sábado, 13 de junio de 2020

La falacia anarcapitalista


Anarcocapitalismo con anarquismo tiene tantas cosas en común como el pollo con el repollo. Es decir, nada. Para demostrar aquello en la región chilena no hace falta ni mucho texto, pues los anarcocapitalistas forman bloque con neonazis y tienen entre sus personalidades a conocidos pinochetistas. En general son pocos, aún así en algunos foros de internet se dedican a confundir a curiosos despistados que no conocen las ideas anarquistas, las cuales son por definición totalmente contrarias al capitalismo y toda forma de dominación.  Para contribuir a desmontar tal broma de mal gusto, compartimos el articulo a continuación (N&A) 



La falta de memoria histórica y teórica del anarcocapitalismo, que básicamente es una ideología puramente económica, basada en una abstracción que idealiza la libertad de un mercado ante la libertad material de las personas, y ante ello justifica la explotación de unos sobre los otros. Esto significa lo más rancio y decadente de un liberalismo clásico y radical, ese liberalismo que en su tiempo significó la punta de lanza de la modernidad ante la explotación de su tiempo, y el anarcocapitalismo está muy lejos de representarlo. Pero ¿por qué falta de memoria histórica y teórica? Al ser una teoría meramente económica y en cierta medida política, el anarcocapitalismo carece de todo razonamiento moral y ético en la socialización de los individuos que componen esa sociedad, este elemento ético en el liberalismo clásico es muy importante, y que lamentablemente la mayoría incluso teóricos de esa corriente no toma en cuenta.

¿A qué llamamos teoría ética del liberalismo? El utilitarismo, y principalmente el utilitarismo de John Stuart Mill, fue la finalización de un proceso liberal en el pensamiento ético para terminar de darle un ethos, una ética acorde al pensamiento liberal. La mayor premisa del utilitarismo la encontramos en el libro de Mill “el utilitrismo” y esta es “el principio de mayor felicidad” ¿En una ética de la felicidad donde el fin es la misma cosa, acaso no es suficiente motivación para los que obran en tono a ella? Si la humanidad está impulsada naturalmente hacia la felicidad, la motivación en sí misma, podríamos plantear, es natural en el ser humano para accionar de esa manera. Pero para Mill la moral no es natural.

El accionar del principio utilitarista la podemos dividir en lo que respecta a lo externo (sociedad) a lo interno (individuo) y a las sanciones (exterior e interior). La motivación de la acción moral es, una relación de lo exterior e interior en cuanto a la acción utilitarista. El deber es producto del sentimiento de nuestro espíritu, que se fue construyendo por las situaciones que experimentamos, los sentimientos vividos, los estados de valor, miedo, etc. Es la conjunción de todo los que somos y no traicionamos a eso, y cuando lo hacemos nos viene el remordimiento. Esta noción del deber interno en la ética utilitarista llenada por el principio de mayor felicidad, en el cálculo utilitarista se esgrime en una moralidad del accionar hacia el placer, pero estas acciones a estar motivas y no recluidas en lo particular, se transforma en el accionar y en la relación colectiva de la felicidad, donde encuentra su mayor motivación y expresión. De esta manera el espíritu de cada uno de nosotros son los sentimientos consientes de la humanidad (exterior) en lo cual hay formas, modalidades, motivaciones (sanciones) para la multiplicación de la felicidad.

Es preciso aclarar entonces que, si para Mill los sentimientos morales no son en cierta forma naturales, estos se adquieren, pero a la misma vez, de por que sean adquiridos no quieren decir que no devengan de una potencialidad natural. Así como el hombre por cuestiones físicas y naturales posee voz, tiene la potencialidad de desarrollar el lenguaje, es por eso que el hombre al poseer espíritu y su tendencia a la felicidad desarrolle una socialización del individuo con la sociedad, tendiente a formas de comportamientos que lleven a la felicidad. El principio de felicidad es un criterio ético y la felicidad de uno como de todos es la motivación moral del obrar. La confirmación de estas ideas devienen de la propia sociedad y del pensamiento utilitarista de Mill en lo ético. La vida del ser humano es una vida colectiva, social y de asociación con los otros, donde la cooperación en la realización de intereses comunes potencia el beneficio colectivo, y de todos hacia uno, la confirmación de la felicidad social y el obrar hacia la multiplicación de ella es la propia garantía, existencia y potencialidad del individuo. La solidaridad de las acciones comunes para fines colectivos se despliegan en una fraternidad común de intereses, lo particular se extiende al todo, garantizado por la igualdad de todos sus asociados y custodiado por la libertad individual de cada uno, que no es ni más ni menos que, la confirmación de la libertad de todos en uno en la felicidad colectiva.

*Que sea intenso, largo, seguro, rápido, fructífero, puro,*



*has de tener en cuenta para el placer o dolor seguro.*



*Busca placeres tales cuando el fin es privado; extiéndelos*



*no obstante cuando es público el cuidado.*



*Evita dolores tales, para ti o para otro.*



*Se ha de existir dolor que se extienda a muy pocos.*

(Mill, Jonh, Stuart)

Para finalizar, tomando el utilitarismo como herramienta ética del liberalismo, basada esta idea utilitarista en el principio de mayor felicidad, y teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, claramente encontramos contradicciones en el planteamiento económico del anarcocapitalismo con todas sus contradicciones. En el calculo utilitarista, en lo cual el obrar moral de una persona en su socialización, su finalidad no solo radica en la felicidad individual, sino también colectiva, ya que esa es su garantía y existencia misma de su felicidad, por ende este accionar ético genera las condiciones materiales y simbólicas de una igualdad progresiva (recordemos que la modernidad se basa en una idea de progreso lineal siempre a potencia de su propia superación futura) La existencia y multiplicación de esa felicidad da también a la existencia real de la libertad, esto quiere decir, una libertad simbólica y material de todos los individuos de esa sociedad en constante avance. Este obrar basado en el principio ético del principio de mayor felicidad, donde encontramos una libertad real, da los elementos para la existencia material y comercial de un comercio e intercambio libre entre todos los asociados de esa comunidad, para decirlo de otra manera, la libertad real de las personas con el principio ético utilitarista genera las condiciones de socialización para el libre mercado, y este libre mercado devine a partir de esa socialización y no como idea fundante meramente abstracta, esto genera las condiciones materiales y simbólicas de unas relaciones de producción dentro del capitalismo, que a pesar de ser expoliadoras, no se basan ni atentan contra la propia humanidad en nombre de esas santas ideas de propiedad privada y ganancias.

En el libro de Mill “El utilitarismo” encontramos muchos conceptos, pero unos de lo mayor importancia es la idea del autor sobre la superación del liberalismo. Esto significa la modernidad misma, y es la superación del liberalismo como ideología y del sistema capitalista como forma económica de socialización humana. Esto se basa en la idea ética del propio liberalismo del principio de mayor finalidad como telos y en su constante superación de sus condiciones simbólicas y materiales para la multiplicación de la felicidad, de hecho Mill entiende las condiciones materiales que ejerce la clase burguesa sobre el proletariado, y es su mayor esfuerzo dotar de una ética que de a un mejoramiento, eliminación y superación de esa explotación enquistada en la propia lógica mercantil, comercial y de producción del capitalismo.

Con estas sencillas ideas entonces se puede demostrar fácilmente las falacias argumentativas de los anarcocapitalistas en torno a sus ideas económicas y políticas, su falsa conciencia en el entendimiento de la anarquía como idea única encarnada solo como ausencia de un Estado, vaciando así de todo contenido simbólico cultural de regularización social basada únicamente en una idea de libre voluntad. En lo material se reduce irónicamente a ideas puramente abstractas de comercio, propiedad y un mercado dando como lo inviolable unas relaciones de producción capitalistas nefastas para la propia humanidad. Lo más irónico de esto es que se puede encontrar el principio de desviación de sus ideas a base de sus autores base.

El anarcocapitalismo no es anarquismo, no es mutualismo, no es liberalismo, es simplemente una idea política y económica basado en un sistema de producción expoliador y explotador carente de toda idea ética, moral, política real, económica y simbólica para su realización.

Nicolás G.

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