Para ponerse al día: Artículo 'Salve a su hija de ser una weona de mierda', para leer clic aquí.
Para leer 'Una respuesta feminista al artículo "Salve a su hija de ser una weona de mierda" de Pame Arce', clic aquí. A continuación comparto una reflexión enviada al email en torno a las reacciones al artículo en mención.
Quiero empezar diciendo que escribo esto desde mi propia ignorancia
y que de ningún modo intenta ser un aleccionamiento impositivo. Todo lo
contrario, es con todo el cariño posible, pues es mi interés, y el
de todas quienes amamos la libertad, que cada vez avancemos más hacia
ella. Comprendo además que, no siendo yo autoridad en la materia, la
mayor parte de las personas no está del todo enterada de cómo ha
devenido en funcionar el control social. Es por lo demás solo mi
opinión respecto a la publicación misma, pero también respecto a las
reacciones que genera este artículo y otros de este tipo.
Hay algo que no estamos viendo en el escrito de
Pamearce, que intenta una crítica humorística de la reproducción
de determinado estereotipo de persona. Hay quienes han reaccionado a
favor y quienes han reaccionado en contra, con liviandad o con gravedad,
con risa o con enojo. Pero lo que en general no logramos cuando surge
este tipo de choque de opiniones, es justamente entendernos. Las
críticas, aunque bien fundamentadas, generalmente surgen desde un
descontento y desembocan en un intento de reproche que no tendrá más
efecto que ofender el orgullo del interpelado, ocasionando una negativa a
seguir dialogando y en consecuencia el tema principal pasa a segundo
plano y lo importante ahora será defender el orgullo. Atacar al otro es
una forma efectiva de acabar con el diálogo y no llegar a nada.
Pero la intención última, a pesar de nuestros arranques
emocionales, es, con todo el cariño del mundo, hacer ver al otro qué es
lo que se le escapa cuando emite determinados juicios valóricos y por
qué eso resulta ser dañino y quizás pueda resultar más beneficioso si lo
pensamos mejor.
Es preciso entender que una postura saludable para
dialogar y llegar a algo no es juzgar al otro de tonto, o malo, etc.
Queremos llegar a una verdad que ponga remedio al problema propuesto,
y ya que (si nos situamos desde toda humildad y honestidad
posible) todos ignoramos todas las aristas que determinados temas
tienen, pero a su vez, cada cual puede aportar con la misma humildad un
juicio honesto e informado, entonces podemos llegar juntos a dicha
solución, apoyándonos mutuamente en vez de competir por quién sabe más o
quién detenta esa verdad. Juntos podemos ver quizás toda la dimensión
del tema que se está tratando. Lo que necesitamos es educarnos los unos a
los otros, indicar aquello que el otro no está viendo y sobre todo las
consecuencias de no ver lo que no ve.
Pensemos qué pasa cuando un niño ignora algo y a
nuestro juicio se equivoca: la respuesta empática del adulto será
indicarle aquello que ignora, y no juzgarlo por ignorar, pues esto
último cancelará toda oportunidad de aprender.
Por supuesto, cuando el asunto ya no es un simple
diálogo valórico quizás actuar de ese modo no sea lo más efectivo. Pero
en el caso del artículo en cuestión, pienso que quizás sí es importante y
viene al caso fomentar una conversación.
La autora hace una crítica humorística de cierto tipo
estereotipado de persona ofreciendo soluciones para evitar la
reproducción de éstas. Creo entender que la intención es criticar y
reír, y de algún modo está bien, pero una vez que la humorada entra al
dominio público por medio de un medio de comunicación medianamente
masivo, entonces se escapa de las manos. Lo que la autora pasa por alto,
ante esta tribuna multiplicada, es que la solución que ofrece vuelve a
tropezar con la misma piedra: crea un estereotipo "remozado" desde el
anterior estereotipo. ¿Por qué no ve esto? No es "por su culpa",
necesariamente. Ni por ello habrá que lapidarla. Para ver su propio
error es necesario que haya tenido acceso a un conjunto de
conocimientos que nuestra educación formal nos oculta. Entre otras
cosas, es necesario saber que lo que a menudo sin saber reproducimos en
nuestro pensar y en nuestro sentir es nada menos que la ideología que
nos oprime y que esa ideología dominante tiene nefastas consecuencias
para la mayor parte de los seres humanos en el mundo y es causante de
millares de sufrimientos innecesarios, que de no ser, entre otras
causas, por nuestra ignorancia a gran escala, podríamos evitar. ¿Y por
qué cometemos esta locura? Por que hay otra parte de la humanidad que se
beneficia de ella.
Dicha ideología sirve para someter a determinados
humanos bajo los designios de otros: el sometimiento de las clases
sociales, de pueblos enteros, etc. Pero el caso que no ve la autora es
justamente el que ella intenta abordar: el sometimiento de género. Aquel
que por una parte dictamina cuál es a normalidad sexual, y que
además tiene por intención poner bajo control ideológico a las mujeres,
factor que ha sido históricamente un fundamental en la dominación
capitalista.
El truco ideológico básicamente funciona si el que está
sujeto a éste no ve que esté sujeto a éste, o bien le parece que eso es
"lo normal" y que determinadas conductas están dentro de "lo aceptable"
y otras no. En este caso específico, la autora critica determinado
sesgo ideológico y contesta con otra versión de éste que paradójicamente
sirve de opresión contra ella misma y que por supuesto está oculto a su
vista.
Vuelvo a repetir que esto no es individualizable,
aislable. No es un ataque directo a la autora, sino que lamentablemente
ha devenido en ejemplo de tal conducta. Es algo que nos ocurre en
distintos grados a todas y todos. Es este el dilema a resolver, y es
tarea de todas y todos.
La invitación es siempre a instruirnos para abandonar
aquello que nos oprime, y quizás la intención de la autora era
justamente algo por el estilo. Pero la solución no está en presentar una
opresión en versión mejorada o más válida a los ojos de "todos". La
solución está en acabar con dicha opresión por completo. Para ello
necesitamos saber que ninguno de nosotros tiene toda la verdad y lo sabe
todo ya, y por lo mismo es necesario iluminar aquello que aún está
oscuro, abrir los ojos, ver y rebelarnos. Es nuestra libertad lo que
está en juego.
Les dejo una pequeña aportación acerca de cómo lograr una autoestima sana en nuestras hermosas hijitas.
ResponderEliminarSi quieres que tu hija desarrolle una autoestima sana, entonces:
1. Enséñale a amar el arte, y con ella la música y la poesía. Esto le permitirá reconocer el sentido figurado y aprenderá a distinguir lo bello.
2. Enséñale a no avergonzarse de sus sentimientos, a no reprimirse por el qué dirán.
3. Enséñale a leer, a disfrutar de una buena historia. Entre más lea, mas podrá distinguir entre la realidad y la fantasía.
4. Enséñale a sentirse hermosa tal y como es. Si te escucha criticar a los demás, aprenderá a criticarse a sí misma.
5. Deja que conozca y disfrute el contacto con la gente, para que aprenda a confiar en sí misma. Le beneficia conocer personas de todas las edades e ideas, pues así aprenderá a formar su propio criterio.
6. Enséñale a conocer sus gustos y a no avergonzarse por ellos, cada cabeza es un mundo y merece respeto.
7. Enséñale a amar su cuerpo, y con ello, a reconocer sus ciclos. Así podrá disfrutar cada etapa de su vida.
8. Enséñale a amar y respetar a todos los seres humanos, sean quienes sean. A través de ello aprenderá la importancia del amor y la amistad.
9. Enséñale a conocerse y amarse a sí misma, a ser su propio y único juez.
10. Dile que para ti siempre será la niña más hermosa del mundo. ¿Acaso tú no eres para ella el padre más guapo o la mamá más linda que hay?
Atte Raquel Guerrero Rdz.