Con 29 años, Mijaíl Bakunin
escribía desde París a su hermano Pavel, desarrollando
hermosos párrafos acerca de la concepción del amor libre y certeras críticas a
la posesión afectiva, «Querer, al amar, la dependencia de aquella persona a la
que se ama, es amar una cosa y no un ser humano», añadía el joven ruso posterior
fundador del colectivismo anarquista. En 1845 Mijaíl Bakunin aún no constituía un
pensamiento anarquista plenamente
desarrollado, sin embargo, sus palabras se teñían intensamente del amor a la
libertad que años más tarde conformó la esencia del pensamiento del socialismo
revolucionario bakuninista sobre el cual el movimiento anarquista mundial sentó
las bases. Tomado del Libro «Conversaciones con Bakunin», compilación a cargo de Arthur Lehning, Editorial Anagrama. Es un fragmento de la carta original (N&A)
París, 29 de Marzo de 1845
Mijaíl Bakunin
a su hermano Pavel
Amo, Pavel, amo
apasionadamente; no sé si puedo ser amado como me gustaría serlo, pero no
desespero; sé al menos que tiene mucha simpatía por mí; debo y quiero merecer
el amor de la que me ama, amándola religiosamente, es decir activamente; ella
está sometida a la esclavitud más terrible e infamante; y yo debo liberarla
luchando contra sus opresores y encendiendo en su corazón el sentido de su
propia dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los
instintos de la rebelión y la independencia, recordándole a ella misma sus
sentimientos acerca de su fuerza y sus derechos.
Amor es querer la libertad, la independencia total del otro, es este el primer acto de amor verdadero; es la emancipación completa del objeto al que se ama; verdaderamente no se puede amar más que a un ser perfectamente libre, independiente no solamente de todos los demás sino incluso y sobre todo de aquel de quien es amado y a quien se ama. Esta es mi profesión de fe política, social y religiosa, éste es el sentido íntimo no sólo de mis acciones y mis tendencias políticas, sino hasta donde puedo de mi existencia particular e individual; porque el tiempo en el que estos dos tipos de acciones podrían ir por separado está ya muy lejos; ahora el hombre quiere la libertad en todas las acepciones de esta palabra, o no la quiere.
Querer, al amar, la dependencia de aquella persona a la que se ama, es amar una cosa y no un ser humano, pues el hombre solamente se distingue de la cosa por la libertad; y si el amor también implicara la dependencia sería lo más peligroso y lo más infamante del mundo, porque reaviva entonces una fuente inagotable de esclavitud y embrutecimiento para la humanidad. Todo lo que emancipe a los hombres, todo lo que al hacerlos entrar en sí mismos suscita en ellos el principio de su vida propia, de una actividad original y verdaderamente independiente, todo lo que les da la fuerza para ser ellos mismos, todo esto es verdad; todo lo demás es falso, liberticida, absurdo.
Emancipar al hombre es la única influencia legítima y bienhechora. ¡Abajo todos los dogmas religiosos y filosóficos, no son más que engaños! La verdad no es una teoría sino un hecho, la vida misma, es la comunidad de los hombres libres e independientes: es la unidad del amor que surge de las profundidades misteriosas e infinitas de la libertad.
Amor es querer la libertad, la independencia total del otro, es este el primer acto de amor verdadero; es la emancipación completa del objeto al que se ama; verdaderamente no se puede amar más que a un ser perfectamente libre, independiente no solamente de todos los demás sino incluso y sobre todo de aquel de quien es amado y a quien se ama. Esta es mi profesión de fe política, social y religiosa, éste es el sentido íntimo no sólo de mis acciones y mis tendencias políticas, sino hasta donde puedo de mi existencia particular e individual; porque el tiempo en el que estos dos tipos de acciones podrían ir por separado está ya muy lejos; ahora el hombre quiere la libertad en todas las acepciones de esta palabra, o no la quiere.
Querer, al amar, la dependencia de aquella persona a la que se ama, es amar una cosa y no un ser humano, pues el hombre solamente se distingue de la cosa por la libertad; y si el amor también implicara la dependencia sería lo más peligroso y lo más infamante del mundo, porque reaviva entonces una fuente inagotable de esclavitud y embrutecimiento para la humanidad. Todo lo que emancipe a los hombres, todo lo que al hacerlos entrar en sí mismos suscita en ellos el principio de su vida propia, de una actividad original y verdaderamente independiente, todo lo que les da la fuerza para ser ellos mismos, todo esto es verdad; todo lo demás es falso, liberticida, absurdo.
Emancipar al hombre es la única influencia legítima y bienhechora. ¡Abajo todos los dogmas religiosos y filosóficos, no son más que engaños! La verdad no es una teoría sino un hecho, la vida misma, es la comunidad de los hombres libres e independientes: es la unidad del amor que surge de las profundidades misteriosas e infinitas de la libertad.
Mijaíl Bakunin
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