La jornada será el lunes 13 de Agosto en el Centro Social Autogestionado del Barrio Franklin
Silvia Federici, autora de los libros «Calibán y La Bruja» y «Revolución en Punto Cero», es una de las activistas que en los últimos años ha motivado muchísimo interés por parte de diversos sectores de los movimientos que resisten contra el capitalismo y los patriarcados. Las luchas contra el racismo, por la defensa de los territorios, por un feminismo autónomo y la resignificación del trabajo doméstico, mantienen una fuerte vinculación con el pensamiento federiciano. Durante la conversación se abordarán consideraciones fundamentales que tratarán de otorgar algunas herramientas teóricas, históricas y epistemológicas que en lo posible ayuden a comprender las particularidades del libro «Calibán y La Bruja» y que en general presenten las distintas facetas de la autora quien, a sus 76 años, continúa muy activa en las luchas contra toda forma de subordinación.
Silvia Federici ha desarrollado una profunda crítica a las relaciones de dominación. En ciertos manuales se le define como “marxista”, sin embargo Federici critica radicalmente el machismo sistémico en el marxismo y su visión desarrollista. Cuestiona a su vez el santo intocable del marxismo económico: la noción de Plusvalía. Para Federici la generación de plusvalía no es únicamente una relación del varón en la fábrica sino una construcción socialopresiva desde el hogar. Dicho de otro modo: La plusvalía no se constituye únicamente desde el momento en que se marca tarjeta y se termina el turno sino desde el momento en que el trabajo reproductivo se desarrolla, esto es, lavado, planchado, cocinar y el cuidado niños, niñas, ancianas y desempleados en el hogar, en donde no existe descanso ni vacaciones en la infinita lista de labores domésticas. El trabajo no es solamente ir a la fábrica o a la oficina sino prácticamente todas las relaciones vinculadas en la totalidad explotadora del capitalismo, en donde el trabajo de la reproducción constituye el trabajo más importante para que funcione la máquina: la producción de vidas humanas, mano de obra para la acumulación capitalista. Para la autora entonces las relaciones patriarcales en el hogar y en la reproducción no se les puede considerar solo «opresión» de las mujeres sino que también «explotación». Explotación que debe ser subvertida por relaciones libres en donde las comunidades dispongan de lo socialmente constituido tanto en los hogares como en otros ámbitos productivos.
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