Desde el facebook del Sindicato de Oficios de Santiago, han difundido un comunicado en donde mujeres anarcosindicalistas, libertarias, inmigrantes y lesbianas se suman al llamado de huelga de mujeres para este 8 de marzo, el cual reproducimos a continuación (N&A)
Son tantas las décadas de una explotación capitalista
duplicada gracias a la imposición de roles de género. Tantos los siglos de
opresión patriarcal sobre nuestros cuerpos, forzados a reproducir en favor del
capital no sólo a través de la maternidad obligatoria sino de las tareas de
cuidado que bien favorecen la ganancia de los explotadores y que claramente
constituyen trabajo no pagado.
Y si precarias condiciones laborales fueron las que ocasionaron la muerte de casi 150 mujeres en una fábrica norteamericana de camisas hace ciento seis años, precarias son las condiciones que han permitido la muerte de un número indeterminado de temporeras atacameñas hace dos años en un campamento de la industria frutícola, las cuales permanecían encerradas con candado por orden de los patrones.
No conforme con ello debimos lidiar siempre con los crecientes niveles de violencia machista que nos roban desde el amor propio hasta la vida misma. Y hoy pareciera que la guerra contra las mujeres que luchan por los territorios, cuerpos, espacios, vida, no amerita más que el silencio cómplice de una sociedad empañada de la más absoluta misoginia.
Pero si han sido muchos los años de humillaciones y es aguda la amenaza que se abalanza sobre nosotras, no han sido menos los años dedicados a la resistencia, ni menos la disposición defensiva que nos convoca a esta lucha. Lucha a la que como migrantes, lesbianas, libertarias, anarcosindicalistas, pero especialmente mujeres, adherimos este 8 de marzo y todos los días de nuestras vidas.
Y si bien no todas podremos adherir materialmente a la convocada Huelga Internacional de Mujeres, pues la condición migrante y/o precarizada de algunas de nosotras nos obliga a continuar generando ganancia para el explotador, a riesgo de perder no sólo el pan sino la autorización de permanencia, todas marcharemos al final de la jornada impregnadas del espíritu del feminismo autónomo. Ese que fue capaz de reconocer que todas las mujeres realizamos un trabajo invisibilizado que supera largamente una jornada de trece horas y que ciertamente “Ninguna huelga ha sido nunca una huelga general.” Que si fuimos confinadas a las cocinas mientras los hombres fueron a la huelga, faltó siempre el cese de nuestras labores.
Con el apoyo mutuo y la solidaridad como principios fundamentales, agregar que, esperamos esta primera convocatoria a huelga de mujeres constituya un sólido avance hacia la profundización de las demandas feministas en el mundo del trabajo.
Un día nuestras vidas dejarán de girar en torno a la producción y el consumo. Entonces avanzaremos certeramente hacia nuestra liberación total.
Y si precarias condiciones laborales fueron las que ocasionaron la muerte de casi 150 mujeres en una fábrica norteamericana de camisas hace ciento seis años, precarias son las condiciones que han permitido la muerte de un número indeterminado de temporeras atacameñas hace dos años en un campamento de la industria frutícola, las cuales permanecían encerradas con candado por orden de los patrones.
No conforme con ello debimos lidiar siempre con los crecientes niveles de violencia machista que nos roban desde el amor propio hasta la vida misma. Y hoy pareciera que la guerra contra las mujeres que luchan por los territorios, cuerpos, espacios, vida, no amerita más que el silencio cómplice de una sociedad empañada de la más absoluta misoginia.
Pero si han sido muchos los años de humillaciones y es aguda la amenaza que se abalanza sobre nosotras, no han sido menos los años dedicados a la resistencia, ni menos la disposición defensiva que nos convoca a esta lucha. Lucha a la que como migrantes, lesbianas, libertarias, anarcosindicalistas, pero especialmente mujeres, adherimos este 8 de marzo y todos los días de nuestras vidas.
Y si bien no todas podremos adherir materialmente a la convocada Huelga Internacional de Mujeres, pues la condición migrante y/o precarizada de algunas de nosotras nos obliga a continuar generando ganancia para el explotador, a riesgo de perder no sólo el pan sino la autorización de permanencia, todas marcharemos al final de la jornada impregnadas del espíritu del feminismo autónomo. Ese que fue capaz de reconocer que todas las mujeres realizamos un trabajo invisibilizado que supera largamente una jornada de trece horas y que ciertamente “Ninguna huelga ha sido nunca una huelga general.” Que si fuimos confinadas a las cocinas mientras los hombres fueron a la huelga, faltó siempre el cese de nuestras labores.
Con el apoyo mutuo y la solidaridad como principios fundamentales, agregar que, esperamos esta primera convocatoria a huelga de mujeres constituya un sólido avance hacia la profundización de las demandas feministas en el mundo del trabajo.
Un día nuestras vidas dejarán de girar en torno a la producción y el consumo. Entonces avanzaremos certeramente hacia nuestra liberación total.
¡A LA HUELGA, COMPAÑERAS!
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