¿El anarquismo y el socialismo son cosas opuestas? Defendemos que no. Aunque la palabra «socialismo» ha presentado diversos significados ─algunos
incluso enfrentados entre sí─, uno de los sentidos otorgados por los discursos
y prácticas políticas ha sido el del «socialismo» como expresión del «anarquismo».
De hecho, desde el inicio como movimiento político anti-estatal de las clases
explotadas a mediados del siglo XIX, el anarquismo se identificó con el mote de «socialismo» antes que con la palabra «anarquismo». De este modo lo señala el anarquista
de origen alemán, Rudolf Rocker:
«A
ninguno de los primeros teorizadores del anarquismo se les hubiese ocurrido
siquiera, que llegaría un día en que lo tildarían de a-socialista. Todos ellos
se sentían socialistas, porque estaban hondamente compenetrados del carácter
social de su teoría. Por esta razón se llamaban con más frecuencia revolucionarios
o en contraposición a los socialistas estatales, socialistas antiautoritarios;
recién más tarde el nombre de anarquistas se hizo natural en ellos»1. Como ejemplo de ello, Mijaíl Bakunin solía espetar frases como “nosotros socialistas revolucionarios”2, cuando se refería a la tendencia materialista antiautoritaria
en el campo de la lucha de clases.
Piotr
Kropotkin, como infinidades de posteriores anarquistas, también asumió el término
«socialista» para referirse a la fracción libertaria del movimiento por la
abolición de las clases sociales. Más aún, Kropotkin polemizó en torno a la
disputa del término en la historia del movimiento comunista:
«Es precisamente, respecto a la cuestión del Estado, por lo que andan divididos los socialistas. En el conjunto de fracciones existentes entre nosotros y que responden a la diferencia de temperamentos, a los diversos modos de pensar, y, sobre todo, al grado de confianza en la próxima revolución, se dibujan dos grandes corrientes.
De una parte, los que esperan efectuar la revolución social dentro del Estado, manteniendo la mayor parte de sus atribuciones, hasta ampliándolas y utilizándolas a beneficio de la revolución. De otra hay los que, como nosotros los anarquistas, ven en el Estado, no solamente en su forma actual, sino hasta en su esencia y bajo todas las formas que podría revestir, un obstáculo para la revolución social, un obstáculo por excelencia para el desarrollo de una sociedad basada en la igualdad y en la libertad; una forma histórica para prevenir este florecimiento, y que trabajan, por consiguiente, para abolir y no para reformar el Estado.»3.
Errico
Malatesta, no ajeno a los debates en el seno del movimiento proletario internacional,
también era consciente que los términos «socialismo» y «anarquía» se usaban a veces
como opuestos y otras como sinónimos. Incluso dedicó un ensayo completo al debate,
publicado en los primeros años del siglo XX en la revista «Natura», titulado
«Socialismo y Anarquía», donde señalaba que:
«Para
nosotros socialismo y anarquía no son términos antagónicos, ni equivalentes;
sino términos estrechamente ligados uno con otro, como lo es el fin a su medio
necesario, como lo es la sustancia a la forma en que se encarna. El
socialismo sin la anarquía, esto es, el socialismo gubernamental, lo creemos
imposible, puesto que sería destruido por el mismo órgano destinado a
mantenerlo.
La
anarquía sin el socialismo nos parece igualmente imposible, puesto que, en tal
caso, esa no podría ser más que el dominio de los más fuertes, y, por tanto,
pronto comenzaría la organización y la consolidación de este dominio; esto es,
la constitución del gobierno»4.
También resulta interesante consultar la obra de Gustav Landauer, quien nos ofrece una interesante visión acerca de la
construcción del socialismo en el escrito titulado originalmente «Anarchismus — Sozialismus», publicado en «Der
Sozialist» en 1895. Luego de interesantes reflexiones, Landauer apunta que comprender
el anarquismo como contrario al socialismo constituye un falso mito difundido por el
estatismo socialdemócrata. De este modo lo expresaba: «Quien sea que no esté
cegado por los dogmas de los partidos políticos reconocerá que el anarquismo y el socialismo
no se oponen sino que son co-dependientes. El verdadero trabajo cooperativo y
la verdadera comunidad puede solamente existir donde los individuos sean
libres, y los individuos libres pueden solamente existir donde las necesidades
se satisfacen a través de la solidaridad fraternal. Es imperativo luchar contra los falsos clamores social demócratas de que el anarquismo y el socialismo son tan opuestos como “el fuego y el agua”»5, afirmaba el anarquista asesinado por el Estado alemán a la edad de 49 años en 1919.
Es así como podríamos citar a decenas de conocidos anarquistas en donde se defiende, con distintos matices, el socialismo como expresión del anarquismo. Como cuando Adolph Fischer, anarquista mártir de la clase trabajadora en el movimiento por las ocho horas de Chicago en 1886, añadió que «Todo anarquista es socialista, pero todo socialista no es necesariamente anarquista». Así, podemos concluir que el anarquismo aboga por una sociedad
libertaria en base a pactos que horizontalmente concuerden los actores federados organizados en autogestión,
esto es, el socialismo libertario, el socialismo sin Estado ni organización
patriarcal. El socialismo que, a diferencia del socialismo autoritario, se
organiza sin jerarquías ni parlamentarismo.
N&A
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2- «Para los republicanos, para los partidarios del Estado, del orden público y la disciplina, este dilema es insoluble. Para nosotros socialistas revolucionarios, no presenta dificultad alguna Desde luego, deben desobedecer; deben rebelarse, romper esta disciplina y destruir la organización actual del ejército regular; en nombre de la salvación de Francia, deben aniquilar a este Estado fantasma, impotente para hacer el bien, pero poderoso para el mal». (...)
«Por supuesto, todos nosotros somos socialistas y revolucionarios sinceros; no obstante, si se nos diese poder, aunque sólo fuese por el breve plazo de unos pocos meses, no seríamos lo que somos ahora. Estamos convencidos como socialistas, vosotros y yo, de que el medio social, la posición social y las condiciones de existencia son más poderosas que la inteligencia y la voluntad del individuo más fuerte y poderoso; y precisamente por este motivo exigimos una igualdad no natural sino social de los individuos como condición para la justicia y fundamento de la moralidad. Por eso detestamos el poder, todo poder, al igual que el pueblo lo detesta.» - Mijail Bakunin, tomado desde el tomo I del compilado de G. P. Maximoff, ESCRITOS DE FILOSOFÍA POLITICA I. Para revisar tomos completos pueden hacer clic aquí.
3- Piotr Kropotkin - El Estado http://es.theanarchistlibrary.org/library/piotr-kropotkin-el-estado
4 - Socialismo y Anarquía - Errico Malatesta. Tomado desde un libro difundido por Editorial Ayuso. Para consultar íntegro pueden hacer clic aquí. Luego de un prólogo de Max Nettlau, los editores aclaran que «Entre 1903 Y 1905, la revista teórica anarquista
Natura publica una serie de artículos de Malatesta
entre los que figura 'Socialismo y anarquía'. Recogemos
en su integridad la citada serie, que resume las posiciones del autor respecto a las relaciones con el socialismo, las actitudes terroristas o individualistas, el amor y el Estado».
5- Gustav Landauer: Anarquismo — Socialismo (1895). Traducción al castellano por @rebeldealegre desde el libro: Gustav Landauer: Revolution and Other Writings (2010), de Gabriel Kuhn. Fuente http://rebeldealegre.blogspot.cl/2015/03/gustav-landauer-anarquismo-socialismo.html
Tal vez habría sido conveniente incluir alguna mención sobre el comunismo libertario.
ResponderEliminarSalud
El socialismo es estatista y en la practica ha sido igual o mas autócrata y represor que cualquier otro sistema, nunca será compatible con el anarquismo.
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