Dicho proceso es complejo, tiene muchas aristas y
particularidades imprevisibles. Respuestas programáticas consensuadas por el
conjunto de los anarquistas pueden parecer muchas veces poco claras, no tenemos
un programa único incuestionable -más que la libertad y la igualdad- ni comité
central que nos de órdenes, pero en el contexto actual del movimiento
estudiantil y social tratamos de ser coherentes con las ideas libertarias,
cada cual desde sus capacidades, coyuntura local y/o organizaciones de base.
Independiente
de lo que como anarquistas deseemos o no, en el actual orden de cosas, dichos
derechos o supuestos avances probable y tristemente serán consagrados y
desvirtuados a través de leyes reformadoras en el sistema educacional. ¿Dejaremos por eso ser parte activa del movimiento social por la educación? ¿ o
debemos ver en, y desde este movimiento una instancia más para crear los
lazos necesarios hacia la emancipación del ser humano en la lucha contra toda
autoridad?
En la misma
lógica, pero en un contexto distinto, nos solemos preguntar desde el movimiento
libertario: ¿Qué pasaría si se niega el derecho al voto, práctica frecuente de
las Dictaduras? Posiblemente lucharíamos junto y desde por derrotar a la Dictadura, como ya lo han hecho a lo largo de la historia amantes de las
ideas libertarias ¿Somos meros
reformistas por eso? Pienso que no, en cuanto nuestro objetivo no es simplemente alcanzar una democracia representativa donde "disfrutemos" del derecho a voto, sino que generar espacios de convivencia que nos den directa o
indirectamente mayores libertades, como el derecho a la reunión, asociación y movilidad.
Como anarquistas no luchamos contra las dictaduras para que la cambien por otra
"más blanda", sino que naturalmente, nos rebelamos contra el
conjunto de las violaciones permanentes en todos los ámbitos propios
de las dictaduras, como la censura extrema de la libertad de expresión y contra
las desapariciones sistemáticas de opositores a los regímenes.
Pienso que
no es momento de caer en el pesimismo de pensar que estamos luchando para
forjar nuestras propias cadenas, tampoco es tiempo para expandir el derrotismo
en quienes sienten en sus pieles la necesidad de la revolución del aquí y
ahora, desánimos por parte de la manipulación de los medios de comunicación
sobran, organización y construcción de redes de apoyo es lo que falta, ánimos,
abrazos, sonrisas, acciones concretas que aporten a la lucha, sin por ello
dejar a un lado la permanente autocrítica para crecer como movimiento, pero la
crítica sin una postura activa puede fácilmente, convertirse en el menosprecio
de la necesidad de cambios reales que hacen mover las voluntades y con ello, el
aprendizaje constante en los procesos revolucionarios.
Bajo esta
lógica, considero que el llamado a la organización debe concretarse en la
expresión revolucionaria asamblearia en los barrios y en los diversos
centros laborales y estudiantiles, en la articulación de grupos autónomos que planten cara a las burocracias y que por medio de la protesta y el
estratégico avance autogestionario sea capaz de tomarse un derecho que nos
niega la brutalidad de una minoría sumamente egoísta, refugiada en la clase
política tradicional y en las instituciones armadas, esa que no ha dudado en
asesinar a estudiantes que se rebelan contra este insulto a la humanidad: Negar
un necesidad tan básica como lo es La Educación.
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