Tanto el feminismo como el anarquismo
nacen y se desarrollan simultáneamente en contextos de lucha de clases. Ambas
tendencias surgen como una crítica al nuevo
orden del capitalismo y el Estado liberal. Frente a las revoluciones burguesas
del siglo XVIII, el anarquismo gritó: ¡Esta revolución es de los capitalistas y
no la del proletariado y las clases oprimidas! En una reflexión similar, el
feminismo nos explicó que la emancipación política de la burguesía otorgó
mayores privilegios a los hombres, sobre todo a los hombres burgueses, y
sometió a las mujeres a la exclusión del
hogar y al patriarcado salarial1, dominación económica y política
que afectó con mayor fuerza a las mujeres de las clases obreras y campesinas.
Dentro de las exponentes más importantes del feminismo anarquista destacan
activistas como las estadounidenses Emma Goldman y Voltairine de Cleyre, la francesa
Louise Michel, la argentina Virginia Bolten, y en la región ibérica, compañeras
como Teresa Mañé ―también conocida con el seudónimo de Soledad Gustavo― y Teresa
Claramunt, de quien hablaremos en esta ocasión.
Teresa Claramunt nació en el seno de
una familia de clase obrera, el 4 de junio de 1862 en Sabadell, una ciudad
ubicada a 27 kilómetros al interior de Barcelona y que para la época presentaba
un fuerte crecimiento textil-industrial. Durante sus primeros años de vida,
Teresa se mudó a Huesca, pero volvió a su ciudad natal en 1875 2.
Desde los 10 años trabajó en un taller junto a su padre, y desde los 13 en una
fábrica textil3. En 1883 y con tan solo 21 años, participó en la
«huelga de las siete semanas», un conflicto que exigía la reducción de la
jornada laboral a diez horas diarias4. Un año más tarde, el 26 de
Octubre de 1884, fundó junto a otras obreras la organización «Sección Varia de
Trabajadoras anárquico-colectivista de Sabadell», núcleo revolucionario que
abogaba por el colectivismo anarquista, que definían como “el trabajo en común, la
propiedad colectiva de la tierra y de todos los instrumentos del trabajo y
recibir o consumir cada persona tanto como produzca”5. Entre los fines de la organización se
contemplaba la reivindicación feminista de “coadyuvar a la emancipación de los seres de
ambos sexos”6. En esta organización, Teresa Claramunt
propuso, consciente de la importancia de la formación política integral, la
necesidad de la educación libertaria entre
las obreras y los barrios populares de Sabadell7.
Teresa Claramunt también fue precursora de organizaciones feministas no mixtas. Junto a la anticlerical Ángeles López de Ayala y la espiritista Amalia Domingo Soler, fundó en 1889, la primera organización feminista de España, creada por y para mujeres: «La Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona», organización que desarrolló prácticas educativas orientadas en los valores anticlericales y libertarios. En el seno de dicha organización, que perduró hasta 1892 y contó con una escuela nocturna de enseñanza laica, se desarrollaron veladas instructivas, conferencias y actividades recreativas8.
Teresa Claramunt también fue precursora de organizaciones feministas no mixtas. Junto a la anticlerical Ángeles López de Ayala y la espiritista Amalia Domingo Soler, fundó en 1889, la primera organización feminista de España, creada por y para mujeres: «La Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona», organización que desarrolló prácticas educativas orientadas en los valores anticlericales y libertarios. En el seno de dicha organización, que perduró hasta 1892 y contó con una escuela nocturna de enseñanza laica, se desarrollaron veladas instructivas, conferencias y actividades recreativas8.
Diversos campos del anarquismo y el quehacer social fueron motivo de análisis y escritura para Teresa Claramunt: el anti-clericalismo, el anti-militarismo, la educación libertaria, la solidaridad con los presos, y por supuesto, la emancipación femenina. “La mujer se ha de preocupar por su suerte ―escribía en el periódico Fraternidad―, ha de leer los libros que enseñan, como son las obras ácratas, ha de asociarse con sus hermanas y formar cátedras populares donde aprende a discutir o para ir aprendiendo lo que nos conviene saber. (…) La hermosa acracia, esa idea magna hará justicia a la mujer, para la acracia no existe raza, color ni sexo”9. Teresa Claramunt también incursionó en la dramaturgia con ‘El mundo que muere, el mundo que nace’, trabajo que firmó con el seudónimo de María Sánchez del Valle y que estrenó la Compañía Libre de Declamación, el 14 de marzo de 1896, en el Teatro Circo Barcelonés de la calle Montserrat, rodeado de un contingente de la Guardia Civil10.
El ejercicio político y sindical de Claramunt se
desplegó en el contexto de una Catalunya que presentaba un fuerte desarrollo
industrial, terreno que propició un nutrido asociacionismo obrero que
interactuó con tendencias librepensadoras, anticlericales y republicanas. En 1868 y por encargado de
Mijaíl Bakunin, el italiano Giuseppe Fanelli realizó un viaje propagandístico
con la tarea urgente de fundar secciones de la Asociación Internacional de los
Trabajadores (AIT) en España. Durante su estadía, Fanelli fundó núcleos de la
AIT en Madrid y Barcelona, a la vez que transmitió por primera vez en España
las propuestas revolucionarias del anarquismo colectivista y los principios y
finalidades del anarcofeminismo, ideas redactadas en el texto atribuido a
Mijaíl Bakunin, "El
Programa de la Alianza Internacional de la democracia Socialista", en cuyo
primer punto abogaba por “la
abolición completa y definitiva de las clases y la igualdad social, política y
económica de ambos sexos”11.
Fue así como llegaron a España las
ideas que influenciaron a Teresa Claramunt y a gran parte del proletariado que
se organizó a través de grupos anarquistas de agitación, ateneos, revistas y
federaciones anarco-sindicalistas como FRE y luego la FTRE, donde Teresa tuvo
una importante participación como organizadora en la industria textil,
liderando sindicatos, huelgas, revueltas e infinitos mítines de labor
propagandística que cimentaron cultural y orgánicamente a la histórica CNT y a
Mujeres Libres, organizaciones protagonistas e impulsoras, junto a la FAI y
JJLL, de la revolución anarquista de 1936.
Considerando lo anterior podemos constatar que poco y nada de espontaneísmo
hubo en la revolución de 1936, y sí muchos años de organización sindical,
formación política, difusión y propaganda.
La bomba del Liceo
El proceso de Montjuïc
Tres años después de los hechos del
Teatro Liceo, una nueva escalada represiva marcará tristemente la historia del
movimiento obrero y anarquista: El
Proceso de Montjuïc, una de las mayores persecuciones de todos los tiempos
dirigidas por el Estado y la burguesía contra el anarquismo. El domingo 7 de
junio de 1896, en la calle de Canvis Nous de Barcelona, al paso de la procesión
religiosa del Corpus, estalló una
bomba que causó seis muertos y más de cuarenta heridos de diversa gravedad.
Ante esto, se desató una ola gigante de represión. En la cacería contra los
libertarios hubo más de 400 detenidos19, entre los que se encontraba
el matrimonio Claramunt-Gurri, quienes fueron apresados por la Guardia Civil el
14 de junio de 1896 en su casa de Camprodón (Girona). Las consecuencias del
Proceso de Montjuïc fueron devastadoras,
el movimiento anarquista en Catalunya fue casi completamente desarticulado.
Junto con encarcelar y desterrar a compañeras y compañeros, el poder clausuró
revistas como El Productor, La Tramontana y Ciencia Social20. Entre
los represaliados no solo había anarquistas, también se encontraban dirigentes
sociales de diferentes tendencias. Muchos de los detenidos fueron deportados y
otros llevados al Castillo de Montjuïc, donde sufrieron horribles torturas y
toda clase de vejámenes. Teresa en un primer momento fue conducida a la cárcel
de mujeres de calle Amalia, donde permaneció tres meses bajo la custodia de monjas carceleras21,
para posteriormente ser trasladada hasta el cerro de Montjuïc, la montaña maldita. A Claramunt le
esperaba un calabozo ‘malísimo, húmedo, lleno de
ratones y moscas, el jergón tenía muchos piojos y otros insectos repugnantes’22.
El Juicio se
desarrolló a puerta
cerrada entre el 11 y el 15 de diciembre de
1896. A pesar de que se buscaba la ejecución 28 personas, finalmente el
Estado fusiló el 4 de mayo de 1897 a cinco anarquistas: Ascheri, Más, Nogués,
Molas y Alsina. A otros 57 anarquistas se condenó a cadena perpetua, entre
ellos figuró Claramunt como la única mujer23. De este modo lo relató
luego Teresa Claramunt: "Los
oficiales dieron la orden de fuego. Los soldados dispararon contra sus propios
hermanos, desheredados como ellos. En el espacio envuelto entre el humo de las
detonaciones se multiplicaba este grito de las víctimas: ¡Somos Inocentes!
¡Viva la Anarquía! ¡Muera la Inquisición!" 24.
Meses más tarde el Estado,
desprestigiado y presionado por campañas de solidaridad anti-autoritaria,
concedió a muchos de los represaliados en El Proceso de Montjuïc, conmutar las
condenas por el exilio. Algunos fueron a París, otros a Londres, como es el
caso de Teresa Claramunt, quien se detuvo un tiempo en aquella ciudad para
luego trasladarse a Francia, desde donde vuelve a Barcelona en 1898. Desde allí
continuó su incansable actividad como militante anarcosindicalista, agitadora
antiautoritaria y articulista de la prensa ácrata, destacándose como editora
de los periódicos anarquistas El Rebelde y El Productor.
El feminismo en Teresa Claramunt
Para Teresa Claramunt, la profunda desigualdad que
existe entre hombres y mujeres no se debe a causas naturales sino que es
consecuencia de la organización capitalista y patriarcal de la sociedad, en
donde gobierna el machismo, el poder del clero, la propiedad privada, el látigo
del salario y el Estado. Sociedad mercantil donde las mujeres son peor pagadas
que los hombres y muchas veces se ven obligadas a casarse o recluirse en
conventos a cambio de una supuesta protección.
En este orden social jerárquico, la mujer
obrera es doblemente oprimida, tanto por la dominación masculina como por
la opresión del capitalismo. "En el taller se nos explota más que al
hombre, en el hogar doméstico hemos de vivir sometidas al capricho del
tiranuelo del marido, el cual por sólo el hecho de pertenecer al sexo fuerte se
cree con el derecho de convertirse en reyezuelo de la familia" 25.
Teresa Claramunt por momentos puede consentir la idea de que los hombres poseen, en general, mayor fuerza física que las mujeres, sin embargo, ello no es una razón de peso ―o éticamente válida desde la subjetividad anarquista― para admitir la superioridad de los hombres, ya que “en el orden moral la fuerza se mide por el desarrollo intelectual, no por la fuerza de los puños. Siendo así, ¿por qué se ha de continuar llamándonos sexo débil?” 26.
Teresa Claramunt por momentos puede consentir la idea de que los hombres poseen, en general, mayor fuerza física que las mujeres, sin embargo, ello no es una razón de peso ―o éticamente válida desde la subjetividad anarquista― para admitir la superioridad de los hombres, ya que “en el orden moral la fuerza se mide por el desarrollo intelectual, no por la fuerza de los puños. Siendo así, ¿por qué se ha de continuar llamándonos sexo débil?” 26.
En una interesante reflexión acerca de la
organización política general de la sociedad, Teresa Claramunt reconoció que ya
no vivimos una época en que la fuerza muscular individual asegure el poder político.
En el actual estado de cosas, el poder se concentra y distribuye a través de
una compleja red de vínculos burocráticos y legales desde la organización
jerárquica y piramidal del Estado y sus organismos específicos de represión.
Bajo este orden, ―o desorden como diría Piotr Kropotkin― poco importa si los
que dirigen el Estado son físicamente fuertes o se encuentran de escasa
vitalidad. “Si existiéramos en la
época en que la fuerza muscular era signo de poder al cual se sometían los de
débil construcción orgánica, claro está que las mujeres seríamos inferiores ya
que la Naturaleza ha tenido el capricho de someternos a ciertos periodos que
debilitan nuestras fuerzas musculares y hacen que nuestro organismo esté más
propenso a la anemia. Mas hoy, por fortuna, ningún poder, ningún valor se le
reconoce a la fuerza muscular. En el orden político, una mujer endeble, un niño
enfermizo, un neurótico, un tísico o un sifilítico son elevados por la
ignorancia a los más altos sitios del poder para dirigir desde allí la nave del
Estado”27.
Una importante causa de la dominación de la mujer
estriba, según Claramunt, en el absurdo y falso principio de la superioridad
masculina. Sobre dicha falsedad se fortalece la sociedad patriarcal que a su
vez ha facilitado la organización de una sociedad dividida en clases. La
dominación del hombre por sobre la mujer en el ambiente familiar es una
práctica que naturaliza las relaciones de dominación en otros ámbitos de la
sociedad. Una vez el hombre, padre de familia o marido se acostumbra a dominar,
extiende estas prácticas al resto de la sociedad. La familia patriarcal es, por
tanto, un importante factor de disciplinamiento que propicia el desarrollo de
una sociedad injusta y autoritaria. En palabras de Teresa Claramunt, el “falso y perjudicial principio de la
desigualdad ha venido imperando hasta nuestros días, extendiéndose hasta caer
en el vergonzoso extremo de dividirse los hombres en clases y subdividirse
éstas al infinito, por la separación que crea el torpe afán de excederse cada
uno a los demás. Una vez cultivados por los hombres los antagonismos de sexo,
los frutos habían de envenenar su espíritu, haciéndoles despóticos y tiranos
con sus semejantes. Empezaron siéndolo con las mujeres, por ser más fácil, pero
luego el afán de dominar les ha hecho feroces”28.
Para Teresa Claramunt, “la mujer es y ha sido para el hombre un ser incapacitado para todo y,
salvo muy honrosas excepciones, nadie durante tantos siglos la ha defendido de
esa usurpación de facultades. Se la ha considerado como eterno niño”29. Paternalismo como superioridad que a su
vez se extiende a los hijos, entre hermanos e incluso hasta las mascotas del
hogar. “El padre es el primer jefe, ante
él nadie chista, luego sigue la madre con parecidas pretensiones despóticas, y
como el mal ejemplo cunde los niños mayores ejercen de mandones con los más
pequeños, y éstos se desquitan con el perro, el gato y los muebles, cuando no
hay otra cosa. ¿Cuántas veces habremos oído a niños pequeños exclamar con
coraje: ¡Ah! cuando yo sea grande?...Terribles consecuencias del odioso afán de
superioridad”30.
Claramunt piensa que la mujer no debe esperar que
el hombre remedie sus males. Ella misma debe emanciparse a través de la
instrucción y la asociación. No obstante, el hombre debe facilitar la
liberación de la mujer y no relegarla a un oscuro rincón del hogar, estimulando
la participación de las mujeres en las distintas actividades de la vida social.
En una conferencia impartida en el Ateneo Obrero de Sabadell, así cuestionaba a
sus camaradas: “¿No es verdad compañeros
que os gusta hablar de unión y de revolución social? Pues bien, si os gusta voy
a dirigirme a vosotros, y empezaré diciéndoos: ¿Cómo que en este Ateneo sois
más de 300 que os llamáis anárquicos y somos tan pocas las asociadas?, todos
tenéis esposa e hijas o hermanas, pues si sois como os llamáis anárquicos, ¿por
qué no la traéis a nuestra federación?”31.
En Teresa Claramunt leemos avanzadas descripciones
que se acercan bastante a las actuales críticas contra la héteronorma como
bastión de disciplinamiento de la sociedad patriarcal. Héteronorma que se
transmite a las personas desde muy temprana edad a través de la asignación de
roles diferenciados de acuerdo al sexo y género. Observamos así, como en el
temprano feminismo anarquista están, como lúcidamente señala Ana Ortiz32, las bases y expresiones críticas del
feminismo del último tercio del Siglo XX. De este modo lo aborda Teresa
Claramunt:
“A la mujer se la esclaviza
desde la infancia, con pretextos de que a las niñas no les está bien ciertos
juegos, juegos que fortificarían sus músculos, pero los padres preocupados por
una inhumana moral retienen junto a la madre a la niña que sentadita ha de
jugar a mamás con sus muñecas. En el colegio igualmente, la niña recibe una
educación mucho más deficiente que el hombre ya que entre rezos y labores le
hacen emplear todo el tiempo. Cuando ya mujer, continúa presa en las redes del
rutinarismo.
Si ama y no se ha fijado en ella
el objeto de su amor, debe ahogar en su corazón ese juego magno, vida de la
vida. Sólo al hombre le es permitido exponer el estado de su ánimo, sólo al
hombre le es permitido declarar su amor, sólo al hombre le es permitido
solicitar al ser por el cual siente afinidad. ¡Cruel privilegio! ¡Inhumana
desigualdad!”33.
En el discurso feminista de Teresa
Claramunt, la igualdad no significa que todos seamos iguales en el sentido
homogeneizante: "La igualdad que queremos
los anarquistas no es en lo físico, sino en la satisfacción de nuestras
necesidades"34, afirmaba.
Dicha noción, típicamente anarcofeminista, supone la igualdad como una relación
social que se desarrolla en horizontalidad, donde nadie subyuga al otro y en
donde la competencia y la opresión sobre las que se erigen el capitalismo y el
patriarcado, son reemplazadas por relaciones sin dominación libremente
acordadas.
Consideraciones finales
Se
suele decir bastante a la ligera, que el feminismo ha sido un movimiento que
tiene un origen burgués. Entrar en esa discusión de forma integral ameritaría
otro artículo. Sin embargo, a través de Teresa Claramunt podemos observar que
el feminismo obrero y anarquista no solo existió sino que fue un pilar
fundamental en las luchas anarquistas y obreras de fines del Siglo XIX y
principios del XX. El anarcofeminismo se expresó no sin la oposición por parte
del machismo imperante tanto en el movimiento obrero como en las estructuras de
dominación constituidas. A pesar de ello, Teresa Claramunt en conjunto con
mujeres como Soledad Gustavo, su compañera y amiga, lograron cimentar las bases
ideológicas y culturales del anarcofeminismo de la región ibérica, ideas que
pronto llegaron a Sudamérica. De hecho, Teresa Claramunt fue presentada en
Argentina por el periódico anarcocomunista, fundado por Errico Malatesta y
continuado por Fortunato Serantoni, La Questione Sociale38 y
publicada en la región chilena por el diario La Agitación en 190139.
Actualmente
la democracia estatal y el parlamentarismo son presentados a través de los
medios de comunicación hegemónicos como las únicas formas de organización
políticas posibles y deseables, cuando en los hechos estas formas jerárquicas
de organización son funcionales a la dominación del capitalismo y el
patriarcado. La institucionalización de las luchas, que no es más que la
integración de los sujetos políticos al aparataje estatal, ya sea directamente
o por subvenciones, ha provocado una fuerte crisis en los movimientos sociales
anticapitalistas y feministas40. En el contexto de la región
chilena, tal mecanismo de la clase dominante se puede apreciar con nitidez a
través de la integración en los organismos gubernamentales de elementos del
movimiento estudiantil que protagonizaron la revuelta del 2011. Dicha
integración en el aparataje estatal, ha propiciado una fuerte desarticulación y
pérdida de capacidad de movilización de las clases oprimidas y explotadas, y
por ende, el fortalecimiento del capitalismo liberal y la mercantilización de
la existencia.
Recordar
las enseñanzas del feminismo y anarco-sindicalismo de mujeres como Teresa
Claramunt ―ya sea directamente de su obra o a través de su influencia en el
entorno cultural y político de Mujeres Libres y CNT― es fundamental para
adquirir las herramientas teóricas, históricas y prácticas para fortalecer la
resistencia contra toda forma de dominación. Será a través del
anarcosindicalismo, el apoyo mutuo, la organización comunitaria y horizontal
que construiremos las bases para abolir el patriarcado y el capitalismo, y no a través del Estado, el parlamentarismo y el electoralismo
burgués como nos ‘invita’ el estatismo y la clase dominante a través de la
represión y los medios de comunicación. No acabaremos con las jerarquías
creando más jerarquías. No acabaremos con la dominación del patriarcado
fortaleciendo a instituciones como el Estado y los parlamentos, que si bien son
estructuras posteriores a la organización patriarcal de la sociedad, a la vez
nutren y fortalecen el patriarcado consolidando y reproduciendo desigualdades y
opresiones expresadas en el trabajo asalariado, la propiedad privada, la
militarización de los espacios y trayectos, la destrucción del ecosistema, la
mercantilización de las relaciones sociales y el control del cuerpo, y sobre
todo en el control del cuerpo de la mujer como máquina reproductora de vida y
ganancias para la clase dominante. Por todo lo anterior, el feminismo
anarquista se posiciona hoy como un campo amplio de batalla contra los
patriarcados y dominaciones. Es a través de las relaciones anarquistas que
construiremos un mundo libre en igualdad, pero no esa igualdad liberal como
seres igualmente dominados por el Estado y el Capital, tampoco esa igualdad
entendida como seres ‘idénticos’ unos
de otros, sino que como bien sentenció Claramunt, «La igualdad que queremos los
anarquistas no es en lo físico, sino en la satisfacción de nuestras
necesidades».
** * **
(1) Silvia Federici en el Libro Calibán
y la Bruja, desarrolla el concepto de Patriarcado Salarial o también llamado
Patriarcado del salario. Lo explica como
el proceso de exclusión de las mujeres del salario y que a su vez propició más
poder a los hombres sobre las mujeres. La proliferación del trabajo asalariado
generó la falsa idea de que el trabajo doméstico y reproductivo no es un
trabajo, cuando en la práctica es un trabajo fundamental para el desarrollo
económico. Este proceso no solo se expresó en los trabajos asalariados sino que
también en las relaciones monetarias del artesanado, "política, que hacía
imposible que las mujeres tuvieran dinero propio, creó las condiciones
materiales para su sujeción a los hombres y para la apropiación de su trabajo
por parte de los trabajadores varones". (Silvia Federici, El Calibán y la
Bruja)
(2)
Teresa Claramunt, La virgen roja barcelonesa - María Amalia Pradas Baena (Pág. 28) De ahora en adelante: TC, Lvrb, Mapb.
(3)
Teresa Claramunt. Des de l’altra banda de la «perfecta
casada». La dona sotmesa al «tirano de blusa y alpargata» – Laura Vicente
Villanueva https://patagonialibertaria.files.wordpress.com/2015/01/teresa-claramunt191192-263616-1-pb.pdf
(4) TC, Lvrb, Mapb,
Pág. 23.
(5) La asociación de la
muger, Los Desheredados, Sabadell, 1-XI-1884, TC, Lvrb, Mapb, pág. 164
(6) Ibíd.
(7) “La compañera Teresa Claramunt y con admirable
sentido práctico propuso un medio de comunicarse: la enseñanza mutua sin gastos
ni dilaciones, reducidos a que por turnos y en las primeras cuatro horas de la
mañana de cada día festivo pasen las compañeras de cada calle a casa de la que
estando más instruida dirija a las demás, así en labores como en administración
de casa, lectura, escritura, cuentas, etc. Esta valerosa catalana mereció el
aplauso unánime de las compañeras, aprobándose su proposición”. (Ibíd.)
(8) TC, Lvrb, Mapb, Pág. 111
(9) A la mujer –Fraternidad, Gijón, 23-X-1899 (TC, Lvrb, Mapb, Pág. 186)
(10)“Según
informa La Tramontana (20 de marzo de 1896), el estreno de la obra fue una auténtica «fiesta proletaria», y la
representación tuvo lugar con el local rodeado por las fuerzas de la Guardia
Civil; una vez finalizado el acto, desde el Gobierno Civil se determina la
detención de la autora, que no prosperó inicialmente, pero que se produciría
unos meses más tarde al ser detenida en Camprodon por la supuesta implicación
en el atentado de Canvis Nous (Ibíd. Pág. 120)
(11)Programa
y Estatutos de la Alianza de la Democracia Socialista – Mijaíl Bakunin: “Este
texto, muy influenciado por Bakunin y sus compañeros, fue la base de la
creación de la Internacional en España entre 1870 y 1872. De hecho, es casi una
traducción literal del “Programa de la Alianza Internacional de la democracia
Socialista” creada en 1868 (documento traído por Fanelli a España) reproducido
por James Guillaume en el tomo I de “L’Internationale”, pp. 132-133, en 1905” Frank
Mintz https://miguelbakunin.wordpress.com/2008/07/24/programayestatutos/
(12)TC, Lvrb, Mapb (Pág. 47)
(13)Ibíd.
(Pág. 49)
(14)Bombas
patronales – Por Teresa Claramunt (Compilado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 239)
(15)TC,
Lvrb, Mapb (Pág. 49)
(16)Desde
la inquisición al terrorismo - El Rebelde, Barcelona, 14-III-1908 (Compilado TC, Lvrb, Mapb, Pág. 295)
(17) Ejecuciones en Montjuïc – Página de CNT
Puerto Real http://puertoreal.cnt.es/bilbiografias-anarquistas/4667-ejecuciones-en-montjuic.html
(18)Suplemento de la Revista
Blanca,
núm. 56, Madrid, 9-VI-1900 (Compilado en
TC, Lvrb, Mapb, Pág. 131)
(19) Antología
Documental del Anarquismo Español Volumen 1:De la Primera Internacional al
Proceso de Montjuic (1868-1896) III.2 (Pág. 60)
(20)Teresa
Claramunt, La virgen roja barcelonesa - TC, Lvrb, Mapb, Pág. 50)
(21)Las
mujeres anarquistas y la represión de fines del siglo XIX en Barcelona
(1893-1900) Antoni Dalmau i Ribalta
(22)Fragmento
del relato de Teresa Claramunt de su estancia en el castillo de Montjucïc,
recogido en: SEMPAU, Ramón, op. cit., pp. 383-390. (Citado en TC, Lvrb, Mapb,
Pág. 52.
(23) El
resultado de la sentencia en: BO I SINGLA, I., op. cit., pp. 147-150. (Citado
en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 55.
(24)El
Productor, Barcelona, 29-III-1905 (Compilado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 264)
(25)A
la mujer – Por Teresa Claramunt, Fraternidad, Gijón 23-X-1899- Compilado en TC,
Lvrb, Mapb, Pág. 186)
(26)Ibíd.
(27)Ibíd.
(28)La mujer, Consideraciones generales sobre su estado ante
la prerrogativa del hombre – Por Teresa Claramunt. Biblioteca de El Porvenir
del Obrero, S.A., Mahón, 1905 –(compilado en
TC, Lvrb, Mapb, Pág. 199)
(29)Ibíd.
(30)Ibíd.
(31) Conferencia impartida en el Ateneo Obrero de Sabadell. Los
Desheredados, Sabadell, 13-II-1885 (compilado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 166)
(32) Video-conferencia ‘Cátedra de Pensamiento Anarquista:
Anarcofeminismo y Heteropatriarcado’ http://www.portaloaca.com/videos/charlas/9457-video-catedra-de-pensamiento-anarquista-anarcofeminismo-y-heteropatriarcado.html
(33) ‘De la mujer’, por
Teresa Claramunt. Humanidad Libre, Valencia, 8-III-1902 , Compilado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 193)
(34)Teresa Claramunt - Igualdad - El Porvenir del Obrero,
Mahón, 27-III-1906 (Compilado en Ibíd.
Pág. 282)
(35)Revista Blanca. Barcelona, 1. Mayo 1931 (Disponible
Hemeroteca Digital ‘Biblioteca Nacional de España’
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002923086& )
(36)«La Virgen Roja», Por Francisco Madrid, La Noche,
Barcelona, 11-IV-1931. (Citado en TC, Lvrb, Mapb, Pág. 94)
(37)«Teresa Claramunt, o una vida heroica», Por Federica
Montseny, El Luchador, 24- IV-1931. (Citado en C, Lvrb, Mapb, Pág 94)
(38) La Questione Sociale, periódico fundado por
Errico Malatesta, inicialmente en Italia y luego en Argentina por el mismo
Malatesta. Posteriormente será re-editado en Argentina por Fortunato Serantoni.
En sus páginas se señalará en 1894: “De
ahora en adelante la sección castellana de la Questione Sociale habrá por colaboradores los principales
escritores anarquistas de España, entre ellos los compañeros Juan Montseny,
José Prat, Ricardo Mella, Anselmo Lorenzo, y nuestras valientes compañeras
Soledad Gustavo, de Reus, y Teresa Claramunt, de Barcelona”. (La Questione Sociale:
rivista mensile di studi sociali, nro. 6, 15 de diciembre de 1894.) Citado por
Laura Fernández Cordero en «Queremos emanciparos: anarquismo y mujer en Buenos
Aires de fines del XIX» Revista Izquierdas, III, 6 (2010) https://patagonialibertaria.files.wordpress.com/2014/12/queremosemanciparos.pdf
(39)Diario La Agitación. Chile: 1901. Mujeres anarquistas del
1900. Teresa Claramunt: "De molde” https://www.nodo50.org/mujerescreativas/Teresa%20Claramunt.htm
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