran al pueblo americano aquellos derechos. Pero los que nos han procesado imaginan que nos han vencido porque se proponen ahorcar a siete hombres, siete hombres a quienes se quiere exterminar violando la ley, porque defienden sus inalienables derechos: porque apelan al derecho de la libre emisión del pensamiento y lo ejercitan, porque luchan en defensa propia. ¿Creéis, señores, que cuando nuestros cadáveres hayan sido arrojados al montón se habrá acabado todo? ¿Creéis que la guerra social se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah no! Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero para demostraros vuestra injusticia y las injusticias sociales que nos llevan al cadalso; quedará el veredicto popular para decir que la guerra social no ha terminado por tan poca cosa.

La policía está armada con los fusiles modernos de Winchester y las organizaciones obreras carecen por completo de medios de defensa. Un fusil de aquellos cuesta 18 duros, y nosotros no podemos comprarlos a tal precio. ¿Qué deben hacer los trabajadores?

Una bomba de dinamita cuesta treinta céntimos y puede ser preparada por cualquiera. El fusil Winchester cuesta 18 duros. La diferencia es considerable. ¿Soy culpable por decir esto? ¿He de ser ahorcado por ello? ¿Qué es lo que yo he hecho? Buscad a los que han inventado esas cosas y ahorcadlos también. El General Sheridan ha dicho en el Congreso que la dinamita había sido un descubrimiento formidable que igualaba todas las fuerzas y que en las luchas que en lo futuro mantendrán las clases obreras podrán apelar a ella para hacer inútiles todos los ejércitos. Yo no he hecho más que citar sus palabras. ¿Y por esto se me acusa y se me condena?

Se me ha llamado aqui dinamitero. ¿Por qué?

El fusil ha sido un descubrimiento que ha democratizado al mundo, poniendo al pueblo en condiciones de luchar con los aristócratas y los poderosos. Hoy la dinamita realiza el mismo fenómeno porque implica la difusión del poder, porque hace a todos iguales. Los ejércitos y la policia no significan nada ante la dinamita. Nada pueden contra el pueblo. Así se disemina la fuerza y se establece el equilibrio. La fuerza es la ley del universo; la fuerza es la ley de la Naturaleza, y esta nueva fuerza descubierta hace a todos los hombres iguales, y por tanto libres ...

(Muchas ilusiones se hacían entonces los propagandistas acerca del valor de este medio de lucha. No es sorprendente, porque las mismas gentes de orden, véase el General Sheridan, se lo daba también. La realidad echa por tierra tales ilusiones, y por si no fuera ello bastante, hace muy poco ha podido verse cómo los Estados, la fuerza organizada, apela a la melinita contra cualquier rebeldía que se le resista. No es necesario que saquemos la consecuencia.)

Ya he probado cómo fui al mitin de Haymarket sin plan previo y solicitado a última hora por mis amigos

Ya sabéis que me acompañaron mi esposa, Miss Holmes, otras dos señoritas más y mis dos niños. Y ahora pregunto: ¿es posible que en tales circunstancias y en tales condiciones acudiese a un lugar donde se hubiese de desarrollar la trama de un complot para arrojar bombas de dinamita? Esto es increíble; está fuera de la naturaleza humana creer en la posibilidad de un hecho tan monstruoso ...

Parsons termina su discurso con la relación del noble rasgo que le llevó a compartir las penas impuestas a sus camaradas:

Cuando vi que se había fijado el día de la vista de este proceso, juzgándome inocente y sintiendo asimismo que mi deber era estar al lado de mis compañeros y subir con ellos, si era preciso, al cadalso; que mi deber era también defender los derechos de los trabajadores y la causa de la libertad y combatír la opresión, regresé sin vacilar a esta ciudad. ¿Cómo volví? Esto es interesante, pero me falta tiempo para explicarlo. Fui desde Wankesha a Milwaukee, tomé el tren de Saint-Paúl en la estación de este último punto, por la mañana, y llegué a Chicago a eso de las ocho y media. Me diriji a casa de mi amiga Miss Ames, en la calle de Morgan. Hice venir a mí esposa y conversé con ella algún tiempo. Mandé aviso al Capitán Blanck que estaba aquí pronto a presentarme y constituirme preso. Me contestó que estaba dispuesto a recibirme. Vine y le encontré a la puerta de este edificio, subimos juntos y comparecí ante este tribunal.

Sólo tengo que añadir: aun en este momento no tengo por qué arrepentirme.

Si Parsons fue noble al presentarse espontáneamente a las autoridades de Chicago, nada hay comparable a sus últimas palabras:

Aun en este momento, no tengo por qué arrepentirme.

Carta de Piotr Kropotkin sobre los mártires de Chicago




                            Señor editor del New York Herald

La sentencia de Chicago indica que el conflicto está tomando en América una proporción más aguda y un giro más brutal que jamás lo tuvo en Europa. Las primeras páginas de esta historia empiezan con un acto de represalias del peor género. Una buena dosis de venganza, pero ningún hecho concreto, es todo lo que se infiere del proceso de Chicago.

He leído con atención los datos de la causa; he pesado con detenimiento los indicios y la evidencia, y no titubeo en asegurar que semejante sentencia sólo puede hallarse en Europa después de las represalias llevadas a término por los Consejos de guerra a raíz de la derrota de la Commune de París, en 1871, el terror blanco de la restauración borbónica de 1815, se queda muy atrás.

Estoy completamente conforme con las misivas dirigidas al embajador americano por el Ayuntamiento de París y el Consejo general del Sena en favor de los anarquistas sentenciados. Pero el tribunal de Chicago no tiene la excusa que tenían los consejos de guerra de Versalles, a saber: la excitación de las pasiones producida por una guerra civil después de una gran derrota nacional.

Es evidente, por de pronto, que ninguno de los siete acusados ha arrojado bomba alguna. Está por demás probado que algunos ya se habían marchado al cargar furiosamente la policía sobre la multitud. Todavía más: el fiscal no sostiene que la bomba fue arrojada por cualquiera de los siete acusados, puesto que de ese hecho acusa a otra persona que no está bajo la acción de la justicia.

Sólo Spies es acusado de haber entregado una mecha para poner fuego a la bomba, pero el único hombre que de ello da testimonio es un tal Gilmer, cuya mala reputación es bien sabida y cuya costumbre de mentir ha sido afirmada por diez personas que habían vivido con él. Además el mismo Gilmer declara haber recibido dinero de la policía.


Después de los sucesos de Haymarket, los cuerpos colegisladores de Illinois promulgaron una ley contra los dinamiteros y están ahora a punto de promulgar otra contra toda clase de conspiradores. Según esta última ley, cualquier acto relacionado con la fabricación de bombas, aunque tenga fines legales, será considerado como criminal. Acaba, pues, de ser destruido uno de los principales articulos de la Constitución. Según reza la futura ley, cualquier incidente que dé por resultado un acto ilegal, será también considerado como delito.

No hace falta probar que la persona que comete un acto ilegal puede haber leído artículos o escuchado discursos que aconsejaban cometerlo, y así ahora todos esos artículos y discursos serán responsables de dicho acto. Queda virtualmente suprimida la libertad de hablar y de escribir. Del mismo modo la ley francesa reconoce una relación directa entre la excitación por medio de la palabra, hablada o escrita y el acto ejecutado.

La nueva ley del Illinois me interesa poco en sí misma y sólo deseo que conste lo siguiente: Siete anarquistas de Chicago han sido condenados a muerte gracias a un simulacro de la ley que aún no lo era en 1886, cuando se cometieron los hechos de que se les acusa. La referida ley fue propuesta con el propósito de ser aplicada en el proceso de Chicago, y su primer efecto será matar a siete anarquistas.

Soy de usted afectísimo.

P. Kropotkin












domingo, 22 de abril de 2012

Cicatriz - En comisaría



Niégales lo que te digan y no cedas al engaño,
pues todo lo que te pidan será para hacerte daño.

En comisaria se te pasan lentos los días,
pero no les cuentes nada aunque te hagan mil putadas.

Ellos te querrán sacar lo que has hecho y algo mas,
te vacilaran y de ostias te darán.

Ellos te querrán sacar lo que has hecho y algo más,
te vacilaran y de ostias te darán.

Niégales lo que te digan y no cedas al engaño,
pues todo lo que te pidan será para hacerte daño.

Tu tranquilo y a lo tuyo y que los marrones se los metan por el culo.
Si no les dices la verdad podrás salir en libertad.

Tu tranquilo y a lo tuyo y que los marrones se los metan por el culo.
Si no les dices la verdad podrás salir en libertad.
Niégales lo que te digan y no cedas al engaño,
pues todo lo que te pidan será para hacerte daño.