La jugada que se efectúa a través de los medios de comunicación es perfecta: reclamamos nosotros mismos lo que ellos desean establecer. No imponen la vigilancia, el control o el castigo, sino que éstos son solicitados y el Poder los concede.
Germinal Rodriguez
Supuestos bachaqueros castigados con trabajos forzados y humillación pública |
El
31 de julio de 2015 en un “confuso incidente” la policía asesinó a
Gustavo Patiñez, joven albañil de 21 años, que como muchos otros días salió
a las calles de San Félix a buscar comida para su niña de 4 meses. La Guardia
Nacional Bolivariana disparó contra el obrero y lo dejó desangrarse a mitad de
la calle bajo la excusa de 'controlar el orden público' alterado por los
saqueos emprendidos por una población acorralada por las políticas económicas
que empresarios y gobierno dirigen contra ella. Ante esto, los órganos de
propaganda estatista inmediatamente distorsionaron la visión de los hechos
titulando el evento como “Un muerto producto de los saqueos”. Días más tarde,
desde el sitio digital “Desde la Plaza”, el señor Ernesto Navarro, periodista
galardonado por el gobierno con el “Premio Nacional de Periodismo Digital
2015”, escribió una nota titulada “A plena luz, un encuentro con la mafia del bachaqueo”, donde en un tono inquisidor se dedica a criminalizar la pobreza, a encumbrar el racismo y atacar a
quienes no tienen otra forma de sustento que el comercio ambulante bachaquero,
sumándose de este modo a la línea comunicacional hegemónica y gubernamental que
justifica y aviva la represión y el terrorismo de Estado.
Para el chavismo criminalizador, los capitalistas son parte del 'sector patriótico privado' y los bachaqueros 'hampa digna de plomo y cárcel'. El enemigo ya no es la pobreza sino los pobres. No son los burgueses, tampoco el imperialismo, sino las clases más desfavorecidas por las políticas extractivistas de las clases dominantes con intereses en la región venezolana. La pretendida crónica de Ernesto Navarro no surge por casualidad ni es un iluminismo en las rutas por las cervecerías del escritor sino que responde a un requerimiento de las políticas represivas del Estado donde el blanco son los más pobres de la sociedad venezolana, “los malandros”, “los negros”, los habitantes de los barrios populares y los inmigrantes –colombiano y pobre es igual a paraco para los organismos comunicacionales dominantes–.
Navarro nos relata que “Atraído por ese movimiento, me pido un café grande, saco un libro y me siento en la mesa de al lado. Los 5 reciben la indicación del jefe y empiezan a manipular sus teléfonos celulares con desesperación”. A partir de ahí, su imaginación de terracita y café orquesta toda una narración que da cuenta de una jerarquización que bajo la legalidad vigente fácilmente puede ser ocupada punitivamente por la magistratura contra las personas que Navarro fotografía y acusa. El mercenario de la pluma relata cómo, según él, se teje “la mafia del bachaqueo”. Con un estilo de narración militar subtitula la nota como “La operación parte 1” y “La operación parte 2”, aumentando de este modo tipográfica y semánticamente la sensación de que se trata de una organización paramilitar mafiosa. ¡La criminología debiese galardonar a Ernesto Navarro por ser capaz, en 10 minutos de terracita y café, de descubrir tal trama delictiva! Para finalizar, el acucioso periodista concluye que el negocio emprendido por los personajes que describe y espía son “10 cajas de aceite”. Premio periodismo 2015 para finalmente descubrir el gran entramado mafioso de ¡10 cajas de aceite! Vaya hazaña de todo un patriota cooperante.
La actual escalada represiva del Estado venezolano es conocida con el nombre de OLP (Operación Liberación del Pueblo). Se ha desarrollado durante las últimas semanas y corresponde a operaciones concertadas del gobierno con la oposición parlamentaria -es decir, más que políticas gubernamentales, responden a políticas de Estado de alianza entre las burguesías representadas en el Gran Polo Patriótico y en la Mesa de Unidad Nacional-. Por esta razón, han tenido nula o escasa repercusión en los mass media que acostumbran a atacar al chavismo dominante en los órganos informativos internacionales afines al golpismo fascista. Prueba de ello es que no se ha difundido por los grandes medios internacionales la masacre de "La Cota 905", en donde en pleno proceso de la operación OLP, 14 personas fueron ejecutadas por el Estado, ni la destrucción de más de 300 viviendas en la carretera Panamericana con el saldo de más de 100 familias sin techo.
El negro, el pobre, el inmigrante y el busca vida, son los nuevos enemigos a combatir por el Socialismo del siglo XXI y el chavismo dominante. Frente a la represión a las clases populares, desde N&A pensamos firmemente que se está con el Estado o con las oprimidas. Con los explotados o con los explotadores, y ante las arremetidas del poder y la criminalización de la pobreza siempre encontrarán nuestro grito de protesta.
Para el chavismo criminalizador, los capitalistas son parte del 'sector patriótico privado' y los bachaqueros 'hampa digna de plomo y cárcel'. El enemigo ya no es la pobreza sino los pobres. No son los burgueses, tampoco el imperialismo, sino las clases más desfavorecidas por las políticas extractivistas de las clases dominantes con intereses en la región venezolana. La pretendida crónica de Ernesto Navarro no surge por casualidad ni es un iluminismo en las rutas por las cervecerías del escritor sino que responde a un requerimiento de las políticas represivas del Estado donde el blanco son los más pobres de la sociedad venezolana, “los malandros”, “los negros”, los habitantes de los barrios populares y los inmigrantes –colombiano y pobre es igual a paraco para los organismos comunicacionales dominantes–.
Navarro nos relata que “Atraído por ese movimiento, me pido un café grande, saco un libro y me siento en la mesa de al lado. Los 5 reciben la indicación del jefe y empiezan a manipular sus teléfonos celulares con desesperación”. A partir de ahí, su imaginación de terracita y café orquesta toda una narración que da cuenta de una jerarquización que bajo la legalidad vigente fácilmente puede ser ocupada punitivamente por la magistratura contra las personas que Navarro fotografía y acusa. El mercenario de la pluma relata cómo, según él, se teje “la mafia del bachaqueo”. Con un estilo de narración militar subtitula la nota como “La operación parte 1” y “La operación parte 2”, aumentando de este modo tipográfica y semánticamente la sensación de que se trata de una organización paramilitar mafiosa. ¡La criminología debiese galardonar a Ernesto Navarro por ser capaz, en 10 minutos de terracita y café, de descubrir tal trama delictiva! Para finalizar, el acucioso periodista concluye que el negocio emprendido por los personajes que describe y espía son “10 cajas de aceite”. Premio periodismo 2015 para finalmente descubrir el gran entramado mafioso de ¡10 cajas de aceite! Vaya hazaña de todo un patriota cooperante.
La actual escalada represiva del Estado venezolano es conocida con el nombre de OLP (Operación Liberación del Pueblo). Se ha desarrollado durante las últimas semanas y corresponde a operaciones concertadas del gobierno con la oposición parlamentaria -es decir, más que políticas gubernamentales, responden a políticas de Estado de alianza entre las burguesías representadas en el Gran Polo Patriótico y en la Mesa de Unidad Nacional-. Por esta razón, han tenido nula o escasa repercusión en los mass media que acostumbran a atacar al chavismo dominante en los órganos informativos internacionales afines al golpismo fascista. Prueba de ello es que no se ha difundido por los grandes medios internacionales la masacre de "La Cota 905", en donde en pleno proceso de la operación OLP, 14 personas fueron ejecutadas por el Estado, ni la destrucción de más de 300 viviendas en la carretera Panamericana con el saldo de más de 100 familias sin techo.
El negro, el pobre, el inmigrante y el busca vida, son los nuevos enemigos a combatir por el Socialismo del siglo XXI y el chavismo dominante. Frente a la represión a las clases populares, desde N&A pensamos firmemente que se está con el Estado o con las oprimidas. Con los explotados o con los explotadores, y ante las arremetidas del poder y la criminalización de la pobreza siempre encontrarán nuestro grito de protesta.
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