domingo, 24 de febrero de 2013

Rudolf Rocker: La «dictadura del proletariado» herencia de la burguesía

Otra cosa no puede decirse de la dictadura, por no derivar del mundo de las concepciones socialistas. La dictadura no es un producto del movimiento obrero, pero si una lamentable herencia de la burguesía pasada al campo proletario para garantizar la «felicidad». La dictadura va estrechamente ligada con la aspiración al poder político, de origen burgués igualmente.

La dictadura es una cierta forma de las que suele tomar el Estado, siempre ávido de potencia. Es el Estado situado en estado de guerra. Como los demás adeptos a la idea estatal, los partidarios de la dictadura pretenden —provisionalmente (?)— imponer al pueblo su voluntad. Esta concepción es por sí misma un obstáculo para la revolución social, cuyo elemento vivaz propio es, precisamente, la participación constructiva y la iniciativa directa de las multitudes.

La dictadura es la negación, la destrucción del ser orgánico, del modo de organización natural, que es de abajo arriba. Alguien alega que el Pueblo no está aún maduro para emprender su propio destino. Hay, en consecuencia, que ejercer el dominio sobre las masas, someterlas a tutela a cuenta de una minoría «experta». Los partidarios de la dictadura podrían inspirarse en la mejor de las intenciones, pero la lógica del Poder les obligaría, en todos los casos, a entrar en la vía del despotismo más extremo.

La idea de dictadura fue copiada por nuestros socialistas estatales de ese partido pre-burgués que fueron los jacobinos. Ese partido calificó de crimen la declaración de huelga y prohibió, bajo amenaza de muerte, las asociaciones obreras. Saint-Just y Couthon fueron los portavoces más enérgicos de esa exigencia, y Robespierre obró influenciado por la misma.

El modo falso e unilateral de presentar la gran Revolución como acostumbran hacer los historiadores burgueses y que ha influenciado fuertemente a la mayor parte de socialistas, ha contribuido mucho a dar a la dictadura de los jacobinos un brillo inmerecido, pero que el martirologio de sus principales jefes parece haber engrandecido. En general la gente es sensible al culto a los mártires lo cual la incapacita para la crítica reflexionada de las ideas y de los actos.

La obra creadora de la Revolución Francesa es bien conocida: abolición del feudalismo y de la monarquía; los historiadores la han glorificado como obra de los jacobinos y de los revolucionarios de la Convención; y no obstante, al paso del tiempo esa concepción ha resultado un falseamiento absoluto de la historia entera de la Revolución.

Hoy sabemos que esa interpretación errónea está basada en una ignorancia voluntaria de los hechos históricos, sobre todo de la verdad de que la fidedigna y creadora obra de la Revolución fue cumplida por los campesinos y los proletarios de las ciudades, contrariando a la Asamblea Nacional y a la Convención. Los jacobinos y ésta siempre combatieron asaz vivamente, las innovaciones radicales hasta el momento del hecho consumado, es decir, cuando las realizaciones populares se les habían impuesto. En consecuencia, la abolición del sistema señorial pronunciada por la Convención no significó más que una constancia en acta de la conquista directa lograda por los campesinos revolucionarios contra el sistema opresor antiguo y a pesar de la ferocidad con que fueron combatidos por los partidos políticos de la hora.

Aún en 1792, la Asamblea Nacional mantenía en pie el sistema feudal. Fue al año siguiente que la dicha Asamblea revolucionaria convino en dar razón a «la plebe del campo» sancionando la abolición de los derechos señoriales, hecho ya vigente por decisión popular. Igual o parecida ocurrencia con respecto a la abolición oficial de la monarquía.

Rudolf Rocker - 1920

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Prehistoria del anarquismo: Max Stirner por Ángel Cappelletti

Max Stirner no es, en rigor, un filósofo anarquista, por más que así se empeñen en considerarlo los manuales. Es más bien, un solipista moral. Sin embargo, al igual que los socialistas utópicos, sus contemporáneos, hay en su pensamiento muchos elementos que serán fundamentales en la constitución de la filosofía social del anarquismo. En particular, su crítica del Estado y de la burguesía, de las instituciones políticas y de la escuela, pueden considerarse como adecuado presupuesto para Proudhon y para Bakunin.

Max Stirner (su verdadero nombre era Johann Kaspar Schmidt) nació en Bayreuth, el 26 de octubre de 1806. En la Universidad de Berlín escuchó a Hegel y a Schleiermacher. Durante un lustro fue profesor en un internado de señoritas berlinés. Vinculado con los jóvenes hegelianos del grupo de los «libres» (Freien) y, en especial, con Bruno Bauer, muy pronto superará los límites de la crítica ideológica de éstos, limitada a la religión y a las viejas fórmulas de la filosofía académica. En 1844 publicó el libro que le hizo famoso, el único en realidad, por el cual su nombre es recordado: El único y su propiedad. En 1856 murió en la mayor pobreza.

La realidad se reduce, según Stirner, al único, es decir, al individuo; sólo del yo individual puede decirse que verdaderamente existe. Por consiguiente, todos los valores que se basan en lo universal y que suponen la existencia de lo común, tales como verdad, libertad, justicia, etc., han de ser desechados, para dejar lugar al único valor que se funda en el Único, esto es, a la propiedad (Eigentum), a la pura expresión de la absoluta individualidad.

Toda nuestra cultura está viciada por un error esencial: el de haber hecho del individuo un mero instrumento de la Historia, del Estado, de la Idea.

El yo, mi yo, es el Absoluto. Ninguna Historia lo trasciende, ningún proyecto universal lo incluye, ninguna vocación lo orienta. En cierto sentido equivale al Uno de Plotino y al Acto Puro de Aristóteles.

Ahora bien, esta exaltación de la individualidad hace del hombre un nómada, un ser aislado de la sociedad y de los demás hombres. Por eso, la crítica de Stirner, a diferencia de la de los anarquistas, no está dirigida sólo contra el Estado sino, más aún, contra la Sociedad misma.

Para Bakunin o Kropotkin, el individuo humano constituye un valor supremo, por encima de él no hay nada. Pero el concepto de individuo no excluye sino que, por el contrario, exige la convivencia permanente con los demás individuos, esto es, la sociedad. Más aún, según ellos, el individuo aislado es un pseudo-individuo, ya que sólo en la interrelación humana y en la mirada del prójimo es reconocido y se reconoce como hombre libre y como valor supremo. Stirner, por el contrario, se complace en afirmar: Volksfreiheit ist nicht meine Freiheit (La libertad del pueblo no es mi libertad).

La individualidad se funda, para los filósofos propiamente anarquistas, en la individualidad del prójimo; para Stirner, se funda en sí misma o, por mejor decir, en nada: Ich habe meine Sache auf Nichts gestellt (He fundado mi causa en nada).

La obra de Stirner resulta, sin embargo, particularmente valiosa para el pensamiento anarquista, porque señala con lúcida acritud las limitaciones y contradicciones del ascendente liberalismo burgués. En cuanto analiza sus conceptos de libertad y de igualdad como modos de subordinarse al Estado, en cuanto desmonta la estructura del Estado liberal y constitucional para mostrarlo como una nueva y tremenda máquina de opresión, presta un invalorable servicio al pensamiento anarquista. ¿Cómo podría éste dejar de reconocerlo cuando Stirner ha escrito: « El Estado vino a ser así la verdadera persona ante la que desaparece la personalidad del individuo; no soy Yo quien vivo, es él quien vive en Mí?».

La ideología anarquista, Ángel J. Cappelletti.
Fuente: Grupo Stirner  

sábado, 23 de febrero de 2013

Ritalín ¿una droga de control social?

 
Alarma por una enfermedad que tal vez ni existe, un remedio que sirve a los familiares, pero no a los pacientes, y una ola de drogodependencia legalizada: Es la última moda que nos amenaza desde Estados Unidos.
 
El niño no estudia. Los deberes se la sudan. No quiere ni oír hablar de preparar exámenes. Eso no es todo: no escucha en clase, porque siempre está hablando con los chicos y chicas a su lado. No hay día que pase sin que monte alguna en el recreo o en el autobús escolar. Los castigos no sirven para nada. Se cierra a cualquier intento de hacerle aprender. No escucha nunca, tiene la cabeza en otro lado. Le obligas a leer un texto diez veces y luego no se acuerda de la mitad. Es el calvario sin fin de miles, sino millones de padres.

Y en este escueto párrafo ya tenemos la clave del problema. Porque quien sufre es el niño ¿no? Pero el calvario se lo solemos adjudicar a padres y maestros. El niño sufre, pero secuestramos su sufrimiento y lo pasamos a los mayores. El niño pasa de ser sujeto a objeto -y por lo tanto pierde el control sobre su vida. Padres, maestros, autoridades escolares y, por fin, los médicos, definen el problema y proponen los caminos a seguir para solucionarlo.
 
A veces el camino simple y directo parece lógico: el niño se siente mal, el maestro constata que tiene fiebre y lo manda a casa. Los padres lo llevan al medico, y este diagnostica gripe.
 
¿Pero que pasa con el alumno problemático? Pues la ciencia médica esta aplicando la misma vía simple y directa para un problema mucho más complejo: una vez descubierta una enfermedad, se puede buscar un remedio, si posible una pastilla fácil de tragar. Y Padres y profesores suspiran de alivio. Porque una enfermedad se trata con fármacos, y con suerte se cura. Así el entorno familiar y escolar del niño se libra de una grave responsabilidad: ya no hay que entender al niño, soólo hay que tratarlo.
 
Millones de padres y maestros se están convirtiendo en camellos legales de sus hijos, administrándoles fármacos para domarlos, generalmente uno llamado Ritalin (fabricado por Ciba-Geigy, una división del gigante farmacéutico Suizo Novartis). Esto pasa sobre todo en Estados Unidos y en Canadá, pero como todas las modas ya está apareciendo en Europa.
 

La enfermedad

 
EN EE.UU. se llama Attention Deficit Disorder (ADD) o Attention Deficit-Hyperactivity Disorder (ADHD) - la llamada «hiperactividad». Los principales síntomas son la agitación y la falta de concentración. A los niños difíciles les cuesta fijar la atención en una cosa para largo tiempo, son distraídos. Se mueven mucho, golpean la mesa con los dedos durante las comidas, no pueden estar quietos en sus sillas, continuamente tienen que cambiar de actividad. Incluso ¡horror! corren por la calle cuando podrían caminar. Son «síntomas» de comportamiento normal de cualquier niño, pero se pueden convertir en problema a partir de un cierto grado de intensidad. ¿Pero cuál es este grado? ¿A partir de cuando se puede diagnosticar una enfermedad? Decimos que tenemos fiebre si la temperatura de nuestro cuerpo pasa de los 37 grados. Es una línea divisoria clara (aunque hoy los médicos ya no aceptan una línea tan rigida). ¿Pero como medir la hiperactividad? Parece que la enfermedad de un niño empieza donde acaba el aguante de los padres y profesores.
 
Muchos médicos refutaron tales argumentos con definiciones clínicas. Pero sus tablas de síntomas son menos científicas de lo que piensan. Según el psiquiatra Americano Peter R. Breggin (ver fuentes al final del texto) no hay pruebas para la existencia de una enfermedad que pudiera causar el ADHD. No se han detectado nunca diferencias orgánicas en los cerebros de niños hiperactivos. No hay reacciones bioquímicas diferentes, y nunca se ha detectado anomalía cualquiera. El único «cuadro sintomático» en el que se apoyan los médicos para detectar la hiperactividad es el comportamiento. Desde hace 20 años por lo menos médicos y psiquiatras se libran una batalla en EE.UU. sobre la cuestión si se puede tratar con fármacos algo que tiene una base científica tan tenue. Lo único de demuestran los ensayos clínicos hasta ahora es que no hay cura, sólo hay niños drogados.

 

El remedio

 
El fármaco más usado contra la hiperactividad es el Ritalin (en inglés, al factor activo se llama MPH - methylphenidate hydrochloride). Es un estimulante que tiene el efecto «paradoxo» de calmar personas agitadas. Fue descubierto en los años 40 y autorizado su uso por la FDA (Federal Drug Administration) del Gobierno de EE.UU. en 1956. Se puso de moda esta droga antigua sobre todo durante la última década (que adecuado es el inglés, en este caso: usa la misma palabra «drug» para droga y fármaco). Entre los años 1990 y 1995 se duplicaron el numero de pacientes, de 1990 hasta hoy el uso de Ritalin se ha multiplicado por siete. Un 90 % de la producción mundial del producto es consumido en EE.UU. En este país, hasta 4 millones de niños toman Ritalin. Según la prestigiosa revista inglesa «New Scientist» el uso de Ritalin «es uno de los fenómenos farmacéuticos más extraordinarios de nuestro tiempo... En algunas escuelas, 15% de niños son diagnosticados con ADD o ADHD, y el reparto de Ritalin ya es parte de la vida diaria de colegio.»
 
El éxito comercial es sorprendente, tratándose de un fármaco muy peligroso. Tomar más que la dosis indicada puede producir vómitos, alucinaciones, convulsiones y llevar al coma. Los efectos secundarios son falta de apetito, problemas para dormir, tics nerviosos, nauseas, ansiedad, tensión y nerviosismo. El uso de Ritalin puede llevar a manías, a sicosis y finalmente a la drogodependencia.
De hecho, el abuso de Ritalín es muy común. La policía antidrogas norteamericana DEA pone este remedio en la misma categoría que la cocaína. Está entre los 10 fármacos más buscados en robos de farmacia en EE.UU.. En la calle, donde se esnifa y se inyecta, se conoce con nombres como Vitamin R, R-Ball, Skippy o Jif.
 
Según Breggin, el único efecto de Ritalin es impedir el funcionamiento normal del cerebro -no se han detectado otras cualidades. El New Scientist reconoce que el Ritalin «calma a niños hiperactivos y hace más fácil tratar con ellos», pero en el mismo editorial advierte que «no hay ninguna prueba de que mejore su rendimiento escolar.» En estudios que duraron 14 meses no se detectó ninguna mejora en la escuela ni en la capacidad de relacionarse socialmente de los niños tratados con Ritalin.
 

¿Control social?

 
Entonces ¿por qué se usa? Calmar es la palabra mágica. A corto plazo Ritalin calma la actividad espontánea, creativa y autónoma de los niños. Son más obedientes y cumplen con tareas aburridas. Según Breggin, «no se tiene en cuenta la experiencia subjetiva del niño» al hacerle tomar el medicamento. Lo único que importa es el resultado, el comportamiento socialmente aceptable del niño. El niño no es sujeto, es objeto -y lo único que importa es que no moleste. Lo grave de la experiencia norteamericana es la intromisión de las escuelas: si se acepta la existencia de la enfermedad y la eficacia del fármaco se da vía libre a una política de drogar sistemáticamente a todos los niños rebeldes. Hay estudios que demuestran, por ejemplo en Montreal, la prevalencia de la hiperactividad y del uso de Ritalin en escuelas de barrios pobres. ¿Porque se «enferman» más estos niños? Es evidente que los factores sociales -en la familia y en el barrio- influyen en el comportamiento social de los niños. También es probable que en las clases acomodadas hay más posibilidad que los padres se tomen la molestia (o por lo menos el gasto) de buscar un psicólogo antes de declarar la guerra química a su hijo.
 
No quiero levantar aquí la liebre de una teoría conspirativa -no se trata de una decisión malévola tomada en algún oscuro despacho de gobierno. Y si hubiera una tal conspiración, no sería éste el problema -lo realmente grave es la facilidad con la cual nuestra sociedad acepta ser manipulada, acepta la solución fácil de la pastilla. El desespero de padres desbordados por un problema que no entienden es trágico- y quizás sea normal que busquen el camino de menor resistencia. Si el problema de su hijo es una enfermedad, nadie tiene la culpa. Pero replantearse comportamientos en la familia y en la escuela significa replantearse a sí mismo, replantear las instituciones que nos rodean. Es un paso que pocos se atreven a dar. Es más fácil empastillar al hijo.

 

¿Nueva ofensiva de Ritalin?

 
El éxito de Ritalin en el mercado norteamericano es impresionante. En Europa no ha podido entrar aún de tal manera. Pero algo pasa. En un reciente viaje a Holanda encontré en la portada del prestigioso diario liberal «NRC-Handelsblad» un gran artículo sobre Ritalin. Seguía en el interior sobre una página entera. Pero no contenía nada nuevo, ningún dato, ninguna gran prueba clínica nueva. Los «niños-ejemplo» eran conmovedores, sin duda, pero la historia estaba lejos de tener el valor literario para merecer tal despliegue. Como periodista me pregunté ¿por qué? ¿Estaba tan falto de material el editor que tuvo que poner una historia que se podía haber publicado en cualquier día de los últimos 20 años? Creo simplemente que le metieron un gol. Hay que estar atento, porque debe estar en curso una «ofensiva mediática». Pregunté a un médico amigo en Holanda: confirmó que ¡en los centros de detención juvenil ponen Ritalin en la sopa para calmar a los presos!

 

Pero al fin ¿qué es la hiperactividad

 
La crítica negativa deja desamparada a los que sufren el problema. Es más fácil creer al médico que buscar alternativas. Breggin da pistas: hay indicios que factores medioambientales pueden causar síntomas de hiperactividad. El New York Times publicó el 2 de noviembre pasado un articulo bajo el titulo: «Un cambio de dieta puede evitar el uso de Ritalin.» Un informe reciente sobre los 23 mejores estudios clínicos de los últimos 20 años sobre la hiperactividad llega a la conclusión que la alimentación puede influir en los «desordenes de comportamiento» de muchos niños. Colorantes o otros aditivos, o incluso los mismos alimentos pueden causar hiperactividad en niños. Es decir: Si el chocolate te pone como una moto, no vayas al médico, ¡deja de comer chocolate!
 
Walter Tauber
(Girona)


 
Fuente: Ekintza Zuzena  
 

Cosmovisión andina y anarquismo comunista

Oprimidos no solo desde hace 500 años, sino oprimidos por una invasión anterior a la española, los aborígenes, llamados indios por los colonizadores, son y serán un sujeto de características y modos de expresión –en el plano simbólico, económico, organizacional, social, etc.- impresionantes, que en muchos aspectos, presenta gran similitud con las propuestas pregonadas por los anarquistas a lo largo de sus 200 años de vida como movimiento social, integrado en la clase popular, con una intención de cambiar el orden social para el disfrute de la humanidad, en una sociedad organizada bajo un ambiente armónico libre de ataduras y grilletes, impuestos por la maquinaria del mundo mercantilista, blanco, euro céntrico [1]. Esta similitud que encontraron los anarquistas en diferentes partes de nuestra América, fue el motor de diferentes luchas en la que los anarquistas fueron colaboradores, actores y compañeros en el proceso de estas.

Empezamos afirmando que el Anarco Comunismo no es una teoría e ideología inamovible, dogmática, o simplemente nacida en Europa y determinada como tal, por ello, es objetivo entender la articulación de este con otros procesos de lucha, que sin ser anarquistas de forma y fondo, comparten y se retroalimentan con lo libertario desde la práctica concreta. Si el Anarquismo Comunista no recuerda su naturaleza dialéctica y adaptativa en cada región que se encuentra, ingresa a un laberinto infinito o un camino de círculos. En ambos casos sus observaciones o propuestas no encontrarán lugar en el Pueblo, y terminarán –como diría Fontenis- en la pandilla o el grupo de amigos, orgánicas alejadas de conflictos de clase y de una participación revolucionaria que rinda frutos a corto, mediano y largo plazo.

Los indios no necesitan una teoría económica nueva, no necesitan que les hablen de solidaridad o que les «ayuden» –típica forma judeo cristiana- a romper sus cadenas. Los abuelos las han ido rompiendo poco a poco con toda la sociedad de esta región. Los saberes de los abuelos no son folclor ni una moda pequeño burguesa de la new age blanco mestiza; esos saberes son ciencia andina –como diría un compañero–; sus dioses no son mitos que asesinan la razón, son creencias concretas que los acercan al corazón y al sentipensar de la vida misma.

 

Anarquismo Comunista y dilema indio. Pasado, presente y futuro revolucionario.


El Anarquismo Comunista [2], teoría e ideología revolucionaria, producto histórico de la lucha de clases, como propuesta programática para alcanzar la Revolución Social habrá de comenzar a alimentarse –y lo ha hecho en el ayer- de diferentes expresiones que comulgan en fondo con su lineamiento. Vemos esta necesidad en nuestro contexto, desde el proceso de conformación de clases en nuestros países, en las luchas actuales, así como en la estrategia y táctica propia de una tendencia revolucionaria que debe extenderse hacia las masas.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, el Anarquismo llegaba a las costas de nuestros países; la bandera negra y roja se convertiría en la vanguardia y estandarte de los primeros sindicatos de la naciente clase obrera y otros sectores populares. En ese momento, los países del sur de América trataban de superar el feudalismo y el modelo colonial para ingresar en el Capitalismo. Pese a esto, el nuevo esquema importado desde occidente no habría de englobar la totalidad de la vida económica, dando como resultado la aparición y reaparición de sujetos de clase, caracterizados no solamente por recibir un salario u ocupar un puesto en el proceso de producción, sino también por su cultura, sexo, etnia, etc. Las grandes migraciones del campo a la ciudad, la consecuente explotación y marginación, llevó a los anarquistas y anarco sindicalistas a empatar su pensamiento con el de los pueblos indígenas, venidos de las altas cordilleras, selvas y valles [3]. Es así, que el Anarquismo ingresa en un debate interno, se trata de superar la visión eurocéntrica para encontrase y reconocerse –a la vez que se asume- en un mundo mítico, combativo y revolucionario en potencia.

El debate se centraría en dos posiciones, una de tinte occidental, purista, teniendo como propuesta una educación positivista [4], y otra, que acercándose a los pueblos indígenas, lucha, organiza y trata de transformar en conjunto. Si bien la segunda posición representa una necesidad inminente para cualquier movimiento de cambio, varios de sus componentes caen en una idealización del mundo andino llamándolo Anarquía o Comunismo.

No cabe duda que las condiciones de vida eran diferentes a las que se vivieron en la colonia, en el paso de modo de producción o incluso en el presente. El hecho de que hayan sido diferentes, no exime a este periodo de la historia de una división social en castas [5], el levantamiento de un Imperio, de casos específicos de opresión, reducción, movilización forzada o imposición. Llamar Anarquismo al sistema andino o Anarquía al conjunto de prácticas comunitarias de los indígenas es reducir a nuestra tendencia a una incomprensión fatal de la historia, a la vez que terminaría en un plano total de usurpación simbólica y material [6]. Lo andino no es en sentido estricto una teoría o ideología de clase [7], por lo que no se acerca en estos términos al Anarquismo. Este mundo es reconocido por los anarquistas en muchos de sus planteamientos y prácticas concretas, ya en ciertas expresiones económicas o en la relación ser humano-naturaleza.

El mundo andino tiene un clara visión anticapitalista y por ende revolucionaria; es en esta gran forma en que la articulación con el Anarquismo Comunista es necesaria, pues de por sí el pensamiento andino no ha podido desarrollar una teoría e ideología de cambio [8] que trascienda lo particular a lo general. Los levantamientos indígenas de los años noventa [9] fueron muestra de que la iniciativa de los pueblos indígenas, no pueden quedarse en formas puramente economicistas o coyunturales. Así mismo, visibilizó que se necesita de una instancia política superior que impulse y gane espacio en conjunto, más no dirija en términos ortodoxos. La idea de política o de ejercicio de esta, ha sido direccionada hacia la Democracia burguesa, hecho que ha ido destruyendo prácticas directas de representación y delegación desde lo comunitario. Ejemplo de esto, tenemos grandes formaciones indígenas organizadas, cooptadas y tuteladas bajo el Estado. En donde el papel de la política se reduce a tener un escaño en la Asamblea o Parlamento, aprobaciones de leyes de reconocimiento público, más no una lucha plenamente anticapitalista y anti estatal.

El papel de los mitos como punto de resistencia a la colonización tiene gran importancia, pues se trata de una forma de insurgir no solo en símbolos, signos, o ritos, sino en la vida misma, brindando sentido a la existencia, elaborando un nosotros. El Anarquismo siempre ha huido al mito por considerarlo pernicioso no solo para la conciencia del ser humano, sino para la existencia en comunidad. El caso andino vuelca esta idea pues presenta un mito materializado en la vida cotidiana y en reciprocidad, no solo con los otros seres humanos, sino con todo lo que circunda. Así mismo, por el hecho de ser considerado como impuro o blasfemia por parte de la Iglesia católica, trae una carga que opone resistencia.

(…) nos obligáis a adorar a vuestro dios y servir a vuestra patria, mitos ambos feroces y sanguinarios que no conocemos...; nosotros no tenemos más dios que el Sol y la Naturaleza, ni más patria que la tierra que pisamos (…) [10].

El fondo de la relación mítica del mundo andino se cuestiona cuando esta se convierte en otra forma para alienar a los pueblos, cuando se transforma en religión y no transporta esa búsqueda del sentido a la tierra, a la vida, a la historia, al presente. La revitalización del mito indígena como forma de insurgencia simbólica, es parte del proceso que camina a la Revolución Social.

 

Los ejemplos Bolivia, Ecuador, Perú, México


Parte de estas reflexiones buscan reencontrar en la historia al Anarquismo en el medio indígena. Los países citados en esta parte contienen pueblos indígenas, unos andinos otros no –como México–, siendo lo principal su visión parecida sobre la tierra, la relación ser humano-mundo, economía, etc. Estos pueblos, producto de la colonización y la posterior arremetida capitalista, han reaccionado en diferentes formas, ya sean organizadas o espontáneamente, pacíficas o violentas, con el fin no solo de mejorar condiciones emergentes y coyunturales sino de participar en el desarrollo de la lucha de clases [11], no como observadores, sino como actores de primera línea.

 

Bolivia


Para 1908 en Bolivia se organiza bajo influencia anarquista la Federación Obrera Local de la Paz (FOI) y en 1912 la Federación Obrera Internacional (FOI) [12], su grueso estaba formado por un sin número de trabajadores, entre los que se incluía indígenas aymaras.

(…) los folistas se esmeraron también por incorporar en sus praxis y discursos un reconocimiento explícito de las contradicciones coloniales, además de que ellos, como mestizos, también sufrieron la discriminación y el desdén de las elites criollas. Es decir, que, a pesar del origen occidental del anarquismo y su tenue actitud civilizadora hacia el mundo indio, los folistas, a diferencia de la izquierda marxista y racista, tuvieron la certeza de que el grupo social fundamental que debía ser tomado en cuenta para la emancipación social eran los indios [13].

Esta composición diversa, pero con un peso indiscutiblemente indígena habría de poner en tela de juicio, a palabras propias de los anarquistas bolivianos, aquella visión eurocéntrica del Anarquismo. Es así, que se produce una indigenización de la idea, configurando diferentes caracteres propios de la cultura andina, así como cuestiones de género implícitas -ver el caso de las cholas bolivianas [14]-. Cholas, trabajadores manufactureros, comerciantes, contrabandistas, floristas, artesanos, verduleras, y otros componentes del pueblo trabajador se integran al sindicalismo anarquista, idea tan atractiva por el mismo hecho de identificarse con sus principios.

Varios militantes al interior de la FOI, como Luis Cusicanqui, expresarían y redactarían sus ideas en lengua materna para el pueblo indio. En una carta en 1931, Ismael Martí comunicaría a Max Nettlau, la pretensión de traducir obras anarquistas al quechua y aymara, pero el proyecto no fue concretado por el estallido de la guerra del Chaco [15].

También vale citar las palabras de los compañeros de la Organización Anarquista por la Revolución 
Social (OARS), ubicados en el Alto y la Paz, siendo muestra actual de cómo la organización específica anarquista debe buscar el puente entre el mundo andino y la forma política de la tendencia.
Sentimos la necesidad de ejercer desde la reciprocidad y complementariedad una fusión entre matices de nuestra organización con las formas organizativas y combativas del movimiento indígena. (…) Pensamos que nuestros planteamientos se complementan con la visión revolucionaria indianista y se oponen en criterios de forma y no de fondo. (…) Respetamos la cosmovisión y accionar de las diferentes comunidades indígenas siempre y cuando estas no se conviertan en renovadas formas de adormecer la lucha de los pueblos, convertidas en nuevos mecanismos de explotación y opresión. (…) Pensamos que nuestras ideas comulgan no solo en la visión organizativa sino específicamente con muchas de las formas de estrategia y resistencia que todavía buscan preservarse y ponerse en práctica. La estrategia rebelde comunitaria de los ayllus se basa en dos partes: la visible y la invisible. La visible que enfrenta al estado y a sus instituciones mediante la acción directa y la movilización y la otra invisible que se repliega según la situación a sus espacios autónomos para reforzar la práctica y socialización de sus principios y culturales, políticos y económicos, juntos pero dispersos. Esta forma de estrategia toma la forma de Katari (serpiente) que se mueve sigilosamente cuidando su tiempo y espacio.

 

Perú


El Anarquismo en este país se encuentra –como en la mayoría de Sudamérica- desde finales del siglo XIX, y se materializa como tendencia de masas en la Federación Obrera Regional Peruana (FORP) en 1912, posteriormente, en 1923, los anarquistas se lanzan a crear la Federación Obrera Regional de Indios (FORI), siendo rápidamente reprimida [16].

El indigenado como sector social oprimido y relegado de la vida en sociedad, sería sujeto de grandes revueltas, muchas de ellas pagadas con sangre, en donde el Anarquismo vio la necesidad de vincularse, llegando a superar el discurso occidental, volcándose a una andinización y recreación propia, llegando a tener una conexión práctica e ideológica. Tanto Manuel Gonzalez Prada, figura importantísima del Anarquismo peruano, y los anarquistas vinculados alrededor del periódico La Protesta y la misma FORP no habrían de obviar el dilema del indio, elaborándose un debate interno que llevaría tiempo en madurar, encontrándose dos vertientes: una europea y otra más madura.
Si bien consideraban al indio un «paria», un explotado, e incluso, bajo la influencia de González Prada, reconocieron en el indio al verdadero peruano relegado, marginalizado, con quien se identificaban, su concepción estratégica acerca de la redención indígena quedó, muchas veces, rezagada detrás del diagnóstico de González Prada. Había anarquistas como Glicerio Tassara, para quienes la redención del indígena consistía en alfabetizarlos y asistirlos con agrónomos que les revelaran los procedimientos modernos para aumentar la productividad. Y es que, entre los militantes anarquistas, la cultura y el racionalismo europeos eran considerados como la clave de la redención del indígena. La fe positivista en la Razón, la Ciencia, y la superioridad de la cultura europea, vinculada al profundo rechazo que sentían por la odiosa, aniquilosada y decadente oligarquía criolla, autoconsiderada como representante de la nacionalidad, crearon en ellos una actitud general de desprecio hacia lo peruano [17].

El surgimiento de la cuestión indígena llevaría finalmente a los anarquistas a reevaluar sus posturas eurocéntricas iniciales. Pero ello no se dio como el resultado teórico de sus debates ideológicos, sino como consecuencia de su aproximación a la realidad andina durante las convulsiones sociales que sacudieron al Perú en esos años y la praxis revolucionaria en la que los anarquistas se fueron involucrando [18].

Los anarquistas en el proceso de organizar a las masas -muchas de estas con un gran peso indígena-, están incluidos en el momento histórico de desarrollo de la corriente indigenista en el Perú, es decir, los anarquistas no se abstraen a los procesos socio-políticos e intelectuales del país. Así mismo, la andinización del Anarquismo habría de influir directamente en las ideas de otros pensadores de la época.

El anarquismo andinizado, y su expresión práctica en el Comité Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo durante las grandes rebeliones indígenas de la década del ‘20, pueden considerarse como una de las fuentes inspiradoras de Mariátegui y Haya de la Torre en sus búsquedas de síntesis originales entre teorías revolucionarias, de origen europeo, y la realidad social y cultural del Perú e Indoamérica, pensadas desde ellas. La síntesis creada por Mariátegui entre marxismo e indigenismo, y el espíritu indigenista de los «7 ensayos», pueden ser considerados como una prolongación, más elaborada, brillante y con mayor solidez teórica, del viraje conceptual iniciado por los anarquistas [19].

 

Ecuador


Triunfando la Revolución Liberal (1895) el leve proceso de modernización lleva a al país a dar un salto endeble en el campo económico, social y político. Las masas de la Sierra y otros sectores del país migran a la Costa y demás ciudades grandes del interior, con el fin de ingresar como mano de obra –no necesariamente asalariada- en los principales sectores productores de la época. Los anarquistas tendrían un papel importantísimo en la superación del Mutualismo y las Sociedades de Beneficencia, a una Sindicalismo clasista. Para 1922, meses antes de la huelga general del 15 de Noviembre de 1922 [20], se organiza la primera central de trabajadores de orientación revolucionaria del país, la Federación de Trabajadores Regional del Ecuador (FTRE) de inspiración anarquista. Al interior de los gremios vinculados a esta, se encontraban elementos venidos de comunidades indígenas.

Uno de los más grandes animadores anarquistas de la época, Alejando Atienza, se vería involucrado en la conformación de sindicatos agrícolas en la Costa ecuatoriana, el periódico Germinal –donde colaboraban varios anarquistas- se preocupó por el dilema andino de forma muy similar a lo ocurrido en el Perú, tomando en cuenta al indio como sujeto. Las organizaciones obreras de la provincia de Chimborazo –en la Sierra ecuatoriana, con gran presencia indígena- recibirían en varias ocasiones el periódico de la Asociación Gremial del Barrio del Astillero (AGA) Tribuna Obrera, órgano de orientación anarco sindicalista.

 

México


Ricardo Flores Magón, anarquista mexicano, descendiente de padre indígena y madre mestiza, en su paso al Anarquismo reconoció a este en varias prácticas indígenas. Señalamos su artículo El pueblo mexicano es apto para el comunismo.

En México viven unos cuatro millones de indios, que hasta hace veinte o veinticinco años vivían en comunidades, poseyendo en común las tierras, las aguas y los bosques. El apoyo mutuo era la regla de esas comunidades, en las que la autoridad sólo era sentida cuando el agente de la recaudación de rentas hacía su aparición periódica o cuando los rurales llegaban en busca de varones para hacerlos ingresar por la fuerza al ejército. En estas comunidades no había jueces, ni alcaldes, ni carceleros, ni ninguna polilla de esa clase. Todos tenían derecho a la tierra, al agua para los regadíos, al bosque para la leña y a la madera para construir los jacales.

Los arados andaban de mano en mano, así como las yuntas de bueyes. Cada familia laboraba la extensión de terreno que calculaba ser suficiente para producir lo necesario, y el trabajo de escarda y de levantar las cosechas se hacía en común reuniéndose toda la comunidad, hoy para levantar la cosecha de Pedro, mañana para levantar la de Juan y así sucesivamente. Para fabricar un jacal, ponían manos a la obra todos los miembros de la comunidad. Estas sencillas costumbres duraron hasta que, fuerte la autoridad por la pacificación completa del país, pudo garantizar a la burguesía la prosperidad de sus negocios. Los generales de las revueltas políticas recibieron grandes extensiones de terrenos; los hacendados ensancharon los límites de sus feudos; los más viles politicastros obtenían como baldíos terrenos inmensos, y los aventureros extranjeros obtuvieron concesiones de tierras, bosques, aguas, de todo, en fin, quedando nuestros hermanos indios sin un palmo de tierra, sin derecho a tomar del bosque ni la más pequeña rama del árbol , en la miseria más abyecta, despojados de todo lo que era de ellos [21].

Así mismo al interior de los sindicatos, en el desarrollo de la revolución Mexicana, el Anarquismo siguió y ha seguido teniendo importancia al interior de las comunidades.

 

Articular el Anarquismo Comunista en la práctica y vida del mundo andino


La comunidad andina está compuesta por tres partes, los wakas (deidades), runakunas (humanos) y sallqa (la naturaleza con todas sus partes). La unidad de estos tres sectores constituye el ayllu. De esta forma, todo tiene que ver con todo, sin estar una parte reducirla o subordinada a otra, es decir, existe una interconexión completa. De acuerdo con este atributo, todo cuanto existe dentro de ella comparte la vida y también las cualidades de un ser vivo [22]. Buscando un diálogo que únicamente se puede dar entre iguales y equivalentes -entre diferentes y superiores no habría diálogo sino imposición.
La actividad agropecuaria es el elemento central como actividad económica en las relaciones sociales, en su religiosidad y en sus diferentes manifestaciones culturales. (…) se cristaliza en la chacra, ya sea ésta de plantas o animales, es el elemento fundamental donde convergen y se integran simbólicamente los tres flujos energéticos del cosmos andino [23].

Dentro de la economía figura la austeridad, aprovechando los recursos con los que cuenta la comunidad, eliminando el desperdicio de los mismos, así como la festividad, donde se consume el excedente de la producción. Así como matrices plenamente anticapitalistas como la reciprocidad, solidaridad, complementariedad, redistribución. El trabajo debía ser obligatorio –con excepción de los niños, viejos, enfermos, discapacitados–, como medio para evitar la pereza [24], como terapia de salud. De esta forma se evitó que la gente muera de hambre.

En la comunidad andina, la familia constituye un órgano comunitario, garantizando primero la fortaleza e intimidad de su propia unidad hogareña y en consecuencia de la gran familia comunitaria o ayllu [25].

Hombres y mujeres, hermanos, hermanas, padres, madres, tíos, tías para la comunidad. La continuidad temporal del entorno social, está garantizada por la descendencia, es por esto que no puede haber huérfanos, bastardos, o criaturas discriminadas.

El hombre/persona «Runa» o «Jaqe« de la comunidad andina, es un ser indispensable e insustituible en su personal aporte comunitario/laboral, aporte en el que queda descartada, toda posibilidad de competitividad o competición entre las personas; ya que cada miembro es un ser distinto e insustituible, en tanto a su ser existenciario o vocativo y vocacional [26].

La autoridad comunitaria está a cargo del jilaqata o kuraka, siendo renovado cada cierto tiempo, esta autoridad es elegida en la medida que ha cumplido ciertos cargos rotativos con anterioridad –desde lo que ocupan un grado menor de responsabilidad, a los que tienen uno mayor- habiendo formado un hogar, asumiendo este cargo junto a su compañera [27]. El delegado comunitario figura como un hermano mayor y hermano menor; es responsable a la vez de la vitalidad de la comunidad, al mismo tiempo que escucha a los miembros de ella –la autoridad es la comunidad-, siendo vocero e interpretador de aquello, asumiendo la responsabilidad de lo emitido. Cabe también señalar, que en algunos casos esta forma de autoridad también se ejercía en forma colectiva -cuatro personas simbolizando los cuatro puntos cardinales.

También se desarrolla un sistema jurídico en donde se toma en cuenta la reciprocidad, solidaridad, equidad, seguridad, armonía, respeto al universo y al ser humano. No es de sorprender que en estas sociedades no existieran cárceles.

A nivel de los Andes, los pueblos indios tenemos una visión diferente respecto al Universo y al Hombre. Así mientras occidente considera y enseña que el hombre debe dominar la naturaleza, explotarla y comercializarla, que debe dominar y explotar al hombre y a su costa enriquecerse, nuestros pueblos en cambio consideran que el hombre al ser producto de la naturaleza, al ser esencia de ésta y por ende sus hijos, éste le debe respeto a su madre y debe cuidarla y no convertirla en objeto de enriquecimiento y de comercialización, ésta debe ser de beneficio colectivo y no individual.

La tierra como el hombre y todos los seres vivos del planeta son considerados sagrados y no debe abusarse de ellos porque caso contrario se atenta contra un elemento fundamental que permite mantener la armonía, ya sea en el ecosistema de la ecología o en el desenvolvimiento mismo de la sociedad.

La reciprocidad se encuentra desde las relaciones personales, a lo territorial, continental y mundial.
Ahora, si bien todo lo expuesto ha ido cambiando por las nuevas formas de colonización e invasión cultural, económica, religiosa, la vitalidad de estas prácticas se encuentra en suelo fértil, y en muchos lugares aún se llevan a cabo, como en los casos de matrimonio, cosecha, etc.

El mundo andino, con su diversidad, presenta puntos comunes, muy cercanos al Anarquismo Comunista, vemos en él, las palabras de Bakunin cuando diría que la rebelión contra la naturaleza es la rebelión contra la humanidad, pues se considera a esta como parte integral del ser humano, y se supera una visión de mero objeto, forma propia del Capitalismo donde se debe sacar provecho de todo, a costa de todo. La sociedad propuesta por el Anarquismo, así como el papel del trabajo, el ocio, el disfrute la producción, cuajan en aquel pasado ancestral de las comunidades andinas. Encontramos elementos usados en el sistema de delegación del anarco sindicalismo o el sindicalismo revolucionario, la responsabilidad colectiva, así mismo sobre el sistema jurídico, como parte del todo, o el internacionalismo proletario, cuando los anarquistas reconocemos por patria al mundo, por familia a la humanidad y por ley la libertad.

No cabe duda porqué las pueblos indígenas y los anarquistas hace varias decenas de años convergieron en un solo puño a nivel organizativo, político o ideológico.

 

¿Y ahora qué?


El Anarquismo como tendencia revolucionaria fue casi exterminado en muchos de nuestros países pasados los años 50, desde hace poco más de una década nuestra tendencia ha comenzado a resurgir en diferentes expresiones de lucha con una intención de volverse nuevamente una corriente de masas, popular y revolucionaria. Los anarquistas hemos vuelto a levantar la bandera negra y roja en sindicatos, barrios populares, comunidades, pero aún el camino por recorrer es extenso.
Prueba del avance histórico de nuestras ideas y prácticas revolucionarias, habrá de ser, el volver a retomar ese contacto perdido con aquel sujeto –así como otros sujetos– despreciado, tanto por la Democracia burguesa, el Anarquismo reaccionario y el Marxismo ortodoxo. El Anarquismo como teoría e ideología clasista, tendrá que mezclarse con la diversidad, sobrepasando el discurso purista y occidental, o simplemente estará condenado al fracaso.

Ir al Pueblo –porque somos de él–, a palabras de Bakunin, es algo que los anarco comunistas debemos recordar. El Pueblo en esta región es multicolor, pero su clase sigue siendo una sola. La punta de lanza que prepare la ofensiva popular hacia la yugular del enemigo de la humanidad, estará integrada por toda esa diversidad, en la medida que la bandera negra y roja forje conjuntamente este acero, se podrá garantizar la validez de la misma. El Anarquismo Comunista, y sus militantes, nos planteamos este reto aquí y ahora.

Eduardo Vasquez (Ecuador)

Esta humilde y pequeña contribución desea abrir campo para el debate y la reflexión sobre este tema tan importante para la lucha revolucionaria, como para nuestra tendencia. Así mismo, queda por trabajar la relación de los anarquistas con los pueblos afros –que en el caso ecuatoriano, serían los primeros trabajadores en estar organizados bajo lineamientos anarquistas- y otros pueblos. Agradezco al profesor Patricio Guerrero por las correcciones y la ayuda incondicional.

Dedicado a Nils, el octogenario anarquista que me recibió con los brazos abiertos una tarde de septiembre de 2007 en la fría Lima. Compañero, te recordaremos luchando.

[1 El centro del mundo, a partir de la modernidad es Europa, lo demás es periferia, por lo tanto no tiene historia –o no vale-, color, razón. Es en esa medida en que lo europeo anula otras realidades y centros.
[2El Anarquismo Comunista, es la respuesta revolucionaria a las tendencias pequeño-burguesas y reaccionarias al interior del mundo anarquista; se separa del sintetismo por encontrar en él un vaciamiento de nociones de clase, disciplina, organización, así como de un Programa Revolucionario. Esta corriente, reclama al Anarquismo como una ideología y teoría propia de la clase trabajadora, y no sencillamente como un estilo de vida. Se ha desarrollado a partir de la comprensión materialista y revolucionaria en Bakunin; ha continuado históricamente en expresiones como la del Grupo Dielo Truda (durante el exilio de los anarquistas ucranianos en Francia, entre ellos Néstor Makhno y Piotr Arshinov), Los Amigos de Durruti (en el desarrollo de la Guerra Civil en España, 1936-1939), el Manifiesto Comunista Libertario de Georges Fontenis, etc.
[3Pueblos indígenas, mestizos, etc.
[4Se obvia por completo el origen histórico de la desigualdad de los indios, producto de una colonización venida desde Europa y otra desde el interior del continente (en los casos de Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, y hasta el norte de Argentina y Chile, la expansión de los incas constituyó una primera invasión y colonización, que si bien no terminó por destruir la vida comunitaria la debilitó y sentó una división de roles, trabajo, distinta), todo esto remitido a casi la totalidad de los componente de la vida social.
[5Posteriormente al introducirse la categoría raza durante la colonización, la dominación y explotación se naturaliza, ya que supone un justificativo biológico.
[6Esta caracterización ahora está dada tanto por sectores académicos como por militantes del mundo anarquista, pues se cae en el equívoco de denominar desde categorías occidentales, realidades fuera de su imaginario.
[7Lo andino está en el sentí-pensar, en la alteridad.
[8Horizonte de vida.
[9Si bien el movimiento indígena ha demostrado su capacidad combativa y organizativa en muchas movilizaciones sociales, así como en los derrocamientos de gobiernos tiránicos desde los años noventa; luego de consumado el hecho, no se pudo trascender, debido a la inexistencia de una línea política y militar de corte revolucionaria que barra con la reacción, los partidos traidores, y apunte hacia la Revolución Social.
[11Así como otras luchas que abarcan el género, la etnia, la cultura, pero en donde se sigue visibilizando la contradicción de clase como imprescindible.
[12CAPELLETTI, Angel J. El anarquismo en América Latina. Biblioteca de Ayacucho. 1990. Pág. XCIV.
[13RODRIGUEZ G, Huáscar. El anarco sindicalismo en el movimiento obrero boliviano (1912-1964). http://radioperdida.blogspot.com/2007/09/anarkismo-en-bolivia.html
[14Se puede consultar el artículo: Indigenous Anarchism in Bolivia. http://www.anarkismo.net/article/6496
[15CAPELLETTI, Angel J. Op. ct. Pág. XCVII
[16CAPELLETTI, Angel J. Op. ct. Pág. CIII
[20Fecha conocida como el bautizo de sangre de la clase obrera, a palabras del anarquista guayaquileño José Alejo Capelo Cabello. Esta huelga se origina por la crisis del cacao; el país para la época era uno de los más importantes exportadores a nivel mundial de dicho producto. La FTRE, organizada por los anarquistas, impulsa la huelga, la que será reprimida el 15 de noviembre dejando un saldo de mil muertos aproximadamente.
[21Varios autores. Comunismo Libertario y Autonomía indígena.- http:// www.historia-actual.org/Publicaciones/index.php/haol/article/view/418/355
[22Cosmovisión andina. U.E. Bolívar. Guaranda, Ecuador. 1992. Pág. 123
[23Cosmovisión andina. Op. ct. Pág. 126
[24Aquí podemos hacer una crítica, pues también en las comunidades existen mujeres viudas o que no desean contraer matrimonio, siendo esto una negativa, pese a su potencialidad, para ocupar el cargo, mirando aún la figura del hombre como pilar de la comunidad.
[25Sin duda aquí trae un viraje no solo en el significado y el significante de estos términos, pues se trata de otro concepto de trabajo, fuera de lo asalariado, la jornada hermética, el uniforme, etc. Se evita la pereza –y a esta toma otro sentido- mediante el trabajo como actividad recreadora, no como castigo, versión importada por mar desde Europa.
[26Revista educación intercultural bilingüe. UPS. Programa académica Cotopaxi. Año 1, # 1, 1997. Pág. 68
[27Revista educación intercultural bilingüe. Op. ct. Pág. 71


Fuente: Ekintza Zuzena

jueves, 21 de febrero de 2013

El antifascismo como forma de adhesión al sistema


INTRODUCCIÓN

Decir de entrada que tanto el fascismo como el antifascismo han jugado históricamente un papel contrarevolucionario y que ambas han constituido y constituyen una forma de adhesión al capitalismo puede resultar un tanto fuerte o cuando menos extraño. Tratar de argumentar tales afirmaciones o al menos promover un debate sobre un tema tan de moda como el antifascismo es la intención de este artículo.

REVISANDO, REENTENDIENDO LA HISTORIA

Hay quien opina que la historia es la carroña de las sociedades y los historiadores sus forenses. Esa quizás sea la historia con mayúsculas, la de las facultades y bibliotecas, la historia que nosotr*s reivindicamos no es (o no debiera ser) pretenciosamente objetiva, es (o debiera ser) una herramienta crítica para entender el presente y transformarlo. Durante diferentes etapas de la historia las minorías acomodadas han utilizado en momentos de crisis a movimientos folklóricos para mantener sus privilegios, llegando a ceder a estos grupos de presión el poder político. Este es el caso del fascismo en el período de entreguerras. (1) Tras la I Guerra Mundial (14-18) el capitalismo ya no juega un papel progresivo, no desarrolla las fuerzas productivas más que provocando crisis y guerras. En este contexto surgirá el fascismo pero también el antifascismo y ambos con el mismo fin, aunque pueda parecer lo contrario, salvaguardar los intereses del capital imperialista y aplastar al proletariado internacional. 

La Guerra Civil española ilustra el papel contrarevolucionario del antifascismo a la perfección. El 19 de Julio en diversas ciudades de España l@s obrer@s cortan el paso a la rebelión militar y comienzan una dinámica de expropiación de claro matiz revolucionario. Poco durará el apogeo de este proceso, la misma constitución del Comité de Milicias Antifascistas (organismo interclasista que traslada el protagonismo de las masas a la dirección de las organizaciones) evidencia el ataque de la burguesía antifascista contra el proletariado. El cónclave de Burgos y el gobierno republicano de Madrid son los ejes de una misma pinza que se cierra contra la clase obrera. España no será el escenario de una guerra revolucionaria, ni tan siquiera de una guerra civil, sino el de una guerra imperialista. La burguesía (tanto nacional como internacional) alineada a ambos lados ventila sus cuentas a costa del proletariado. Desde la República se centra el mensaje en una política de guerra. La guerra como forma de reestructuración del modelo capitalista en crisis y aplastamiento de la clase obrera. 

La guerra en España servirá de laboratorio de pruebas, un anticipo al mismo fenómeno de reestructuración que se vivirá a nivel mundial (II Guerra Mundial). En España se impondrá un modelo capitalista dictatorial (con la complicidad de las democracias occidentales y la URSS), mientras que tras la 11 Guerra Mundial en el resto del mundo se impondrá un modelo capitalista democrático falsamente enfrentado a un supuesto bloque «socialista» antagónico. Tanto el modelo dictatorial como el democrático tienen una misma finalidad: reajustar y mantener el sistema de explotación. Evidentemente España no entrará en el conflicto mundial puesto que el reajuste (vía triunfo dictatorial) se ha producido con anticipación. También es lógico, siguiendo esta argumentación, que las democracias occidentales que decían luchar contra el fascismo no cuestionen el sistema político (fascista) español tras la II Guerra Mundial. En la guerra de España la ideología que se impondrá, como supuesta necesidad ineludible, será el antifascismo: el frentismo y la colaboración de clases incluyendo en esto a las cúpulas (no se les puede llamar de otra manera) de la CNT-FAI y los oportunistas del POUM desmarcándose con ello de una política realmente revolucionaria y plegándose al pragmatismo de una política de guerra.

La unidad antifascista no es más que el colaboracionismo de clase. El proletariado en lugar de enfrentarse contra sus enemigos, (la burguesía fascista y antifascista), en una verdadera guerra de clases se verá obligado a hacer de carne de cañón de ambas burguesías con la complicidad de algun*s de sus «dirigentes más avanzados». Los sucesos de mayo en Barcelona se evidencian como el epílogo de un deseo frustrado de comunismo (2) por parte del proletariado. Es a partir de mayo que podemos decir que la burguesía (de la mano de sus aliados estalinistas) ha vencido a una revolución inconclusa (no se tocaron los bancos, no se abolió el dinero, y principalmente no se destruyó el Estado, lejos de eso algunos anarquistas llegaron a convertirse en ministr*s).

El cadáver de Camilo Berneri será el estandarte de uno de los crímenes más evidentes del antifascismo. Los obreros españoles fueron machacados bajo la bandera del antifascismo y en definitiva lucharon (sin ser su deseo) por el triunfo del capitalismo. El proletariado internacional bajo la misma bandera antifascista sólo esbozó los trazos de una solidaridad mediatizada. Este sólo podía respaldar a l*s obrer*s españoles mediante acciones de clase dirigidas contra el aparato económico y político del capital. Por eso la ayuda efectiva a la España revolucionaria únicamente residía en el cambio radical a nivel mundial de las relaciones de clase. (3) La Guerra Civil española ejemplariza el nocivo papel del antifascismo. El fracaso de la revolución habría que buscarlo en múltiples causas y no solamente en el antifascismo pero ésta no es la misión del presente articulo.



FASCISMO HOY

 
Para determinar la función que cumple el fascismo hay que determinar cuál es la realidad en la que se desenvuelve, que evidentemente no es la misma que la de los años 30. La necesidad constante del desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo han llevado a éste a una crisis permanente. La crisis del modelo de desarrollo keynesiano desde principios de los años 70 conducen a una paulatina superación de este modelo (del Estado de Bienestar) y a la paulatina extensión de un nuevo (viejo) modelo de liberalismo. En la actualidad ambos modelos conviven y/o compiten en un marco internacionalizado de la economía de mercado. Este estado de inestabilidad es susceptible de generar graves disfuncionalidades. La sustitución de un modelo en decadencia por uno en auge crea una situación de desprotección y una fuerte resistencia en grandes capas de la sociedad. A esto se añade la supuesta inmigración masiva como causa de disfuncionalidad añadida fruto de la internacionalización de la economía y el incremento de la explotación en los países de la periferia, así como de la marginación de grandes áreas geográficas del mercado-mundo.

En resumidas cuentas este es el marco donde situar el fascismo hoy. Su misión en él seria facilitar la transacción de un modelo a otro, desarrollando políticas tendentes no a tomar el poder (no por ahora ) sino a fortalecerlo y totalizarlo por medio de leyes represivas, antiinmigración, etc. que impidan o neutralicen las posibles disfuncionalidades (que se traducirían en revueltas cíclicas o movimientos de resistencia (4)) conservando y manteniendo formas de gobierno formalmente democráticos pero apuntalando el papel represivo del Estado capitalista. El fascismo pues trataría de derechizar la sociedad a la par que desestabilizar para justificar medidas de urgencia por parte del Estado. Por otro lado se vuelve a plantear la dicotomía democracia o fascismo (dos caras del mismo capitalismo) que lleva a reforzar la alternativa democrática frente a la posibilidad fascista saliendo victorioso de este falso enfrentamiento el capital.


ANTIFASCISMO HOY

Entendiendo qué función juega el fascismo en el marco de relaciones sociales y económicas podemos entender la función que juega su anti. El antifascismo hoy adopta (queriendo o sin querer) diversas facetas y funciones:

El antifascismo como actitud estética.
 
El antifascismo es poco menos que una moda. La falta de análisis, debate y crítica es patente. No se globaliza el problema sino que se trata de atajar sus efectos más palpables (violencia callejera fascista) reproduciendo, en muchos casos, esto mismo (violencia callejera antifascista). Alrededor del antifascismo se crea y recrea una estética pandillera y de escasos contenidos regida por una violencia macarra y estéril. Proliferan grupos, colectivos, plataformas, etc., que tratan de responder a un fenómeno sin analizar sus causas o al menos sin atacar a éstas. Actos a contra o de puro carácter anecdótico como las manis del 20 N son moneda habitual. Más allá hay que situar la patética imagen del mata-nazis como figura folklórica del movimiento que en demasiados casos copia actitudes y esquemas mentales de sus presuntas víctimas, en una clara tendencia militarista que puede llegar a prevalecer e involucrar a todo el movimiento.

El antifascismo como lucha de distracción. 
 
El fijar nuestros esfuerzos en la lucha antifascista a nivel parcial nos aleja ineludiblemente de la centralidad de la lucha de clases: crear conciencia y autoorganización de clase. El antifascismo distraería voluntades a una problema concreto fruto de una situación global. Más cuando se cae en dinámicas de represión-acción (difíciles de evitar) que llevan al movimiento a centrar su trabajo en responder a agresiones de grupos fascistas o del aparato represivo del Estado cuando l@s antifascistas son represaliad@s. 

El antifascismo como colaboración de clase 

El lema «tod@s contra el fascismo» puede ejemplarizar una tendencia a la colaboración de clases. La alianza, en plataformas y demás, con fuerzas contrarevolucionarias de la izquierda capitalista es patente en muchos casos. Un lema tan general es asumible desde muchos ángulos, desde la izquierda colaboracionista a la derecha liberal ( no olvidemos que Antena 3 se ha convertido en paladín antifascista) pasando por los grupúsculos oportunistas (los restos del leninismo que combaten el fascismo aquí y apoyan alianzas entre fascistas y «comunistas» en la antigua URSS). La historia vuelve a repetirse con un escenario totalmente distinto al desarrollarse políticas frentistas que implican un reforzamiento del molelo capitalista bajo formas democráticas parlamentaristas. Se vuelve a colaborar con nuestros enemigos de elase socabando nuestros propios intereses para defendernos todos juntos de nuestros enemigos aparentemente más directos y atroces: los fascistas. (5) El resultado es que en lugar de hacer cotidianamente revolución nos hacemos aliados de sus enemigos.

El antifascismo como forma de reforzar al Estado. 
 
Desde grupos antifascistas se reclaman medidas estatales y legales que represalien al fascismo (6): leyes contra los grupos nazis, mayores medidas policiales, altas penas de prisión, etc. La aplicación de tales medidas difícilmente irían a nuestro favor más bien todo lo contrario. Con ello se refuerza el papel del Estado a nivel represor y se fortalece su poder. No deja de sorprender y alarmar que desde nuestras filas se dan armas a nuestro enemigo más señalado: el Estado. Así como se considere que sus leyes puedan ser nuestra salvaguarda contra quienes son ni más ni menos que sus cómplices: fascistas.

Palabras finales.

No se pretende hacer desde este artículo una crítica sanguinaria y sin atenuantes a todos los grupos antifascistas. No se puede pensar que este movimiento sea homogéneo e igualmente criticable pero sí que es necesario empezar a criticar, analizar y en definitiva a pensar la realidad. Globalizar las situaciones para intervenir en la realidad y transformarla es tarea de tod* revolucionari*. De lo contrario podemos caer (aunque sea sin desearlo) en el papel de ser cómplices o compañer*s de viaje del mismo sistema que nos oprime. Tampoco desea este artículo decir que no debemos enfrentarnos al fascismo, pero sí aclarar que esta lucha forma parte (y no la fundamental) del enfrentamiento cotidiano al capital-Estado y no una forma de justificar la existencia de éstos. 


SALUD Y ANARQUIA
El último de Filipinas. Alacant. Diciembre 1996.

(1) Son evidentes las similitudes del nazi-fascismo de los años 30 con la toma del poder por Luis Bonaparte «el 18 de Brumario». Así como la organización política del nazi-fascismo con la «Sociedad del 10 de Septiembre» que daba soporte a Bonaparte y la función política dada a ésta dentro del marco de los intereses de la burguesía.

(2) Entendiendo comunismo no desde las estrategias leninistas sino desde su forma integral. Lo que l@|s anarquistas llamamos comunismo libertario.

(3) Sólo unos pocos (Durruti y su grupo «Nosotros» entre otr@s) plantearon de forma teórica extender la revolución a nivel intemacional y crear un «efecto dominó».

(4) Revueltas como las de Caracas, el POLL TAX o Los Angeles. En ellas se evidencia un trasfondo más profundo, de malestar general, más allá de los hechos concretos que sirvieron de detonante.

(5) Este tema se produce en el caso alemán (y no es el único). Los grupos autónomos han llegado a buscar el apoyo en el Partido Socialdemócrata fomentando una especie de unidad antifascista e interclasista.

(6) Este tipo de medidas se reclamaban recientemente en la portada del boletín «No pasarán» del colectivo «Al enemigo ni agua» de Barna. O en el caso Guillén Agulló donde diversos grupos reclaman altas penas de prisión y cumplimiento íntegro de las condenas. Evidentemente había quien discrepaba, como la Asamblea Antifascista de Valencia.

Este texto ha sido publicado en el Ekintza Zuzena nº23 y en el Jake Libertario nº12