Hace unos días,
el 1º de marzo para ser precisos, se cumplieron 83 años de la muerte de Librado
Rivera, quien fuera compañero de vida y lucha de Ricardo Flores Magón y
Praxedis G. Guerrero, militante anarquista, miembro de la Junta Organizadora
del Partido Liberal Mexicano. Incansable luchador social y revolucionario, que
tomó las ideas anarquistas como guía de su andar.
Librado Rivera
nació a mediados de la década de 1860, en un rancho en San Luis Potosí, fue
profesor, periodista y sobre todo revolucionario. Participó en diferentes
periódicos caracterizados por su férrea oposición a la dictadura de Porfirio
Díaz. Se acercó a los “Clubs Liberales” empezando el siglo XX, en los que
participó para poder fundar un órgano que luchara contra la dictadura. En ese
contexto es dónde conoció a Ricardo Flores Magón, quien sería hasta su muerte
su amigo y compañero de batalla.
A partir de ese
momento, la vida y la posición política de Librado, junto con la de Ricardo,
irían dando un vuelco que jamás daría marcha atrás. Después de haber sido
encarcelado en 1902 por su participación en los clubes liberales contrarios a
la dictadura de Díaz, se trasladó a la ciudad de México, donde participó en el
famoso periódico “El hijo del Ahuizote”, que en 1905 desplegara una manta con
la leyenda “¡La Constitución ha muerto!”.
Ante la
persecución que Porfirio Díaz hiciera en contra de ellos, tuvieron que salir al
exilio, en los Estados Unidos, desde donde conformarían la Junta Organizadora,
encargada de empujar la re-fundación del Partido Liberal1, surgiendo así el
Partido Liberal Mexicano en 1906, en un principio, plegado a la herencia liberal
identificada con Benito Juárez pero que pronto iría asumiendo con fuerza las
ideas anarquistas, empujadas por Ricardo Flores Magón, Praxedis G. Guerrero y
Librado Rivera, hasta el punto de tener de “Partido” sólo el nombre, pues este
órgano político terminaría siendo un órgano revolucionario de carácter
anarquista que al tiempo dejaría atrás la idea de “Partido” como un órgano
dirigido a participar en la política y dejaría atrás también la idea de
“Liberalismo” Juarista, para asumirse propiamente un órgano revolucionario de
lucha anarquista, aun cuando mantuvó siempre el nombre “Partido Liberal
Mexicano” (PLM), a lo que hoy se le da el nombre de “Magonismo”.
Haría falta
hacer mención, que el término “Magonismo”, fue un término acuñado por los
gobiernos mexicanos, pre y “revolucionarios”, para descalificar al PLM, y
además fue rechazado por los propios “Magonistas”, por Ricardo Flores Magón y
sus compañeros, que insistían en que no eran Magonistas, porque no siguen
ídolos, en cambio, ellos se identificarían así mismos como Anarquistas. Sin
embargo, a la postre de las décadas, hoy reivindicar el “Magonismo” es una
forma de intentar rescatar las ideas anarquistas del PLM y su historia.
Para 1906 el PLM
ya ejercía influencia en diversas luchas obreras y campesinas, y sus militantes
se relacionaban con los diferentes sectores explotados de México. Las ideas del
PLM y sus militantes fueron participes, de diferentes formas, de las luchas
obreras que fueron apareciendo, entre ellas, las más recordadas son la de los
mineros de Cananea en el estado de Sonora ocurrida en 1906 y la de los obreros
textiles de Río Blanco en Veracruz ocurrida en 1907, que serían el preludió de
las insurrecciones sociales por venir.
La Junta
Organizadora del PLM llamaría a levantamientos armados en contra de la
dictadura de Díaz desde septiembre de 1906, cuando hace público su Programa del
Partido Liberal Mexicano, en el que aún no hay una definición formal
anarquista, sino una serie de proclamas sociales progresistas. Dentro de estos
llamados, es que se dieron los levantamientos obreros en Cananea y Río Blanco,
así como otros más que también fueron suprimidas con brutalidad. El PLM llamó
al pueblo de México a levantarse e insubordinarse en contra del régimen
dictatorial y contaba con alrededor de 50 grupos guerrilleros, algunos
conformados por hasta 300 personas.
Las rebeliones
impulsadas por el PLM fueron aplastadas por medio de la represión dictatorial,
sin que esto implicara que ellos abandonaran sus intentos y llamados constantes
a la rebelión, desde 1906 hasta 1910 y aun posteriormente.
Ante estas
luchas y rebeliones, el Dictador mandó a detener a los miembros de la Junta
Organizadora del PLM, entre ellos, a los hermanos Flores Magón, Librado Rivera
y Antonio Villareal. Después de esto, algunos miembros de la Junta Organizadora
se fueron alejando poco a poco de ésta, por considerar que estaba virando
“peligrosamente” hacia el anarquismo, aunque propiamente el PLM aún no asumía
el anarquismo como su postura ideológica formal, pero sí, varios de sus
miembros tenían una fuerte influencia anarquista.
En 1908 el PLM
continuaría haciendo llamados a levantarse contra la dictadura, que irían
apareciendo, extendiéndose en diferentes puntos del territorio mexicano, desde
el norte, donde el PLM tenía presencia guerrillera, hasta llegar a lugares de
Morelos, Puebla, Tlaxcala y Oaxaca. Ya para este momento, la Junta Organizadora
del PLM estaría dividida entre aquellos influidos por las ideas anarquistas y
aquellos que defendían una postura reformista dentro del PLM, como serían
Antonio Villareal, Manuel Sarabia y posteriormente también Juan Sarabia y Jesús
Flores Magón, quienes para 1911 se posicionan en apoyo a Francisco I. Madero,
lo que implicó el rompimiento definitivo con al PLM, ya que éste y sus grupos
armados (Confederación de Grupos del Ejército Liberal, también conocido como
Ejército Libertario Mexicano) no aceptaron los Tratados de Ciudad Juárez,
firmados en 1911 por Francisco I. Madero, donde se acordaba la renuncia del
Porfirio Díaz, el establecimiento de un gobierno provisional, y el desarme de
los grupos armados revolucionarios para volver a la vida institucional, que
sería restaurada mediante próximas elecciones.
Los grupos del
PLM habían tomado parte de los levantamientos de 1910, principalmente al norte
de México, donde mantenían más influencia y presencia, sin sumarse al llamado
de Francisco I. Madero2, sino continuando con sus propios llamados que desde
1906 venían haciendo para enfrentar al dictador. Con los levantamientos de 1910,
parecería que se mezclaron con las demás fuerzas “revolucionarias”, sin embargo
esto no es del todo cierto. El PLM desde 1906 y hasta 1910 había mantenido
llamados a levantamientos contra dictadura, y en 1910, cuando vino el llamado
Maderista y el levantamiento generalizado contra Díaz, los miembros del PLM
estaban ya desde hace años en combate, pero mantuvieron sus diferencias
políticas e ideológicas con los grupos Maderistas, que desencadenaron en
enfrentamientos entre las fuerzas de Madero y las del PLM, así como el
encarcelamiento por parte del gobierno provisional y del Maderista, en contra
de las fuerzas del PLM.
Para el PLM, ya
en este momento, la idea de Revolución era muy distinta a la idea sostenida por
los grupos políticos que se intentaban apropiar de la rebelión, de lograr sólo
una revolución política. El PLM sostenía que una revolución sólo política,
sería inútil sino había una revolución económica, por lo que su planteamiento
de revolución no se podía ceñir a la renuncia del dictador y a las elecciones,
sino que tendría que ir hacia transformar la vida social en todos los ámbitos,
es decir, sostenían la idea de una revolución social, por lo cual no aceptarían
los Tratados de Ciudad Juárez, firmados por Francisco I. Madero.
Entonces, los
que habían defendido posiciones reformistas dentro de la Junta Organizativa del
PLM, apoyaron a Madero, incluso, pretendieron disputar la influencia de los
anarquistas sobre los núcleos guerrilleros y obreros cercanos o parte del PLM,
organizando una pretendida Junta Reorganizadora del PLM y editaron un
periódico, con el mismo nombre que desde 1900 portara el periódico del PLM:
Regeneración.
Las rebeliones
convocadas y organizadas por el PLM continuaron, desconociendo los Tratados de
Madero, los grupos armados del PLM continuaron sus ataques, entre ellos, la
toma de Baja California a mediados del año 1911, que fue arrasada por las
fuerzas triunfantes de la “revolución” maderista, del gobierno provisional
“revolucionario” y del Ejército de Estados unidos, que se encargaron de sofocar
la rebelión en Baja California, organizada y ejecutada por la Junta
Organizadora del PLM, la Confederación de Grupos del Ejército Liberal3, a la
que se sumaron anarquistas y socialistas norteamericanos, y miembros de la
Industrial Workers of de World (IWW conocidos como Wobblies)4, que proclamaban
ahí donde entraban el Comunismo Libertario.
En septiembre de
1911, la Junta Organizadora del PLM, hizo público su Manifiesto del 23 de
septiembre de 1911, para diferenciarse de otras fuerzas “revolucionarias”,
principalmente de las Maderistas y de sus ex miembros que pretendieron generar
confusión entre las filas del PLM con su Junta Reorganizadora del PLM y su
intento de arrebatar el nombre de “Regeneración” al periódico del PLM.
En este
Manifiesto, el PLM se plasma ya abiertamente y de manera formal la postura
anarquista, específicamente anarco-comunista, llamando a que la revolución no
sea sólo un cambio de poder, sino una revolución social en su totalidad:
política y económica, que venga a romper con el régimen de dominación y
explotación, señalando que su lucha es contra el Estado, el Capital, y contra
el clero, y que su objetivo es construir una vida sin dominación ni
explotación, señalando como su lema “Viva Tierra y Libertad”, lema que también
sería señalado como la esencia de las proclamas de Emiliano Zapata y su
Ejército Libertador del Sur, que combatió durante toda la década de 1910 a los
gobiernos “revolucionarios” que no cumplían la exigencia campesina de
devolverles las tierras que les habían sido despojadas a lo largo de siglos5.
La relación
entre el Ejército Libertador del Sur de Emiliano Zapata, y del Partido Liberal
Mexicano y sus anarquistas, no se ciñe sólo al lema , es obvia la influencia
que las ideas del PLM hicieron sobre el Zapatismo del Ejército Libertador del
Sur, que se conjugan con una herencia del agrarismo insurreccional anarquista
de las últimas décadas del siglo XIX que tuvieron presencia en región en la que
se formaría el Zapatismo. Incluso se ha señalado que Emiliano Zapata invitó a
Ricardo Flores Magón y al PLM a asentarse en territorio Zapatista, y desde ahí
editar Regeneración para distribuirlo a todo el país, proporcionándoles todos
los insumos necesarios para esto, y de diversos encuentros entre enviados de
Zapata y del PLM.
Sin embargo, la
invitación hecha por Zapata fue rechazada por los anarquistas del PLM, no tanto
por que tuvieran antipatía o desconfianza sobre el Zapatismo, como sí la había
respecto a Francisco Villa, pues la lucha zapatista era vista, a diferencia del
“Villismo” del norte, con buenos ojos por los anarquistas, y la caracterizaban
como una lucha honesta de los campesinos, pero ellos sostenían que incluso la
honesta lucha zapatista de carácter agrario, se quedaba corta con su idea de
revolución, que iba más allá que un “simple” reparto agrario (aunque el
zapatismo y su lucha implicaba más que un “simple” reparto agrario), y que su
posición desde el exilio les permitiría establecer relaciones y comunicación,
que les serían imposibles si actuaran desde territorio mexicano, además de la
propia situación de los del PLM, y sus constantes encarcelamientos en Estados
Unidos.
El PLM y sus
grupos armados siguieron en rebelión abierta (como también lo hiciera el
Ejército Libertador del Sur, de Emiliano Zapata) en contra de los gobiernos
“revolucionarios”, hasta 1913-1915 principalmente, enfrentando la persecución y
la represión de estos gobiernos que se proclamaban “revolucionarios”, que
lograron mermar las fuerzas del PLM dentro territorio mexicano, sin que esto
significara el fin de la lucha constante, ahora en contra de los gobiernos que
se habían apoderado de la revolución mexicana, manteniendo actividad,
principalmente en el exilio, en los Estados Unidos, donde también eran
perseguidos constantemente y encarcelados.
Librado Rivera
se mantuvo luchando en todo este proceso, dentro de las filas del PLM, junto a
Ricardo Flores Magón y sus compañeros, fueron perseguidos por el gobierno
norteamericano y encarcelados en diversas ocasiones, ya sea acusados de difamar
al gobierno de Venustiano Carranza como ocurrió en 1916, y que lograron su
libertad, con el apoyo de la campaña emprendida por Emma Goldman y Alexander
Berkman.
Al poco tiempo
de esto, el otro hermano de Ricardo, Enrique, se alejó, como lo hiciera primero
Jesús, del PLM, pero se mantienen firmes Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y
María Brouse y otros compañeros y compañeras, y en 1918, después de publicar en
Regeneración su “Manifiesto a los anarquistas del mundo”, son nuevamente
detenidos, acusados de conspirar contra el gobierno de los Estados Unidos,
sentenciándolos a 20 años de prisión para Ricardo Flores Magón y 15 para
Librado Rivera, internados en cárceles norteamericanas, en donde permanecerían
hasta el asesinato de Ricardo.
A la muerte de
Ricardo, en 1922, en México los trabajadores se negaron a dejar participar al
gobierno mexicano en la organización o el apoyo tanto para el traslado del
cuerpo, como para el funeral del anarquista, y se dan una serie de
movilizaciones encabezadas por trabajadores de la CGT mexicana6 y los obreros
ferrocarrileros para lograr la liberación de Librado Rivera, a estas exigencias
se sumaron incluso la CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana)7,
ex-miembros del PLM, y hasta el gobierno mexicano, ante lo cual, el gobierno
norteaméricano le ofrece liberarlo el indulto, si promete respetar las leyes
norteamericanas y reconoce su culpabilidad, a lo que Librado responde que nunca
se someterá a una ley, ni aceptará un indulto, ni reconocerá su culpabilidad,
porque “mis actos no son de carácter criminal, sino de justicia”.
A pesar de su
rechazo categórico ante el ofrecimiento del gobierno norteamericano, al poco
tiempo de ser asesinado Ricardo Flores Magón, en octubre de 1923, el gobierno
de los Estados Unidos decide comulgar la sentencia de 15 años de prisión, por
la deportación y Librado Rivera fue liberado y expulsado de los Estados Unidos
y conducido a la línea fronteriza con México. Librado rechazó el ofrecimiento
del gobierno mexicano de proporcionarle recursos para su regreso a México, y
Nicolás T. Bernal, antiguo compañero anarquista, consigue fondos para que se
pueda trasladar, por medio del apoyo de los trabajadores mexicanos, llegó a su
natal San Luis Potosí, donde le ofrecieron diputaciones y senadurías que él
rechazó, también le propusieron dotarle de una pensión, y de igual forma la
rechazó.
Rechazó también
entablar relación con antiguos miembros del PLM que participan en el gobierno
“post-revolucionario”, y pronto vuelve a la lucha, señalando a la CROM por sus
relaciones con el gobierno, y apoyando, aunque con cierto distanciamiento, a
los anarcosindicalistas de la CGT, y empuja la creación de grupos anarquistas,
como el “Tierra y Libertad” de San Luis Potosí, dedicado a la propaganda de las
ideas anarquistas entre los campesinos de la región, y emprende actividades
para reclamar la libertad de sus compañeros anarquistas del PLM presos en los
Estados Unidos, y se traslada hacia Tampico, a invitación de compañeros de la
CGT, que tienen una importante influencia en las movilizaciones obreras del
puerto, estableciéndose en Villa Cecilia, y relacionándose con los grupos
anarquistas “Los Iguales” y “Los Hermanos Rojos”, con este último grupo, es con
quien entabló estrecha relación y participación, y asume la edición de
“Sagitario”, el periódico de éste grupo anarquista, desde donde la pluma de
Librado empujara la lucha obrera, la lucha por la libertad de los presos
anarquistas mexicanos en Estados Unidos, así como por la libertad de Nicola
Sacco y Bartoloméo Vanzetti, emprendiendo fuertes críticas en contra del
gobierno mexicano en manos de Plutarco Elías Calles, señalando el papel de la
CROM y su alianza con el gobierno, condenando la persecución en contra de la
Tribu Yaqui, el despojo de tierras, y apoyando los procesos latinoamericanos de
lucha en contra el imperialismo de los Estados Unidos, y sus escritos son
reproducidos por diferentes periódicos anarquistas de México (“Alba” en
Monterrey, “Horizonte” en Aguascalientes, “Nuestra Palabra” y “Verbo Rojo” en
la ciudad de México), artículos, principalmente dirigidos al respecto del
movimiento obrero, la lucha campesina, donde señalaría cómo la supuesta
“revolución” que triunfó en México, no representa, ni quiere, ni puede
representar los intereses de los obreros y los campesinos, siendo una traición
a las aspiraciones revolucionarias que éstos sostuvieron durante la llamada
“Revolución Mexicana” y respecto a la revolución rusa y sobre el marxismo,
donde plasmara la oposición al régimen bolchevique, por no ser una revolución
comunista, e incluso discutiendo sobre porqué rechaza el marxismo.
Entre 1925 y
1927 Librado Rivera impulsara campañas en pos de la liberación de Nicola Sacco
y Bartoloméo Vanzetti, con quien incluso mantuvo correspondencia, donde
Vanzetti hace mención de los anarquistas mexicanos del PLM presos en Texas, de
la memoria de Ricardo Flores Magón, pidiéndole a Librado depositar “a mi nombre
una flor roja en la tumba de nuestro inolvidable Ricardo”. Rivera será parte de
las movilizaciones obreras en solidaridad con Sacco y Vanzetti, empujara la
solidaridad de la CGT mexicana, y de la sección en México de la IWW, a la que
se sumó el Partido Comunista de México.
En abril de
1927, Librado Rivera es encarcelado por órdenes del presidente Calles,
acusándolo de injurias en su contra, a partir de un artículo donde Librado
levanta la voz en contra del exterminio que el gobierno mexicano está llevando
a cabo en contra de la Tribu Yaqui, acusando al gobierno mexicano y al
presidente de ser asesinos, por lo que es sentenciado a 7 meses de prisión, en
Tamaulipas, con el encarcelamiento de Librado, y la persecución en contra del
grupo “Los hermanos rojos”, se hace imposible seguir editando “Sagitario”,
aunque él sigue escribiendo desde la prisión para diferentes periódicos obreros
y anarquistas (Cultura Proletaria y Avante). En noviembre, el gobierno mexicano
le propone otorgarle la libertad condicional, pero la oferta es rechazada por
él, aun así, el gobierno lo excarcelará.
Al ser liberado,
se encuentra con que las oficinas de “Sagitario” fueron invadidas por la
policía y el periódico fue prohibido, y se trasladó a Monterrey, donde se
encargó de la edición del periódico “Avante”, con el apoyo del Sindicato
Metalúrgico, sin embargo pronto comienza la policía a acosarlo, por lo que
regresa a Villa Cecilia, en Tamaulipas, desde donde mantendrá la publicación
del “Avante” hasta 1930.
Es en esta
época, en que las luchas obreras que venían creciendo desde 1920, comienzan a
entrar en crisis, ante la persecución y encarcelamiento que acosa
constantemente a la CGT e incluso a los reductos radicales que sobreviven en la
CROM. Con el asesinato de Álvaro Obregón, Calles hace del movimiento obrero el
chivo expiatorio, especialmente de la CROM, pero este impulso es aprovechado
para reforzar los ataques en contra de los reductos anarcosindicalistas de la
CGT. Librado escribe un artículo sobre la muerte de Obregón, lo que genera una
nueva detención e interrogatorio, por haber acusado a Obregón de ladrón.
Posteriormente, en febrero de 1929, será nuevamente detenido, ahora, acusado
por el presidente Portes Gil, de haber participado en el asesinato de Obregón,
es torturado, y lo intentan matar dentro de las instalaciones militares. Las
oficinas del “Avante” son tomadas por cuerpos gubernamentales, incautan la
imprenta, y los papeles encontrados en su interior, en esta oleada represiva,
también son atacados los grupos anarquistas de Tampico y Villa Cecilia en
Tamaulipas, lo que genera que la CGT denuncie la detención y tortura de Librado
Rivera y amenace con iniciar una huelga general, logrando así su liberación.
La represión en
contra de los anarquistas, y de Librado Rivera continuó, “Avante” continuó
imprimiéndose de manera clandestina, por lo que fue nuevamente detenido Librado
Rivera en junio de 1929, y luego en julio siguiente por elementos militares,
ante lo que se organizaron protestas obreras en Tampico, y movilizaciones por
parte de la CGT, y regresa a Tampico al poco tiempo, no sin que eso implicara
que acabará la persecución en contra de él y de los grupos y periódicos
anarquistas y obreros. Fueron desmanteladas imprentas y periódicos, como el
“Sembrando Ideas” de Baja California o el “Defensa Proletaria” de la ciudad de
México.
El gobierno de
Portes Gil emprende una lucha encarnizada en contra del movimiento obrero, y en
especial en contra de los grupos anarquistas que participan en éste. Comienzan
a idear la regulación legal para reglamentar la lucha obrera, que se
materializara con la Ley Federal del Trabajo, emitida en 1931, que buscaba
eliminar a los grupos radicales y anarquista de la lucha obrera, coartando la
posibilidad de que el anarquismo actuara dentro de los sindicatos, dando fuerza
al llamado Coorporativismo Sindical, anclado al gobierno mexicano, eliminando
la independencia de los sindicatos8.
Durante el corto
gobierno de Ortiz Rubio (1930-1932), Librado mantendrá su labor
propagandística, y la arremetida en contra del movimiento obrero continuara. El
atentado en contra de Ortiz Rubio será aprovechado como pretexto para mantener
la lucha contra los grupos obreros, y en contra de los anarquistas, será
prohibida nuevamente y ahora definitivamente la circulación de “Avante”, cuya
imprenta será destruida, junto con el archivo de la colección de “Regeneración”
y “Revolución”, y Librado será nuevamente detenido en febrero de 1930, y
posteriormente será trasladado por una escolta militar hacia la ciudad de
México, debido a un artículo en contra de Portes Gil, quien en 1929, cuando fue
escrito, era presidente, y que al momento de la detención de Librado, ocupaba
el puesto de Secretario de Gobernación.
La CGT intentará
interceder para lograr la libertad de Rivera y los demás obreros que fueron
trasladados a la ciudad de México, y será liberado más tarde, al no encontrar
en la investigación policial, información que justificara su detención. Librado
seguirá publicando en “Verbo Rojo” y se instalara en casa de su compañero y
amigo Nicolás T. Bernal, en la ciudad de México, en donde trabajara vendiendo
grasa para zapatos, e intentando recuperar la imprenta del “Avante”,
relacionándose con el ambiente sindical en la ciudad de México, dentro de la
CGT, observado como dentro de esta organización sindical, comienzan a
fortalecerse posiciones conciliadoras con el gobierno, reduciendo la influencia
del anarcosindicalismo.
Así, a los casi
67 años de edad, Librado Rivera, en 1931 vuelve a editar un nuevo periódico
anarquista “¡Paso!”, del cual no quedan muchos registros, ni ejemplares completos.
Este último periódico del viejo “Magonero”, al principio estará dedicado a la
difusión de las ideas anarquistas, a la memoria de lo que fue el PLM y de la
obra e ideas de Ricardo Flores Magón, y al poco tiempo, entrara a los debates
dentro de la CGT, apoyando a la sección anarquista que está siendo retraída
dentro de la confederación sindical y difundiendo y apoyando las diferentes
movilizaciones obreras que se daban en diferentes puntos del territorio, sobre
la situación y deportación de los obreros mexicanos de los Estados Unidos,
dando cobertura a los anarquistas de la CGT, y se vuelve “¡Paso!” el órgano del
grupo anarquista “Ideas y Acción”, por lo que en diciembre, el gobierno
mexicano prohíbe, mediante artimañas legales la circulación del periódico, al
retirarle la franquicia postal, evitando así la circulación de su número 9,
ante lo cual Librado Rivera, púbica y distribuye un volante denunciando la
maniobra gubernamental.
Finalmente,
Librado Rivera, el viejo anarquista, compañero de vida y lucha de Ricardo
Flores Magón, y quien se volvió en un verdadero “dolor de cabeza” para los
gobiernos “post-revolucionarios”, viviendo en la ciudad de México, fue
atropellado en febrero de 1932 por un camión de carga, Librado no demanda al
chofer del camión que le atropelló, al ser un trabajador, que tiene familia, y
al que no querría verlo en la cárcel.
En el hospital,
va logrando su recuperación, pero se infecta de Tétanos, lo que le impedirá su
recuperación, llevándolo a la muerte, el 1º de marzo de 1932
El número 10,
último del periódico “¡Paso!”, aparecerá ese mismo mes un encabezado,
anunciando la muerte de Librado Rivera, y dedicándole unas líneas a su vida de
lucha y a su memoria, tituladas “Librado Rivera ha muerto”.
¡Más de cuarenta
años al servicio de la causa por el bienestar social! ¡Más de cuarenta años de
abnegación en bien de los explotados! ¡Toda una vida consagrada al bien de los
demás!
¡Fraterno y
cordial con sus iguales y rebelde e indomable con todos los verdugos! Gobiernos
de México y gobiernos de Estados Unidos lo escarnecieron y encarcelaron, y supo
tener entereza para desafiar peligros y despreciar sobornos.
No titubeó jamás
ni torció su senda. Estuvo a la altura de sus amigos Ricardo Flores Magón y
Praxedis Guerrero.
¡Y que caiga
sobre su tumba una lluvia interminable de flores rojas, como justo homenaje de
la ciencia proletaria!
¡Y que las
falanges de victimados por la explotación y engañados por los prejuicios sigan
su marcha por la ruta que marcó Librado!
*Nota sobre la
muerte de Librado Rivera, ocurrida el 1º de marzo de 1932, aparecida en el
número 10 del periódico “¡Paso!”, en México DF, marzo de 1932.
[1]1
El bando Liberal, hace referencia a la herencia política del bando liberal y
republicano, que a mediados del siglo XIX protagonizó la lucha por imponer en
México una política liberal, política y económicamente hablando. La bandera de
los Liberales Juárista, fue la separación de la Iglesia y el Estado, y su lucha
constante por reducir jurídicamente las propiedades eclesiásticas, además de la
lucha en contra de la imposición del Emperador Maximiliano. Sin embargo,
también el Liberalismo Juarista implicaba la implantación de un liberalismo
económico, es decir, de un capitalismo en forma, acorde a los modelos
emprendidos en Estados Unidos de Norteamerica. El liberalismo reivindicado a
principios del siglo XX por estos “nuevos” liberales, reivindica justamente la
idea de un modelo republicano y las ideas políticas liberales en boga durante
esa época.
2 El llamado de
Francisco I. Madero, esencialmente era: derrocar al dictador, implantar un
gobierno provisional que se encargara de convocar a elecciones para implantar
un gobierno democrático, sin interés en realizar una transformación económica y
social.
3 También era
conocido como “Ejército Libertario Mexicano”.
4 Las IWW era, y
es un órgano sindical, formado en 1905, de apegado al sindicalismo
revolucionario, que en su fundación convergieron socialistas revolucionarios,
anarquistas y sindicalistas revolucionarios, que tiene presencia, especialmente
en los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, aunque también ha contado a lo
largo de su historia con presencia en países de América Latina, incluyendo
México, y otras regiones del mundo. Se ha caracterizado por su apuesta por el
sindicalismo de base y revolucionario, y fue el primero en los Estados Unidos
que impulso la sindicalización de todos los trabajadores: migrantes,
afroaméricanos, mujeres, etc., y negaron la participación política obrera,
apostándole a la acción directa, estipulando como sus formas de la lucha: la
huelga, el sabotaje, la propaganda. Actualmente sigue existiendo y
reivindicando sus postulados originales.
5 El lema del
Partido Liberal Mexicano era “Viva Tierra y Libertad”, mientras que el lema del
Ejército Libertador del Sur, aunque nunca fue formalmente “Tierra y Libertad”,
éste sí se volvió un grito de batalla de los Zapatistas, o la esencia de su
lucha. Digamos, pues, que el “Tierra y Libertad” de los Zapatistas, nunca fue
tal vez un lema formal, pero tal vez si uno informal, que aglutinaba el
espíritu de su lucha.
6 La CGT
(Confederación General de los Trabajadores), fundada en 1921, en la que los
grupos anarquistas tuvieron fuerte influencia, al punto de que llegó a
postularse por el anarcosindicalismo, ligada con la IWW y durante algún tiempo
también con la anarcosindicalista Asociación Internacional de los Trabajadores,
reformulación anarquista de la AIT original, la Internacional. Después de la
victoria de los Constitucionalistas de Carranza, los anarquistas que habían
venido empujando el movimiento obrero, en la Casa del Obrero Mundial, vieron la
necesidad de crear un órgano obrero, plegado a las ideas anarquistas. Aunque la
Casa del Obrero Mundial tuvo mucha influencia de las ideas y los grupos
anarquistas, nunca fue en forma un órgano anarcosindicalista. La CGT surgió
también para poder enfrentar a la CROM de Luis N. Morones y su sindicalismo progubernamental.
7 La CROM, es
una Confederación sindical que surgió en 1918, impulsada por Luis N. Morones,
bajo la idea de crear un sindicalismo plegado al gobierno mexicano. Luis N.
Morones, líder de los obreros electricistas, fue parte de la Casa del Obrero
Mundial, órgano muy influido por las ideas y grupos anarquistas, aunque nunca
se definió como órgano anarcosindicalista.
Desde los
inicios del incipiente movimiento obrero en México, en las décadas de 1860,
éste, estuvo fuertemente influido por el anarquismo, y los anarquistas jugaban
un papel fundamental en las luchas y los procesos organizativos, enfrentándose
siempre a las pretensiones de los gobiernos, desde los liberales y Juaristas,
hasta los “revolucionarios”, de apoderarse del movimiento obrero. Esta
pretensión logró ser frenada, en mayor o menor medida, por los anarquistas que
empujaban un movimiento obrero revolucionario.
Durante las
jornadas revolucionarias de 1910 y en adelante, se fue re-conformando un
movimiento obrero, muy influido por el anarquismo y con una importante
participación de grupos anarquistas en su interior, como lo fue la Casa del
Obrero Mundial. Con la llegada al poder de Venustiano Carranza y sus
Constitucionalistas, esta pretensión continuó, buscando apoderarse de la dirección
de la Casa del Obrero Mundial, y utilizarla en su lucha contra Zapata y Villa.
Para esto, Carranza envió a su delegado, el autodenominado Dr. Atl, un artista
mexicano afín a Carranza y al Constitucionalismo, con la encomienda de formar
un grupo que se apoderara de la Casa del Obrero Mundial, ahí entablo estrecha
relación con Luis N. Morones, quien desde entonces buscó plegar la Casa a los
Constitucionalistas, empujando un sindicalismo progubernamental. Incluso,
Morones y el Dr. Atl, fueron los encargados de constituir los “Batallones
Rojos”, supuestos batallones de la Casa del Obrero Mundial, conformados
principalmente por obreros desempleados reclutados a las afueras de la Casa y
que combatieron en la retaguardia Constitucionalista en contra de los Zapatistas.
Para
contrarrestar la fuerza de los anarquistas en el movimiento obrero, en 1918,
Luis N. Morones, ahora plegado a Álvaro Obregón, impulso la formación de un
nuevo órgano sindical plegado al gobierno: La CROM, que fue, en el México
moderno, el primer experimento de corporativismo sindical plegado al Estado
mexicano, es decir, de lo que hoy conocemos como el charrismo sindical, Luis N.
Morones y su CROM colaboraron con la formulación y aplicación, en 1931 de la
Ley Federal del Trabajo, que tuvo por objetivo impedir que los anarquistas
volvieran al movimiento obrero y posibilitar que el gobierno mantuviera control
sobre los reclamos obreros, sea por medio de los sindicatos, o bien, por medio
de la regulación laboral. De la CROM, en la década de 1930, se escindió un
grupo que junto a grupos marxistas mexicanos formaron después la Confederación
de Trabajadores de México (CTM), la Central Obrera progubernamental que
envolvió al movimiento obrero mexicano en el charrismo sindical.
8 La Ley Federal
del Trabajo, promulgada en 1931, aunque hoy en día es señalada y reivindicada
por diferentes sectores del movimiento social y sindical, como la panacea
laboral que hay que reivindicar y defender, por su “progresismo”, en su tiempo
tuvo una labor política fundamental para reducir las posturas revolucionarias
obreras. Básicamente, aunque esta ley, establece los derechos de los y las
trabajadoras, y muchas de las principales reivindicaciones obreras de ese
tiempo, también impone un modelo sindical y las reglas jurídicas bajo las
cuales los trabajadores podrán emprender luchas laborales. Para empezar, obliga
a los trabajadores a formar sindicatos que tienen, por ley, que contar con el
permiso presidencial de existir, es decir, para que los sindicatos puedan
representar a los trabajadores legalmente, tienen que contar con la “toma de
nota”, dada por el presidente de la república, y sin la cual carecen de figura
jurídica reconocible. Establece como un derecho de los trabajadores, el derecho
a huelga, pero lo constriñe a huelga por reivindicaciones económicas inmediatas
propias de cada centro laboral. Es decir, niega la posibilidad de realizar
huelgas “políticas”, huelgas en solidaridad, o huelgas con motivos que no sean
inmediatamente económicos, relacionados con el trabajo específico: revisión
salarial y condiciones laborales en general. Impone a las Juntas de
Conciliación y Arbitraje (órganos gubernamentales en cargados de revisar los
reclamos de los trabajadores) como la instancia ante la cual se han de dirimir
los conflictos obrero-patronales, imponiendo una intermediación gubernamental,
supuestamente a favor de los trabajadores, que dictara en que momento un
reclamo de los trabajadores e legitimo o no, si las huelgas son legalmente
existentes o no, evitando así que la acción directa, característica del
movimiento obrero revolucionario y anarquista irrumpan. Por medio de esta Ley
Federal del Trabajo, se doméstico al movimiento obrero, se impusieron los
sindicatos “charros” o pro-gubernamentales, se acostumbró al movimiento obrero
a luchar por reivindicaciones económicas puntuales, inmediatas, y se
imposibilitó la acción directa y la acción sindical independiente.
Escrito Por Coyote, fuente : Regeneración Radio
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